Misterio en Rufino
A 25 años del caso Fraticelli: el enigma que aún conmueve a la justicia argentina

La muerte de Natalia Fraticelli, hija del entonces juez de Rufino, sigue siendo un misterio sin resolver. A un cuarto de siglo del hecho, la pregunta persiste: ¿suicidio o asesinato?
El 20 de mayo de 2000, Natalia Fraticelli, de 15 años, fue encontrada muerta en su cama en la ciudad santafesina de Rufino. Tenía una bolsa de nailon en la cabeza y las manos atadas con un pañuelo. Su madre, Graciela Dieser, descubrió el cuerpo y su padre, el juez Carlos Fraticelli, sugirió inicialmente un robo como causa del deceso, alegando la desaparición de dos mil pesos de su estudio. Sin embargo, la escena del crimen no presentaba signos de violencia ni huellas de ingreso forzado, lo que generó dudas en los investigadores.

Desde el inicio, la investigación estuvo marcada por contradicciones. El comisario Jorge Villalba observó que las bolsas encontradas en la escena eran similares a las que el juez utilizaba en su oficina. Además, el médico Hugo Costa, quien llegó al lugar a las 8.45, declaró que le sorprendió que los padres preguntaran si podía tratarse de un suicidio, cuando él ya había constatado la muerte de la joven.
Juicio, condena y absolución
En 2002, Carlos Fraticelli y Graciela Dieser fueron condenados a prisión perpetua por el homicidio agravado de su hija. Sin embargo, en 2006, la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto los absolvió al considerar que no se pudo determinar si se trató de un suicidio o un asesinato. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó esta absolución en 2016, cerrando definitivamente el caso.
Puede interesarte
Tras su liberación, Carlos Fraticelli regresó a Rufino, donde retomó su vida como abogado y docente. Formó una nueva pareja y mantuvo un perfil bajo. Por su parte, Graciela Dieser se suicidó en 2012, dejando cartas en las que expresaba su deseo de reunirse con su hija y su incapacidad para superar la pérdida.
Un caso que marcó a la justicia argentina
El caso Fraticelli dejó una huella profunda en la sociedad y en el sistema judicial argentino. Las irregularidades en la investigación y las dudas sobre la culpabilidad de los padres generaron un debate sobre la presunción de inocencia y la necesidad de una justicia más rigurosa y objetiva. A 25 años del hecho, la muerte de Natalia sigue siendo un enigma que interpela a la justicia y a la sociedad en su conjunto