En Santa Fe ciudad está prohibida
Advierten por severos riesgos de la pirotecnia sobre niños, adultos mayores y las mascotas
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Las personas con espectro autista sufren con los estruendos un dramático padecimiento. En veteranos de guerra, escucharlos puede derivar en recuerdos traumáticos. Crisis emocionales y ataques de pánico, algunas consecuencias.
En la ciudad rige desde 2017 la Ordenanza N° 12.429, sancionada por unanimidad por el Concejo local. Esa norma declaró a la capital provincial como “Territorio libre de Pirotecnia”, y prohibió en todo el ejido urbano la tenencia, fabricación, manipulación, circulación, transporte, comercialización al público en general de todo elemento de pirotecnia o la cohetería.
Se exceptúa de la prohibición a “los particulares e instituciones públicas o privadas en tanto la utilización de los elementos prohibidos por la norma lo fuera en el marco de la organización y realización de espectáculos de fuegos artificiales visuales, previa autorización del municipio; y a las Fuerzas Armadas y de Seguridad en el ejercicio de sus funciones”.
La norma, que está vigente, considera artificio pirotécnico o de cohetería al destinado fundamentalmente a producir combustión o explosión, efectos visibles mecánicos o audibles, incluyendo todos aquellos que se enciendan o que accionen mediante el uso de mecha, combustión o fricción.
Costumbre ahora prohibida
En limpio: dentro de Santa Fe capital, no se puede vender ni tirar pirotecnia, excepto en los dos casos específicos antes referidos. Las sanciones dinerarias son muy elevadas. Además, aquella norma tenía su razón de ser: se vienen las fiestas de fin de año y aún persiste en mucha gente la -ahora prohibida- costumbre de hacer tronar cohetes.
Pero ocurre que esos estruendos pueden generar problemas severos en muchos grupos de personas, como niños y niñas, adultos mayores, personas con espectro autista, animales de compañía (mascotas) e incluso en aquellos veteranos de la Guerra de Malvinas, al oír detonaciones.
Autismo e hipersensibilidad auditiva
“La hipersensibilidad auditiva no es una característica común a todas las personas con autismo, pero es una de las más comunes. Algunos estudios hablan de un 70% de personas con autismo que comparten esta hipersensibilidad”, le explicó a El Litoral Gabriel Piedrabuena, referente de la ONG proteccionista Dignidad Animal (ver más abajo) y una suerte de “militante anti pirotecnia”.
Puede manifestarse como hiperacusia, que es la sensibilidad extrema, fonofobia, miedo a los sonidos o misofonía (odio a ciertos sonidos). “Los niños con autismo se desregulan de tal forma (ante los estruendos) que algunos llegan a perder la capacidad de expresarse verbalmente, y recuperarla les puede demandar varios meses”, advirtió.
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Por otro lado, como los niños con autismo no verbales no pueden expresar con palabras su sufrimiento (ante el ruido de la pirotecnia), “se lastiman, pueden lastimar a quienes intentan contenerlos y pueden, también, salir corriendo de forma desesperada. Padecen un nivel de estrés tal que volver a la normalidad les demanda varios días”, adujo luego.
“Cuando se combinan ruidos fuertes, los olores a pólvora y las luces intensas, el cerebro (particularmente de personas con espectro autista) puede entrar en un estado de bloqueo o desencadenar una crisis emocional como mecanismo de defensa”, añadió Piedrabuena.
Incluso en las campañas más luces, menos ruido que promueve alternativas menos sonoras, se reconoce que las luces brillantes pueden seguir causando malestar, confusión o ansiedad en personas con perfiles sensoriales específicos.
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Infancias, adultos mayores, ciegos
Los niños de entre 5 a 14 años “son el sector poblacional más afectado con la utilización de la pirotecnia. Los niños de esa edad tienen todavía el sistema neurológico, el ocular y el auditivo en desarrollo. Por lo tanto, son los más propensos a sufrir daños permanentes”, explicó.
Asimismo, la hipersensibilidad auditiva es compartida por los adultos mayores “debido a cambios fisiológicos en el oído y el cerebro, lo que puede causarles estrés, ansiedad, fatiga auditiva y problemas cognitivos. En personas con demencia como el Alzheimer, esta sensibilidad se agudiza provocando confusión y miedo”.
Las personas ciegas sufren el estruendo de la pirotecnia de forma similar a otras personas con hipersensibilidad sensorial o autismo, experimentando miedo, ansiedad y trauma por la intensidad abrumadora y la falta de control, ya que el ruido les llega de forma abrupta y dolorosa, desencadenando gritos, crisis y conductas autolesivas, aclaró luego.
Piedrabuena trajo a colación luego a los veteranos de guerra, otro grupo comprometido por la pirotecnia. “Los soldados excombatientes de Malvinas reviven las mismas emociones que sufrieron durante la guerra: tiroteos, bombas, aviones, miedos, gritos, euforia, desesperación, todo en un mismo combo”.
Mascotas y animales silvestres
Los animales de compañía, ante los estruendos de la pirotecnia, “sienten que su vida está amenazada y sufren palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de irrealidad, falta de aire, aturdimiento, pérdida de control de esfínteres, desesperación, miedo a morir”, advirtió.
El referente aludió también a la fauna silvestre.”Las aves muchas veces terminan chocando contra una pared o contra una ventana, porque el ruido y las luces les genera desorientación y la mayoría de éstas, si no no terminan muriendo de esta manera, pierden la ruta para volver a sus nidos donde están sus pichones”.
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Dicho todo esto, es importante recalcar que además de la prohibición vigente, tirar pirotecnia puede generar, en los grupos sociales más comprometidos por hipersensibilidad auditiva y visual -además de enfermedades crónicas-, daños muy severos para su salud.
El comunicado con recomendaciones
Desde Dignidad Animal emitieron un comunicado de prensa con una serie de recomendaciones para cuidar a los animales de compañía ante la inminencia de la pirotecnia.
“Las recomendaciones para proteger a nuestras mascotas consisten en tratar de no transmitirles nuestros nervios a los animales ante el estallido de pirotecnia. Actuar de la forma más natural posible”.
“No recurrir a sedantes dado que se agrava el cuadro de estrés de los animales debido a que no sólo siguen escuchando detonaciones, sino que a partir de la sedación, ya no pueden disponer de sus cuerpos”.
“En la medida de lo posible permitirles elegir el lugar donde estar y si ello no resultase posible, encerrarlos en un galpón, lavadero o cuarto, con un ventilador que airee el ambiente y que con su ruido y el de una radio encendida, atenúe el de la pirotecnia”.
“No agredir ni intentar sacar de los jardines o espacios donde se refugien a aquellos animales que, en situación de calle, intentan esconderse donde pueden. Una vez terminadas las detonaciones y superado el miedo, ellos solos se retirarán hacia los lugares que frecuentan”, cierra el comunicado.

