Nuevas adicciones en auge
Alerta por vapeo y “gas de la risa”: el llamado urgente de Espacio Ariel

El acompañante terapéutico y licenciado en Adicciones, Sergio Appa, analiza el avance del consumo de sustancias en niños, adolescentes y jóvenes. También detalla el trabajo de Espacio Ariel y anticipa la edición de un libro institucional.
Con una mochila cargada de experiencia en territorio y un compromiso sostenido con la salud mental, Sergio Appa recorre desde hace más de una década cada rincón donde lo llamen para hablar de prevención, tanto en el país como en el exterior. Al frente de Espacio Ariel, una organización civil que este año cumple 12 años, supo construir redes de contención en Santa Fe y otras provincias. Pero hoy su tono no es de celebración, sino de advertencia.
“Estamos viendo cómo el consumo de vaper se metió en la infancia. No es solo un problema de adolescentes. Hay chicos de 8 o 9 años vapeando, creyendo que es una moda. Y lo más grave es que muchos padres lo permiten porque no conocen el daño que produce”, alerta Appa, que además de ser acompañante terapéutico, está formado en Adicciones por la Sedronar.
A diferencia del cigarrillo convencional, el vaper no está regulado ni controlado. Los líquidos que se utilizan -con sabores como frutas, caramelos o gaseosas- llegan de diversos lugares, muchos sin rótulo, sin origen claro, y con una composición que puede ser altamente tóxica.

“Estos líquidos contienen metales pesados como plomo, cadmio y níquel. Lo que inhalan los chicos queda alojado en sus pulmones. Tenemos estudios de niños que ya muestran manchas compatibles con estos metales. Y nadie te lo cuenta. Nadie lo advierte desde el marketing de estos productos”, remarca.
El consumo temprano, además, genera una falsa percepción de seguridad. “Los padres creen que es menos dañino que fumar cigarrillos, pero no es así. De hecho, algunos vapers contienen más nicotina que varios cigarrillos juntos”, sostiene Appa.
Por eso, desde Espacio Ariel lanzaron una campaña en redes sociales dirigida especialmente a madres y padres: “Ni el vaper ni el cigarrillo son saludables”, explica.
Tuberculosis y pasta base
Appa también advierte sobre una peligrosa combinación que se expande en sectores vulnerables: el consumo de pasta base a través de cañitos metálicos (conocido en la jerga como “pipiado”) que también contaminan el organismo.
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“Muchos chicos piensan que están fumando crack, pero en realidad lo que están inhalando son residuos químicos ("paco" o pasta base) mezclados con virulana, pastillas molidas y cualquier cosa. Lo hacen con caños de cobre, aluminio o bronce, y eso les deja metales pesados en los pulmones. A eso hay que sumar la tuberculosis, una enfermedad que parecía erradicada y está volviendo con fuerza entre quienes comparten estas pipas”, afirma.
En Buenos Aires ya hay protocolos que obligan a testear a los internados en centros de rehabilitación para descartar tuberculosis. “Nosotros ya encontramos varios casos en el interior. Y lo más preocupante es que muchos no lo saben, porque la enfermedad tarda en dar síntomas. En ese tiempo, se contagia fácilmente por las gotitas de saliva”, agrega.
Óxido nitroso, otra novedad
Entre los hallazgos más recientes se cuenta una droga que sorprende por su formato: el óxido nitroso, un gas utilizado en odontología que ahora es inhalado por jóvenes en fiestas electrónicas.
“Lo hacen a través de globos. Inhalan el gas directamente del globo y el efecto es inmediato: alucinaciones, subidas bruscas de presión arterial, arritmias y hasta paros cardíacos. Ya se detectaron los primeros casos en Buenos Aires y es cuestión de tiempo para que se expanda”, advierte el coordinador de Espacio Ariel sobre el también llamado “gas de la risa”, dado que su consumo genera euforia, sensación de bienestar y risa.

“Muchos padres no entienden por qué sus hijos tienen globos grandes en la mochila. No es para festejar un cumpleaños: es una forma de consumo. Por eso hay que revisar mochilas, charlar, estar presentes”.
Abandono digital: pantallas que aíslan
Appa también pone el foco en cada uno de sus intervenciones en una forma de adicción no química pero igual de peligrosa: la hiperdependencia digital. “Los chicos están con el celular 8 o 9 horas por día. Ya no juegan en la calle, no charlan con sus padres. Viven con ansiedad, con un vacío interno que tratan de llenar con redes sociales o videojuegos”.
Desde Espacio Ariel impulsan la campaña “Más veredas y menos pantallas”, que promueve el juego al aire libre, el deporte, el compartir en comunidad. “Necesitamos recuperar el vínculo. Volver a hablar, a mirarnos a los ojos. Si no, los pibes se crían solos frente a una pantalla”.

“Hoy la salud mental está al límite. Un informe reciente de Alemania, que se compartió en la Sedronar, reveló que el 80% de los jóvenes del mundo preguntan por salud mental en inteligencia artificial. Eso es desesperante. No confían en los adultos, buscan respuestas en una app”, reflexiona Appa, que no duda en señalar que la indiferencia de los mayores ante el uso abusivo de las pantallas por parte de sus hijos, es una “nueva forma de abandono” en la sociedad moderna.
Libro con historia, lucha y esperanza
Como parte de este trabajo constante, Espacio Ariel está por lanzar su primer libro institucional. “Después de años de trabajo, sentimos que era momento de dejar por escrito todo lo que vivimos, lo que aprendimos, lo que pudimos transformar”, cuenta Appa.
“Vamos a hacer un libro dinámico, distinto, con relatos, datos y estrategias de intervención. No es para académicos: es para la gente. Para la mamá que necesita saber qué hacer cuando su hijo consume, para el docente que detecta una señal y no sabe a quién acudir”.
Además, Espacio Ariel trabaja en el registro legal de su marca y lanzó materiales impresos y digitales con códigos QR para facilitar el contacto y la asistencia inmediata.
“Cuando alguien pide ayuda, hay que estar en ese momento. No se le puede decir que vuelva mañana. Porque ese mañana a veces no llega”, dice, con la emoción de quien acompañó cientos de historias, y con la autoridad del que transitó ese mismo calvario y el 25 de octubre próximo celebrará sus 14 años de sobriedad.
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Prevención desde la empatía
Sergio Appa sabe que los recursos siempre son escasos, pero su convicción es firme. “En los últimos tiempos ya no hacemos charlas masivas. Preferimos grupos pequeños, donde podamos escuchar, intervenir, ponernos en el lugar del otro. Eso es prevención real: estar un paso adelante, mirar con atención, actuar con empatía”.
Y cierra con una frase que define su línea de trabajo: “Hoy los chicos no están pidiendo regalos, están reclamando presencia. No se trata de tener todo resuelto, sino de estar. De volver a construir comunidad, desde el amor y el compromiso”.