País estancado
Argentina tiene hoy 12 empresas cada 1.000 habitantes, la misma cantidad que hace treinta años

De acuerdo con un informe de Fundar, el país tiene 554.600 empresas. Entre 2008 y 2011 llegó a haber 15 por cada 1.000 habitantes, mientras que en 2002 solo 10.
Por Gabriel Rossini (El Litoral)
Un informe de la fundación Fundar muestra que Argentina tiene en la actualidad 554.600 empresas formales -unas 12 cada 1.000 habitantes-; de las cuales más del 70 % están ubicadas en Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe; siendo la ciudad de Buenos Aires la que tiene por mucha diferencia la mayor cantidad de empresas por habitante, duplicando a la segunda, que es La Pampa y casi triplicando a la tercera, que es Santa Fe.
Pero lo más relevante del informe es que hoy la densidad empresarial en Argentina es igual que hace 30 años: en 1996 había 11,9 empresas cada 1000 habitantes, una décima menos que hoy, habiendo tocado un mínimo en 2002, con apenas 10,3 empresas y un máximo entre 2008 y 2012 con 15 empresas cada 1.000 habitantes. Desde entonces empezó a caer sostenidamente, lo que está explicado en gran medida por las recesiones económicas de los años 2014, 2016, 2018, 2019, 2020 y 2024.

De acuerdo con el informe difundido por Fundar, que define a las empresas formales como "unidades productivas registradas que emplean al menos a un trabajador asalariado", hasta hoy hubo una destrucción de 59.000 empresas respecto de 2013 cuando se alcanzó el pico de 610.000 empresas en el gobierno de Cristina Kirchner, lo que representa una pérdida del 9% en una década.
El informe muestra también la desigual distribución territorial de las empresas vinculadas con el número de habitantes de cada provincia, ya que las más pobladas (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y CABA) concentran el 72% de las empresas argentinas; mientras que Tierra del Fuego, Formosa, La Rioja o Catamarca, las menos pobladas, son las que tienen menos empresas.

El informe de Fundar vincula, de manera directa, la densidad empresarial con el desarrollo de una determinada región ya que "una alta densidad suele reflejar la presencia de capacidades productivas y está asociada con mayores oportunidades de empleo formal, que es el que permite mejorar los ingresos y la calidad de vida de la población".
En cuanto a densidad empresarial, la Ciudad de Buenos Aires es, por lejos, el distrito con mayor densidad empresarial (43,1 empresas cada 1000 habitantes), seguido por La Pampa (18,7 que se explica por la gran cantidad de establecimientos rurales y la baja población) y casi el triple que Santa Fe (14,6 empresas cada 1.000 habitantes).

Las 10 provincias con menor densidad empresarial son del Norte Grande, siendo las tres posicionadas en último lugar son Formosa, que tiene 4,5 empresas cada 1000 habitantes, casi diez veces menos que la Ciudad de Buenos Aires, Santiago del Estero (5,8) y Jujuy (6,4).
Por otro lado, el informe pone en evidencia la decisiva relación que hay entre el desarrollo económico y el social ya que las provincias con más establecimientos productivos por habitante suelen tener menos hogares con necesidades básicas insatisfechas, por lo que donde hay más empresas suele haber mejores condiciones de vida. "No es casualidad que CABA, La Pampa, Córdoba y Santa Fe estén entre las provincias con mayor desarrollo empresarial y, al mismo tiempo, sean las únicas donde menos del 5% de los hogares tienen NBI. A la inversa, las provincias del Norte Grande combinan bajo desarrollo productivo con los niveles más altos de pobreza estructural del país".
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Finalmente destaca que la "fuerte correlación entre desarrollo empresarial y desarrollo social" producto de un tejido empresarial robusto y diversificado, genera una mayor demanda de mano de obra que incide positivamente en los salarios e incrementa los ingresos fiscales en las regiones, lo que a su vez proporciona más recursos para invertir en infraestructura pública como servicios básicos, transporte, educación, salud y vivienda. "Esa mejora en las condiciones estructurales eleva la calidad de vida de la población y crea un entorno más atractivo para nuevas inversiones" lo que le permite a las regiones "ser más resilientes ante las fluctuaciones de sectores productivos específicos, contribuyendo a una mayor estabilidad económica y social".