Triunfo y punto
Argentina y un partido que sumó poquito
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La selección le ganó 2 a 0 a Angola con goles de Lautaro Martínez y Messi. Fue un partido bastante flojo del equipo de Scaloni, que nos tiene acostumbrados a actuaciones diferentes en cuanto al nivel futbolístico.
Por Enrique Cruz
Siempre se dice que los amistosos sirven, sea cual fuere el rival, el contexto, el resultado. Los técnicos aprovechan, sacan conclusiones, prueban y hasta hacen debutar jugadores. Ocurre que a veces las conclusiones son muy escasas o débiles. Máxime en un equipo como el de Argentina, tan acostumbrado – afortunadamente – a regalarnos actuaciones brillantes desde hace muchísimo tiempo a esta parte, con el campeonato del mundo, las dos Copa América y una Eliminatorias que ganó y jugó de manera notable. Este partido con Angola fue de lo peor que se vio del equipo en estos tiempos de excelencia futbolera y de resultados.
Apenas una bocanada de fútbol en el cierre del primer tiempo, alcanzó para ver un suspiro de Argentina y el gol de Lautaro Martínez, de “caño” al arquero, luego de una buena diagonal del delantero y un pase excelente al vacío de Messi. Fue eso y nada más. Todo lo otro – casi 40 minutos – mostraron a una selección floja, sin variantes, con un fútbol lento y complicaciones para adaptarse a un campo de juego en mal estado.
Angola empezó asumiendo un rol dominante que sorprendió a todos. Argentina modificó el esquema. Fue 4-4-2 para defender, con jugadores que se desdoblaron en las funciones, como por ejemplo fue el caso de Nicolás González, que pasaba de ser un “3” (Tagliafico ubicado en la posición de segundo central al lado del Cuti Romero y Foyth por derecha) a convertirse en un extremo para picar por afuera en varias oportunidades sin ser visto por sus compañeros.
En el mediocampo, lo mejor fue lo de Thiago Almada. En realidad, Almada fue el mejor jugador argentino en ese primer tiempo anodino y apenas discreto. Se ubicó por izquierda, abierto para defender y un poco más cerrado para atacar, ya que la raya pasó a ser propiedad de Nico González. Precisamente, Almada participó de las dos jugadas de gol que tuvo Argentina antes del tanto de Lautaro. En una, combinando con Lautaro Martínez para que éste lo deje solo a Messi y su remate fue desviado por el arquero angoleño.
En la otra, una doble pared con Messi terminó con un remate del “10” por encima del travesaño.
El comienzo de Argentina fue titubeante en defensa, al punto tal que Angola le creó peligro y hasta obligó, por ejemplo, a una gran intervención de Rulli, apenas iniciado el partido, para sacar un remate que se le metía arriba. Descolocado Lo Celso, jugando bien abierto por derecha y no encontrando la forma de hacerse de la pelota y de complementarse con Foyth. Y por adentro, De Paul y MacAllister tuvieron orden y despliegue, pero escaso aporte con la pelota.

Argentina se fue al descanso ganando el partido por la buena jugada entre Messi y Lautaro, con una definición implacable del delantero del Inter que pasó entre las piernas del arquero. Fue en el único momento (los últimos 10 de esa parte inicial) en donde Argentina logró imponer condiciones, frente a un rival inferior pero que se las ingenió para jugarle más de media hora pareja y hasta creándole inconvenientes en defensa.
Ese flojo trabajo de Lo Celso se interrumpió cuando Scaloni lo sacó y mandó a la cancha a Kevin MacAllister, el hermano de Alexis (hacía 15 años que no había dos hermanos en cancha con la camiseta de la selección, desde que se juntaron los Milito), en el cuarto de hora de un segundo tiempo que arrancó favorable a Argentina, tal como finalizó el primer tiempo.
El equipo se reacomodó con Kevin y Tagliafico como laterales y con Almada por derecha y Nicolás González por izquierda, quedando Alexis y De Paul por adentro, con la dupla Messi-Lautaro arriba. Argentina ganaba, pero ahí nomás. Y Angola, cuando se lo proponía, creaba problemas defensivos a una selección que no estaba sólida atrás.

El partido se hizo tedioso para Argentina. Scaloni trató de darle un poco de sorpresa con la entrada de Buendía. Sirvió también como “banco de prueba” para jugadores como él o Kevin MacAllister, pero la realidad es que lo de la selección dejaba mucho que desear, sin sorpresa y evidenciando muchos problemas para darle movilidad al juego, quizás producto del mal estado del campo de juego.
Faltaba en el final el gol de Messi, ese que nunca falta aún en el peor de los escenarios. Lautaro lo habilitó y Leo le pegó en forma cruzada para dejar sin chances al arquero angoleño. Enseguida, llegaron Perrone, Prestiani, Panichelli (otros tres debutantes) y el “Flaco” López, el delantero del Palmeiras, para ingresar en un partido que estaba definido a esa altura, faltando poco más de cinco minutos para el final.
Ganar se ha convertido en una costumbre para este equipo. Ocurre que cuando la victoria llega sin lucidez, tiene sabor a muy poco. Los resultados no importan demasiado, aunque si Argentina perdiese un partido ante una selección de menor nivel como Angola, sería “noticia mundial”. Ganó. Pero lo otro, lo que importa, que es el funcionamiento, no fue para nada bueno. Uno de los partidos más flojos del equipo en los últimos tiempos.
