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Caída industrial y dudas de recuperación: el temor de la UIA por la falta de competitividad
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Según un relevamiento de la UIA, casi la mitad de las empresas redujo personal, ajustó los turnos laborales e implementó suspensiones. Una de cada dos tuvo problemas para pagar salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios públicos o impuestos.
Gabriel Rossini
El Monitor de Desempeño Industrial (Índice MDI), un indicador de expectativas que elabora el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina mostró en octubre una caída de 5,2 puntos porcentuales respecto del mismo mes del año pasado, cuando la economía mostraba algunos signos de recuperación, y también lo hizo 1,3 puntos porcentuales respecto de la última medición de julio de 2025.
Las expectativas de los industriales argentinos están en línea con los niveles de producción que en el mes de octubre presentaron una caída en torno del 2%, lo que ubica a la producción manufacturera 10 puntos por debajo de 2022 y 2023, con sectores que están por debajo del 50% en el uso de la capacidad instalada. La caída del poder adquisitivo de los salarios encabeza las causas de esta debacle productiva.
Los datos que arroja el relevamiento de la UIA sobre expectativas de los industriales describen una situación muy compleja en contraposición a las expresiones de funcionarios del gobierno llenas de "promesas de expansiones futuras y logros inminentes", como el idolatrado Elon Musk, tal como lo hizo el ministro de Economía, Luis Caputo, en una charla que dio en el Alvear Palace donde dijo: “Estoy más optimista que nunca. Creo un 2026 espectacular, pero sobre todo este es un comienzo realmente que va a cambiar la economía por muchas décadas”
En principio, las principales variables muestran resultados inferiores a los de la última medición: el 40,3% de las empresas redujo su nivel de producción frente al promedio del tercer trimestre del año, mientras que un 21,3% lo incrementó. En las ventas internas, el 47,4% reportó bajas (tercer porcentaje máximo de la serie) y sólo el 21,0% subas.
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Por otro lado, el 25,1% de las empresas tuvo una caída de las expectativas mientras que solo el 18,2% las aumentó, en tanto el 21% de las firmas redujo su dotación de personal y el 23,5% afirmó haber ajustado turnos laborales, cifra que creció durante los últimos cinco relevamientos. Además, el 7,7% indicó haber implementado suspensiones ante la baja de producción.
Una de cada dos empresas tuvo dificultades para afrontar al menos uno de los siguientes pagos: salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios públicos e impuestos. Las mayores dificultades se registraron en el pago de impuestos. El 8,2% presentó atrasos en todos los pagos mencionados, el máximo nivel de la serie.
Respecto de las causas de este retroceso productivo, la caída de la demanda interna se ubicó como la principal preocupación para el 41,0% de las empresas, seguida del aumento de costos (19,3%), con el costo laboral e insumos nacionales como principales factores (45,4% y 20,0%, respectivamente).
Finalmente, aún en este contexto de retroceso en todos los índices, las expectativas positivas mejoraron: una mayor proporción de empresas prevé mejoras en su situación económica empresarial (60,4% vs 48,6% en el relevamiento anterior), en su sector de actividad (57,0% vs 46,4%) y a nivel país (68,6% vs 53,1%) producto de “un escenario financiero más calmo tras las elecciones y a la baja de tasas, lo que contribuyó a revertir la tendencia negativa previa”.

