Rufino
Carta de un padre en el Día mundial del Síndrome de Down
Jero es el papá de tres niñas hermosas, una de las cuales nació hace nueve años con Síndrome de Down. En una carta a corazón abierto comparte su parte y nos invita a regresar a lo simple: “Quienes compartimos la vida con ellos cotidianamente, si somos lo suficientemente perceptivos, tenemos muchísimo por aprender.”.
Por Ana Dobal
María Eugenia Facciotti y Jerónimo Granda, son los papás de Guadalupe, Francisca y Jacinta. Tres niñas felices que comparten escuela y hogar junto a un perro, un gato y un patio con pelopincho y cama elástica.
Hasta acá la vida de los Granda Facciotti no posee ninguna particularidad, sin embargo, la llegada de la segunda hija del matrimonio, “La Panchi”, trajo un tintineo especial a sus vidas; una oportunidad de aprender diferente: más y mejor.
La Panchi
Con una personalidad bien definida, curiosidad a montones y las mismas ganas de descubrir el mundo que cualquier niña de su edad, esta campanita de ojos rasgados, pelo claro y una sonrisa irresistible, llegó a este mundo con un cromosoma más.
Panchi tiene hoy nueve años, cursa el tercer grado en el Instituto Nuestra Señora de la Misericordia y nació con el “Síndrome de la sensibilidad”. La observación, la transparencia, la risa contagiosa y el amor incondicional son parte de su esencia sin filtro, y estar prestos a imitarla, puede ser el primer paso para que pronto hablemos de convivencia y ya no de inclusión.
Claro que este par de papás no se diferencian de los demás salvo por la sabiduría que gana día a día, acompañando y transformando su mundo de la mano de Francisca. Jero invitado por Sur 24, enfoca en una carta su mirada en lo sencillo, invitándonos a vivir simple, para aprender más y convivir mejor.
El puño y letra de papá
"Desde la llegada de panchi, hace 9 años, escuche incontables veces frases acerca de que las personas con síndrome de down vienen al mundo a enseñarnos tal o cual cosa. Sinceramente, no creo que vengan a enseñar nada. Ellos vienen simplemente a vivir, a ser.
También creo que quienes compartimos la vida con ellos cotidianamente, si somos lo suficientemente perceptivos, tenemos muchísimo por aprender. Y aquí está la diferencia: no es lo mismo 'querer aprender' a 'que te vengan a enseñar'. No carguemos en ellos nuestras carencias.
Como todos sabemos, aunque pocos llevan a la práctica, la grandeza de las personas se manifiesta en su simpleza. Pero, como dijo el psicólogo Carl Jung, " qué difícil es ser simple''.
En el mundo de Panchi el Sí es Sí y el No es No; lo que le gusta, le gusta de verdad y lo que no le gusta créanme que no le gusta en serio. Pero no se confundan; esto no quiere decir que Panchi viva en extremos, que para ella todo se reduzca a blanco o negro. Tal como en todos nosotros, su vida transita en un desfile de matices.
Lo que sí es cierto es que la cabecita de Panchi no se pierde en laberintos de especulaciones, falsedades ventajeras o hipocresías. Y esto no la vuelve menos compleja, la vuelve más simple. En esos detalles, si contamos con astucia y paciencia, es que podremos aprender de su simpleza, la cual nos acercará a la verdadera grandeza de ser humanos”