Celebración y recuerdos
Con emoción y memoria, se celebró el Día del Periodista en Venado Tuerto

La Artrap homenajeó a Gustavo Brandoni por su trayectoria y recordó a colegas fallecidos. El acto se realizó este sábado en la Escuela N° 496, con una buena participación de hombres y mujeres de prensa, junto a autoridades locales.
En una jornada marcada por la emoción, la memoria y la reivindicación del rol social del periodismo, la Asociación Regional de Trabajadores de Prensa (Artrap) celebró este sábado 7 de junio el Día del Periodista con un acto en la Escuela N° 496 “Mariano Moreno” de Venado Tuerto.
La ceremonia comenzó a las 11 de la mañana y reunió a trabajadores de prensa, autoridades municipales, legisladores, representantes de instituciones y referentes educativos. En su bienvenida, la Artrap, a través de la locutora Renata Rodríguez Alos, evocó el legado de Mariano Moreno y la aparición de La Gazeta de Buenos Aires en 1810, como puntapié inicial del periodismo en el país. También se recordó que la fecha fue instituida en 1938 durante el primer Encuentro Nacional de Periodistas en Córdoba, como un espacio para reflexionar sobre la profesión y sus desafíos.
Homenaje a Mariano Moreno
Uno de los momentos simbólicos fue la colocación de una ofrenda floral en homenaje a Mariano Moreno, fundador de La Gazeta. La misma fue depositada por el intendente Leonel Chiarella y el presidente de la Artrap, Mauro Camillato.

Desde la organización se destacó el respaldo de las autoridades de la Escuela N° 496, la Región VII del Ministerio de Educación de Santa Fe y el Gobierno municipal, que hicieron posible el desarrollo del acto.
Recuerdo a periodistas que ya no están
Con profunda emoción se rindió homenaje a dos trabajadores de prensa que fallecieron en los últimos meses y dejaron una huella imborrable en los medios de la ciudad.
Se recordó a José Vicente “Coqui” Del Basso, destacado comunicador vinculado a LT29, Diario El Alba y FM Nostalgia, quien además tuvo un rol clave en el área comercial de medios locales, especialmente desde el ámbito del automovilismo.
También se evocó la figura de Javier “El Pulpo” Barzola, operador de radio que falleció trágicamente a los 33 años. Su paso por FM Ciudad, Radio Jota y FM 93.5 Radio Rous fue recordado con cariño y admiración. El acto incluyó un minuto de silencio en memoria de ambos.
Reconocimiento a Gustavo Brandoni
Como es tradición, la Artrap entregó un reconocimiento a la trayectoria de un profesional destacado del medio. Este año, el homenaje recayó en Gustavo Brandoni, periodista con más de tres décadas de trabajo ininterrumpido, principalmente en radio.

Brandoni comenzó su carrera en LT2 de Rosario y, tras regresar a Venado Tuerto, fue convocado por Ariel Vergara para conducir A pesar de todo, un programa que lleva más de 30 años al aire, actualmente en la mañana de LT29, junto a Santiago Balagué.
Además de su labor radial, Gustavo ha trabajado en comunicación institucional para el Nodo Regional del Gobierno de Santa Fe y actualmente brinda servicios al Colegio de Arquitectura y Urbanismo Distrito 3.
Santiago Balagué entregó el presente en nombre de sus colegas de la Artrap, mientras que Camila Vercelli lo hizo en representación del Gobierno municipal. Brandoni -acompañado de sus familiares- agradeció con palabras sencillas y emotivas, destacando el valor del oficio y el compromiso con la verdad.
Al tomar la palabra, compartió con humor que fue “el último en enterarse” de la distinción, ya que al comentarlo con colegas y allegados, muchos le respondieron que ya lo sabían. “Como suele pasar, hay ese mito de que el último que se entera es el homenajeado, y esta vez me tocó a mí”, comentó entre risas.
Brandoni admitió que el reconocimiento le generó sensaciones encontradas. “Cuando a uno le dicen que es un homenaje a la trayectoria, lo primero que piensa es ‘¿me están jubilando?’ Hubiera preferido que me lo anunciaran como un premio estímulo”, bromeó. Sin embargo, reconoció que la sorpresa fue muy grata y que lo tomó con mucha emoción, sobre todo por no haberlo esperado.
Durante su discurso, hizo un especial agradecimiento a quienes tomaron la decisión de otorgarle la distinción, y también a su familia, que -según expresó- lo acompañó y lo “aguantó” durante años de horarios difíciles y jornadas intensas de trabajo en la radio y los medios.
Finalmente, dirigió un mensaje a las nuevas generaciones interesadas en el periodismo: “Hoy parece una profesión inestable en un mundo laboral complicado, pero siempre fue así. Desde que empecé, el periodismo fue distinto, emocionante, apasionante, pero también muy difícil para poder concretar los sueños de cada uno”. A pesar de ello, los animó a seguir el camino con entusiasmo: “Es tan lindo, tan convocante para el espíritu, que vale la pena. Ya sea frente a un micrófono, escribiendo líneas o desarrollando contenido web, hacer periodismo es un hecho sublime”.
Y concluyó con una reflexión esperanzadora: “Sigan, háganlo con pasión. Con el tiempo llegará el reconocimiento, primero el personal y, como me sucede hoy, tal vez también el de los demás. Muchas gracias a todos, muy amables”.
Una profesión con desafíos y compromiso
El acto culminó con la lectura de un documento institucional a cargo del periodista Emanuel Fuertes, en el que la Artrap expresó su compromiso con la formación profesional y la defensa de los derechos laborales de quienes ejercen el periodismo en la región.
"Nuestra historia nos remonta a 1810, al nacimiento de La Gaceta de Buenos Aires, el primer diario patrio. Mariano Moreno, un visionario de su tiempo, impulsó su creación con una convicción inquebrantable: "El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes"
Esta frase, que resonó en cada edición de La Gaceta, no era solo un lema; era una declaración de un principio revolucionario, la piedra fundacional de la libertad de expresión en nuestra tierra. Moreno y sus compañeros, imbuidos de las ideas de la Revolución Francesa, entendieron que la ilustración y la difusión de los derechos eran el camino para desterrar la tiranía. Ya en aquel momento, tenían la firme convicción de que el periodismo era una herramienta fundamental para el controlar de las incipientes repúblicas.
Más de 200 años después, otra vez parece necesario recordar la importancia del periodismo y fundamentalmente de la libertad de expresión.
Por eso hoy celebramos, aunque con más preocupación que júbilo, el Día del Periodista. En este 2025 convulsionado, ejercer el periodismo no solo se ha vuelto más difícil: se volvió más riesgoso.
La tensión entre el poder político y el periodismo no es nueva. Sin embargo, la escalada actual en Argentina, marcada por la instigación al “odio” y la deslegitimación sistemática, representa un peligro para la salud de la democracia. Está claro: este no es el primer gobierno elegido democráticamente que sueña con “un país sin periodistas”. Pero ninguno había llegado tan lejos.

De hecho, Artrap surgió sobre los finés de los 90 en otra complicada época para nosotros. Fue en el marco de los constantes ataques del gobierno de Carlos Menem y en el contexto del lamentable crimen del fotoperiodista José Luis Cabezas cuando decidimos juntarnos. Vale recordar que Cabezas fue asesinado por el encargo de un poderoso empresario que se sintió intimidado por una foto.
Vaya si vale el paralelismo con el presente. El último 12 de marzo, otro fotoperiodista, en este caso Pablo Grillo, recibió el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza, disparado por un agente policial durante una protesta en defensa de los jubilados frente al Congreso. Grillo salvó su vida por poco: recién en los primeros días de esta semana fue dado de alta en el nosocomio en el que permanecía internado.
Por supuesto, este no fue el único ataque sufrido por un trabajador de prensa en el presente año, pero sí el más significativo.
A esta violencia directa se le suma otra tan o más preocupante: la violencia simbólica ejercida desde la máxima autoridad del país. El presidente Javier Milei nos llama “la basura más inmunda”, “llorones”, “ensobrados”, “depravados”, “mandriles”, “mentirosos patológicos”. Y no lo hace como un exabrupto ocasional, sino como parte de una estrategia sistemática para deslegitimar el periodismo.
El hostigamiento no termina en los pasillos del poder. Se traslada a las redes sociales, donde operan las milicias digitales del oficialismo: ejércitos de cuentas falsas dedicadas a atacar a periodistas, dirigentes y medios que no se alinean con el relato del gobierno. El patrón se repite: acusaciones sin pruebas, insultos automatizados, intento de disciplinamiento. Una violencia digital que busca lo mismo que la censura tradicional: silenciar.
Esta ofensiva no es aislada ni improvisada. Como bien define Giuliano da Empoli, detrás de estas campañas se esconden “ingenieros del caos”: estrategas que entienden que una fake news, un tuit distorsionado, o una teoría conspirativa, tienen más impacto que cualquier dato verificado. En ese sentido, no estamos discutiendo solamente libertad de expresión. Estamos discutiendo el núcleo mismo de la democracia. Porque, como dijimos muchas veces, sin periodismo no hay democracia.
La preocupación internacional por la libertad de expresión en nuestro país ya no es un secreto. Organismos como la OEA y numerosos países democráticos han expresado su inquietud ante lo que la Relatoría Especial calificó como "un deterioro acelerado del ambiente para el ejercicio de la libertad de expresión en la Argentina".
Y si el periodismo aún sobrevive es porque hay personas -con salarios que apenas alcanzan, con medios precarizados o directamente con monotributo- que siguen buscando la verdad, preguntando lo que incomoda, escribiendo lo que otros quieren ocultar. Periodistas que, en las redacciones, en las radios, en portales digitales, en medios alternativos o en sus propias redes sociales, siguen haciendo lo que este oficio exige: mirar con ojos críticos, hablar con fuentes diversas, investigar con rigor, resistir con honestidad.
Y no estamos solos. El miércoles pasado, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) presentó un estudio que demuestra que la sociedad sigue valorando el periodismo: el 61,9% de los argentinos se informa por medios masivos -canales de noticias, noticieros de TV abierta, diarios y radios-, mientras que solo el 28,6% lo hace principalmente por redes sociales. Y aun dentro de esas redes, la mayoría prioriza las cuentas de medios tradicionales (40,7%) y las de periodistas (25,1%), muy por encima de influencers o políticos. Como lo resumió ADEPA: el periodismo sigue siendo un valor fundamental en la sociedad, al visibilizar problemas y ponerlos en la agenda.
En síntesis: a pesar de que las redes sociales llegaron para erosionar significativamente el monopolio informativo de la prensa tradicional, el periodismo sigue siendo la herramienta fundamental para la construcción del sentido.
Por eso, hoy más que nunca, el Día del Periodista no es una efeméride corporativa. Es un llamado a defender nuestro trabajo. Que, en definitiva, significa defender el derecho de toda la ciudadanía a estar informada, a pensar libremente. La libertad de prensa no es una causa solo de los periodistas: es una causa de toda la sociedad.
Desde Artrap, aquí en el extremo sur santafesino, lo decimos con firmeza: vamos a seguir defendiendo nuestro trabajo. Y convocamos a nuestras autoridades locales, muchas de ellas hoy presentes, a no sumarse al clima de hostilidad hacia la prensa que impulsa el gobierno nacional. Les pedimos, en cambio, que se comprometan activamente con la defensa irrestricta de la libertad de expresión, reconociendo que un periodismo crítico no solo es necesario, sino fundamental para la salud de nuestra democracia. Incluso cuando eso implique convivir con informaciones o críticas que les resulten incómodas.
Por eso cerramos en este Día del Periodista, invitando a ustedes, compañeros trabajadores de prensa, a renovar nuestro compromiso con la verdad, la ética y la valentía. Porque la libertad de prensa no es solo una causa nuestra; es una causa de todos", enfatizó Fuertes en el epílogo.