Recesión
Crisis en el comercio de Rosario: persianas bajas y vidrieras vacías

La falta de ventas, los altos costos y el menor consumo profundizan el cierre de negocios. Las galerías y arterias tradicionales también sienten el golpe y piden medidas para evitar más cierres.
La recesión económica comienza a dejar su huella en el centro de Rosario. Las calles comerciales más transitadas, que históricamente reflejaron el pulso comercial de la ciudad, hoy muestran una postal distinta: la de persianas bajas y vidrieras vacías, evidenciando el impacto de la crisis sobre los comercios minoristas.
En base a una recorrida realizada por Mirador Provincial, se detectó un incremento significativo en la cantidad de locales que cerraron sus puertas durante los últimos meses en arterias clave como Córdoba, San Luis, Rioja y peatonal San Martín. Se trata de una situación visible. Esta tendencia, que se observa tanto en galerías como en locales a la calle, preocupa a comerciantes y autoridades municipales por igual.
Durante un relevamiento reciente, se constató que varias cuadras exhiben carteles de alquiler o venta, y algunos locales permanecen desocupados durante semanas, algo inusual para la dinámica del centro rosarino. Las causas del fenómeno se explican por la caída sostenida de las ventas, los altos costos de mantenimiento y la dificultad para sostener estructuras comerciales en un contexto de menor consumo.
Desde la Municipalidad de Rosario reconocen la gravedad de la situación. Según fuentes del área de Producción, en lo que va del año se duplicó la cantidad de consultas sobre habilitaciones comerciales, pero también creció el número de cierres. La rotación, dicen, es permanente: por cada local que se abre, hay dos que cierran o quedan vacíos.
Al recorrer las principales arterias céntricas, se puede observar el impacto: antiguos locales de ropa, zapaterías, bares y pequeños emprendimientos familiares que fueron parte del paisaje urbano ahora presentan persianas cerradas y letreros que anuncian oportunidades inmobiliarias.
Comerciantes consultados describen una temporada muy difícil, donde la caída del poder adquisitivo y la falta de créditos accesibles complican cualquier intento de recuperación. «Hay días en los que no entra un solo cliente», confiesa Martín, quien administra una tienda en la peatonal Córdoba. “A la noche la calle queda desierta y eso desalienta aún más el movimiento”.
El fenómeno también afecta a las galerías comerciales, tradicionalmente refugio de pequeños emprendedores. Allí, el tránsito de potenciales compradores se redujo notoriamente y muchos locatarios optaron por rescindir contratos antes de tiempo para evitar mayores pérdidas.
Las inmobiliarias del centro, por su parte, reconocen el aumento de consultas para poner en alquiler o venta locales que antes tenían una ocupación constante. “En algunos casos, los dueños prefieren dejar los inmuebles cerrados antes que aceptar alquileres por debajo de los valores históricos”, señalan.
La baja de la actividad impacta también en el empleo. Muchos negocios, al no poder afrontar los costos, redujeron personal o directamente cerraron, sumando preocupación entre los trabajadores del sector. “La incertidumbre es total, nunca vimos tanta cantidad de locales vacíos”, afirma María, empleada de una casa de artículos de regalo.
Desde las entidades que nuclean al comercio local advierten que, si no se produce un repunte del consumo en los próximos meses, la situación podría agravarse y extenderse a otros barrios de la ciudad.
Mientras tanto, las calles del centro ofrecen una postal inusual para quienes caminan a diario por la zona: más vidrieras vacías, menos movimiento y un silencio que empieza a preocupar. El desafío, coinciden comerciantes y autoridades, será encontrar nuevas alternativas que permitan reactivar la actividad y devolverle vida al corazón comercial de Rosario.