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Crisis en Washington: si no hay pacto, EE. UU. entra en paralización
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A contrarreloj, los demócratas no lograron reunir los votos necesarios para aprobar su proyecto de ley provisional de financiamiento y revertir la situación.
Estados Unidos se precipita hacia un cierre de gobierno en las próximas horas, luego de que las negociaciones de última hora entre la Casa Blanca y los líderes demócratas del Congreso no lograran un acuerdo de financiamiento.
Si no hay un entendimiento antes de la medianoche, la parálisis administrativa que comenzaría el miércoles podría desatar una "pesadilla" para millones de estadounidenses, dejando sin sueldo a empleados federales y suspendiendo servicios esenciales, en medio de una feroz pulseada política con la mira puesta en futuros recortes presupuestarios.

¿Qué implica el cierre de Gobierno y quiénes son los afectados?
El "shutdown" se activa cuando el Congreso no aprueba las leyes de gasto necesarias para financiar las operaciones federales. A partir del primer minuto del miércoles, toda actividad administrativa considerada no esencial se paralizaría.
Las ramificaciones son inmediatas y profundas:
Empleados federales: millones de funcionarios dejarían de percibir su salario. Los "esenciales", como controladores aéreos o personal de seguridad, deberán seguir trabajando sin remuneración hasta que se resuelva el presupuesto.
Servicios suspendidos: trámites oficiales, ayudas sociales federales, museos, parques nacionales y diversos edificios gubernamentales cerrarán sus puertas o quedarán en un limbo operativo.
Advertencia de despidos: funcionarios de la administración Trump advirtieron que un cierre prolongado podría usarse para justificar despidos masivos, señalando a las agencias federales que "aprovechen esta oportunidad para considerar la reducción de la fuerza".
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El estancamiento político
La reunión crucial del lunes entre el presidente Donald Trump y los líderes demócratas, incluidos Chuck Schumer (Senado), terminó sin avances, agudizando la tensión.
El oficialismo, por boca del vicepresidente JD Vance, culpó a los demócratas por la falta de acuerdo, afirmando que "no harán lo correcto". Los republicanos buscan una extensión temporal del gasto hasta el 21 de noviembre, lo que consideran una forma de patear el debate y seguir implementando los recortes de gastos iniciados por la administración.
Por su lado, los demócratas, liderados por Schumer, insisten en que solo un financiamiento temporal "no sirve" si no incluye un acuerdo firme para renovar los subsidios de seguro de salud para personas de bajos ingresos, que expiran a fin de año. Acusan a Trump de querer utilizar el cierre como una táctica de intimidación para seguir aplicando la "motosierra" de recortes.

El trasfondo de los recortes, ¿un cierre permanente?
Un sector del Partido Republicano ve el cierre como una oportunidad estratégica para consolidar recortes de gasto. La Oficina de Administración y Presupuesto sugirió aprovechar la situación para hacer permanente el cierre de puestos y programas "no esenciales", en línea con la política de eficiencia gubernamental.
No obstante, los líderes demócratas consideran esta amenaza como una táctica de negociación y están bajo intensa presión de su base para mantenerse firmes, recordando el acuerdo de gastos de seis meses que generó críticas internas en marzo.
Precedentes y el riesgo para Trump
Este no es el primer pulso. El cierre de gobierno más reciente, durante el primer mandato de Trump, duró 35 días, un récord histórico, aunque en aquella ocasión el foco estaba puesto en el financiamiento del muro fronterizo.
Si bien la duración del cierre depende del pulso político, una parálisis prolongada que afecte los viajes aéreos o genere un malhumor social generalizado podría ser perjudicial para la Casa Blanca en un momento en que las encuestas muestran la popularidad del presidente a la baja.
Mientras el reloj avanza hacia la medianoche, el destino de millones de trabajadores federales y la operatividad del Estado más poderoso del mundo pende de un hilo en Washington.
La negativa a ceder de ambas partes subraya que el conflicto va más allá del presupuesto: es una batalla de fondo sobre el tamaño y la función del Estado federal, con consecuencias que se sentirán en todos los rincones de Estados Unidos.