Preocupan la baja cobertura y los discursos “anti”
Del bochorno a la evidencia científica: cara y cruz del debate sobre las vacunas en el Congreso
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En plena reaparición de enfermedades y un rebrote de Covid en una provincia, una diputada nacional organizó un evento que puso en duda la eficacia de la mejor herramienta de prevención.
Por si le faltara una grieta a la Argentina, la Cámara de Diputados de la Nación vivió el jueves una jornada inimaginable hasta hace apenas unos años o meses: en una sala se realizó una suerte de ateneo científico para explicar los supuestos efectos adversos de las vacunas contra Covid-19, justo cuando en los últimos días se registró un rebrote de la enfermedad en la provincia de Formosa.
La actividad fue organizada por Marilú Quiróz (Chaco-PRO), con autorización de la Presidencia de la Cámara, según advirtieron sus pares.
Allí se presentaron informes con sesgo claramente antivacunas y hasta se expuso a una persona a la que, en teoría, se le adherían objetos metálicos, para poner en duda la confiabilidad de las formas de inmunización contra la enfermedad que detuvo al mundo a comienzos de 2020.
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Bajo el título “¿Qué contienen realmente las vacunas?”, la actividad intentó demostrar la vinculación de estos fármacos con distintos síndromes y dar el “puntapié inicial” para modificar la obligatoriedad y “compulsividad” de la vacunación. La misma que logró desterrar enfermedades trágicas o con graves secuelas como la polio.
Enfermedades que reaparecen
No obstante, en otra sala se convocó a un plenario de comisiones para advertir sobre las consecuencias ciertas y demostrables de la caída en la inmunización que registra, por estos días, niveles bajísimos en todas las edades, particularmente en niños y niñas, que se traducen en la reaparición de enfermedades que se daban por erradicadas.
En lo que va del año fallecieron 7 personas por coqueluche o tos convulsa.
Por la reunión de Acción Social y Salud Pública, a cargo de Pablo Yedlin, y de Ciencia, Tecnología e Innovación, liderada por Daniel Gollán, quien en breve concluirá su mandato en la Cámara baja, pasaron ministros, ex ministros, especialistas en inmunización y médicos de reconocida trayectoria para advertir sobre los riesgos que acarrea la baja en la vacunación.
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas que existen.
Diez meses y un seguimiento sobre el trayecto de miles de personas demandó el control de un brote de sarampión que comenzó en CABA y siguió por el conurbano. La enfermedad se previene con vacunas. Foto: Archivo.
Es decir, participaron expertos y expertas que lideran organismos sanitarios de primer nivel en el país y el mundo.
Para tener una idea, fueron de la partida la médica especialista en Infectología pediátrica, Ángela Gentile, quien preside la Comisión Nacional de Inmunología; Roberto Debag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica; Adolfo Rubinstein, ex ministro de Salud de la Nación, y Nicolás Kreplak, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, por mencionar algunos nombres.
El objetivo fue ofrecer “una respuesta institucional a la movida antivacunas en el Congreso”, y dejar en claro que la mayoría de las y los legisladores de todos los partidos políticos “bancan las vacunas”, tal como quedó demostrado en las exposiciones que se escucharon por parte de la oposición y el oficialismo.
De hecho, fue la diputada María Cecilia Ibañez (Córdoba-LLA) quien señaló que “la política nacional es pro-vacunas”.
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Los riesgos
Con el dato reciente de un brote de sarampión en CABA y conurbano bonaerense que fue controlado al cabo de diez meses de arduo trabajo, y la reciente novedad de que la región de las Américas perdió el estatus de libre de esa enfermedad por un brote que no pudo ser controlado en Canadá, la retracción en el cumplimiento del calendario nacional se ve con enorme preocupación.
A esto se suma que, como se dijo, en las últimas semanas volvió a ser noticia la tos convulsa.
Entre los cambios en la nominalización que dispuso el Ministerio de Salud de la Nación, el discurso antivacunas, que pasó de ser marginal a lograr mayor difusión a través de las redes sociales, y la falta de una política pública por parte del gobierno central para realizar campañas de concientización y llegar a las áreas más vulnerables, temas que se pusieron sobre la mesa en el plenario, se podrían encontrar algunas de las razones de este panorama.
“En la reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa), se estableció que si en un año del 100 % de la población se vacunaba el 70 %, al año siguiente iban a comprar el 70 % de las vacunas” advirtió Kreplak, para asegurar que este año hubo problemas en su territorio por la falta de stock de vacunas para Covid, de la Triple Viral llegó un tercio de las programadas, de Fiebre amarilla hay entregas parciales y de Varicela, incumplimiento en el reparto mensual”.
También cuestionó el desmantelamiento del Programa Nacional de Salud Escolar (ProSaMe) que se fue desarticulando hasta desaparecer este año. Algunas provincias dispusieron sostener planes de control sanitario en las escuelas: Santa Fe anunció en los últimos días una medida en ese sentido y la vacunación volverá a las aulas.
Datos, no relato
Gentile, por su parte, explicó que la tarea de la Conain es técnica y no vinculante: “Hace recomendaciones en base a evidencia, no a percepción”, para lo cual se revisan documentos, antecedentes, bibliografía y datos del país para lograr un buen sistema de vigilancia epidemiológica.
Todo esto para consignar que “lo primero que se pondera desde el organismo es la seguridad de la vacuna” para avanzar luego en la “eficacia y efectividad”. En base a esas certezas se pasa a una recomendación para el calendario nacional que en la Argentina está diseñado para todas las edades, desde el nacimiento hasta las personas mayores pasando por niños, adolescentes y embarazadas.
Además de ser gratuitas, “las vacunas del calendario son seguras y fueron avaladas por la Conain y son, en general, las que se utilizan en América Latina y el mundo”.
Por eso, cuando se hacen reuniones que ponen en cuestión esta condición, “se siente impacto sobre la inmunización”, porque “la gente empieza a dudar”.
Para contrarrestar los supuestos está la ciencia: “No hay ninguna vacuna en el calendario que sea más riesgosa que no vacunarse”, cerró la especialista.
Un concepto similar utilizó Rubinstein para advertir que, más allá de la “fatiga pospandémica”, que puede explicar en parte el relajamiento social en la materia, “cualquier opinólogo habla con propiedad como si fuera científico experimentado”.
No obstante, “las vacunas salvan vida y dan vida”, sostuvo Debag, a la vez que evaluó que “no existe en el país una política pública que genere que las poblaciones más vulnerables (mujeres y niños pobres, minorías étnicas, migrantes) sean vacunadas”. “Esto produce un impacto en la mortalidad infantil que venía en descenso y va a estar estancada producto de políticas que no existen estas políticas”.
Por ley
Nora Bär, reconocida periodista especializada en Ciencia; Roberto Etchenique, investigador del Conicet; Rubén Lastra, de la Asociación Argentina de Enfermería y Marisa Aizenberg, especialista en Derecho a la Salud, sumaron sus voces al debate que tuvo como telón de fondo el contenido de una ley votada por unanimidad en el año 2018.
Es la ley 27.491 de control de enfermedades prevenibles por vacunación, que fue reglamentada en 2023 y establece gratuidad de las vacunas y del acceso a los servicios de vacunación, con equidad social para todas las etapas de la vida; obligatoriedad para los habitantes de aplicarse las vacunas; prevalencia de la salud pública por sobre el interés particular y disponibilidad de vacunas y de servicios de vacunación.

