"Una ventana a la historia"
El Centro Numismático de Venado Tuerto se prepara para celebrar sus 20 años
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Juan Carlos Molina, secretario de la institución, detalla el origen del espacio, su patrimonio, las actividades que realizan y cómo sumarse a una comunidad que ya reúne a 70 socios.
El Centro Numismático Venado Tuerto atraviesa un momento de consolidación y crecimiento, con casi dos décadas de vida institucional (comenzó en noviembre del 2006) y una agenda activa que combina investigación histórica, coleccionismo, talleres y asesoramiento al público. Su secretario, Juan Carlos Molina, brindó detalles sobre la identidad del espacio, su historia, el valor del coleccionismo y la importancia cultural de preservar billetes, monedas, medallas y objetos de pago como patrimonio histórico.
Molina definió a la numismática como “una ciencia en sí misma, emparentada con la historia, la geografía y la política”. Su campo de estudio abarca “todos los medios de pago: billetes, monedas, fichas, vales, cheques y cualquier elemento que sirva como instrumento de pago”.
Aseguró que, lejos de ser un hobby aislado, la numismática permite comprender procesos históricos, cambios políticos y transformaciones económicas: “Cada moneda o billete cuenta una historia: quién gobernaba, qué decisiones se tomaban, qué pasaba en el país. Es un reflejo de la época”, explicó.
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El origen
El Centro fue fundado en 2006 por la profesora Mabel Petito Ross, reconocida docente de Historia y Geografía del ex Colegio Nacional 1 (Escuela Nº 446 “Juan Bautista Alberdi”). “Cuando se jubiló, buscó un modo de seguir vinculada a lo que sabía. Convocó públicamente a interesados, y así empezó un grupo pequeño que fue creciendo sin parar”, recordó Molina.
Hoy, la institución tiene una comisión directiva activa, entre 15 y 18 colaboradores permanentes y alrededor de 70 socios, muchos de Venado Tuerto y otros de distintas localidades de la región.
Actualmente, el Centro Numismático se reúne todos los jueves de 20 a 21.30 en el SUM Héroes de Malvinas, en Juan B. Justo casi Sarmiento. Allí se desarrollan encuentros de formación, análisis de piezas, charlas especializadas e intercambio de material numismático.
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En primera persona
Molina relató su propia experiencia al ingresar al grupo: “Yo entré como juntador de monedas. Tenía las piezas en bolsas, frascos… No sabía nada. Y acá aprendí que coleccionar es estudiar, clasificar, entender lo que uno tiene. Cualquiera puede empezar, no hace falta experiencia previa.”
En cada reunión se exhiben piezas nuevas, se revisan colecciones personales y se realizan explicaciones sobre su origen, acuñación y conservación. Además, el Centro cuenta con una biblioteca especializada, con libros y catálogos que se prestan a los socios para su consulta y estudio.
El verdadero valor de una moneda
Uno de los servicios más buscados es la consulta sobre el valor de monedas o billetes antiguos. Molina fue muy claro: “Lo primero es no mirar internet. Internet nos confundió a todos. Hay monedas que aparecen valuadas en millones en redes sociales y no valen más que su valor facial.”
Recordó el caso de las monedas de un peso con el error de “provincias”: “Decían que valían millones. Es mentira. Se acuñaron casi 15 millones de esas monedas. No valen más que un peso.”
Explicó que el valor de una pieza depende de su rareza, su estado de conservación, el año, la cantidad acuñada y la demanda del mercado. “Un patacón de 1881 puede costar un millón y medio de pesos porque es muy difícil de conseguir”, detalló.
También mencionó ejemplos extraordinarios, como el medio argentino de oro, del que se conocen apenas dos ejemplares en el país: “Una moneda así cuesta una fortuna. Si la querés, la pagás, y si no, queda donde está.”
Colecciones, dispersión e intercambios
Cada socio conserva su colección personal, aunque cuando se adquieren medallas o piezas especiales, también se compra un ejemplar para el patrimonio institucional.
El Centro organiza jornadas de intercambio y participa de dispersión de colecciones, tanto locales como nacionales: “Uno puede participar bajo sobre cerrado, enviando su oferta. Es una experiencia apasionante para los coleccionistas”, señaló.
La pasión también se vive en los pequeños gestos cotidianos: “Cuando voy al supermercado, antes de guardar un billete lo miro: si es capicúa, si tiene numeración especial… La gente piensa que chequeo si es falso, pero no, es la costumbre del numismático”, contó entre risas.
Cómo sumarse
Molina invitó a quienes tengan interés en aprender, coleccionar o simplemente consultar el valor de alguna pieza: “No tengan vergüenza de preguntar. Nadie nació sabiendo. Yo hace 44 años que estoy en esto y sigo aprendiendo. Tenemos un grupo unido, con ganas y compromiso”, destacó.

