Orientación vocacional
El desafío de elegir una carrera en tiempos de incertidumbre

La psicopedagoga María Celina Anadón abordó la importancia del autoconocimiento, la obtención de información adecuada y el apoyo familiar, aspectos claves para tomar decisiones bien fundamentadas y en coherencia con los intereses personales.
(Por Fiorella Carrión) - María Celina Anadón se desempeña en todos los niveles del sistema educativo: primario, secundario y terciario. Su rol abarca tareas de docencia, orientación, gestión, asesoría pedagógica y coordinación de una escuela de capacitación laboral parroquial. También es guía scout”.
A lo largo de su experiencia, abordó los interrogantes que enfrentan los estudiantes al elegir una carrera, así como la importancia de contar con una orientación vocacional adecuada. Esto la convierte en una voz autorizada para comprender cómo apoyar a los jóvenes en este momento crucial.
Decidir en un mundo incierto
En este contexto, Anadón señaló que cada vez más jóvenes llegan al final de la secundaria sin una idea clara de qué carrera seguir. Este proceso está influenciado por diversos factores: “Se trata de un momento muy importante donde hay que tomar decisiones en medio de muchos cambios emocionales, presiones sociales y familiares”.
A estos aspectos internos se suman contextos externos que contribuyen a la incertidumbre. Uno de ellos es la creciente y diversa oferta educativa. “Ahora hay mucha oferta educativa, ya sea presencial, virtual, carreras cortas, talleres. Eso también genera incertidumbre: frente a tanta propuesta, ¿qué elijo?”, comentó.
La inestabilidad económica y del mercado laboral también juega un rol determinante. “Hoy por hoy el mercado laboral no está garantizado. Hay carreras nuevas todo el tiempo, se va innovando, y eso hace que la oferta y la demanda sean tan cambiantes que generan más dudas aún”, sostuvo Anadón.
Muchos jóvenes optan por carreras cortas o con rápida salida laboral, lo cual no es en sí negativo, pero puede tener consecuencias: “Esto implica el riesgo de estar realizando algo que no esté vinculado a tus intereses, lo que puede desmotivarte a largo plazo o no darte satisfacción”, indicó la profesional.
La orientación vocacional ayuda a los jóvenes a descubrir sus intereses y fortalezas. Crédito: Manuel Fabatía.
El camino del autoconocimiento
Frente a este panorama, Anadón propone detenerse, observarse y tomarse el tiempo necesario para decidir. “Primero la calma, tranquilizarse, saber que es parte del proceso, que no es algo que se va a descubrir de un día para el otro. Está vinculado con el autoconocimiento”, explicó.
Pensarse a uno mismo, reconocerse en los gustos, las habilidades, las preferencias, es el primer paso hacia una elección consciente.“La base es poder conectarse con los intereses y las potencialidades. Cuando uno va pensándose, eso ayuda muchísimo porque tendemos a pensar siempre en el otro, pero el trabajo de autoconocimiento es fundamental”, remarcó.
El segundo paso es la información. “Asistir a charlas, talleres, conocer universidades o institutos, hablar con estudiantes o profesionales, ayuda a saber realmente de qué se trata cada carrera”, agregó. Según Anadón, el contacto directo con experiencias reales permite ajustar la idea previa que se tiene sobre una profesión. “Muchos jóvenes dicen ‘esto no era como creía’, o al revés, ‘me encantó porque descubrí algo que no sabía’”.
En este punto, destacó el rol de la escuela en este proceso. Desde los primeros años del secundario se trabaja para que el alumno se conozca y explore diferentes modalidades: “En segundo año tienen que elegir la orientación. Aunque parezca temprano, se empieza a trabajar con esa perspectiva, entendiendo que no es una decisión definitiva”.
Mientras que en los últimos años, los alumnos realizan visitas a universidades, charlas vocacionales y prácticas en el ámbito laboral. “Esas experiencias sirven mucho, porque uno aprende recorriendo, conociendo, probando”.
El peso de la familia
El proceso de elección no es individual: las familias también juegan un papel importante. Anadón advierte que el acompañamiento no siempre está presente o se da de la mejor manera. “En las escuelas tenemos padres que acompañan y otras realidades donde el alumno dice: ‘Yo me quiero dedicar a trabajar’. La escuela hace mucho esfuerzo para que los alumnos no solo puedan seguir en lo académico, sino también insertarse en el mundo laboral”.
Los talleres y charlas permiten conocer mejor las opciones educativas disponibles. Crédito: Manuel Fabatía.
Sin embargo, hay casos en los que la elección del joven entra en conflicto con las expectativas familiares. “A veces hay fuertes tradiciones familiares que quieren que el hijo continúe con una carrera o un comercio. Pero el joven puede tener otros intereses”. En esos casos, el diálogo es fundamental: “Lo más importante es hablar, expresar, fundamentar los intereses. Y si no aparece un punto en común, buscar una figura mediadora que ayude a hacer de este proceso lo mejor posible”.
Anadón también se permitió hablar desde su rol de madre: “A mí me pasó. Yo estoy en la educación y pensé que mi hija iba a estudiar algo humanístico, y terminó estudiando nutrición. Nada que ver. Pero uno tiene que permitir eso. Acompañar no siempre es guiar, también es aceptar”.
Equivocarse también es aprender
Uno de los principales temores de los jóvenes es equivocarse. La especialista relativizó ese miedo: “Si empezaste una carrera y no era lo tuyo, no hay problema en volver a pensar y comenzar de nuevo. Hoy tenemos muchas ofertas educativas que permiten eso”.
La clave está en no elegir bajo presión o desinformación. “Uno de los errores más comunes es estudiar porque es una carrera que está de moda, o porque es corta. También elegir sin saber de qué trata realmente la carrera, o pensando solo en la estabilidad económica”. Lo importante para la profesional es conectar la elección con la identidad: “Cuando uno elige algo que no le gusta, es muy difícil prosperar en esa carrera”, remarcó.
La vocación se construye
Lejos de creer que la vocación es algo dado o inmediato, Anadón aseveró que se va descubriendo con el tiempo. “Puede pasar que empieces a estudiar una carrera y en el camino te des cuenta de que no es lo tuyo, y cambies. Eso también es parte del proceso”.
María Celina Anadón acompaña a los estudiantes brindando apoyo en cada etapa educativa.
Desde su rol de docente en nivel terciario, lo ve a diario: “Tengo alumnas que me dicen: ‘Esta no es mi primera carrera; estudié cuatro años otra cosa y me cambié a esto’. Y están recontentas de haber iniciado otro camino distinto”, comentó.
La especialista cerró la entrevista con un mensaje de aliento para quienes aún no saben por dónde empezar: “Les diría que no se preocupen, que se tomen el tiempo para pensarlo, que busquen ayuda. No es algo que se descubre de un día para otro. Es un proceso”.
Y recordó que esta decisión va más allá del futuro laboral: “Cuando estamos eligiendo, no solo apostamos a lo académico, estamos decidiendo nuestro proyecto de vida. Es ver qué vas a dejar en el mundo, cuál va a ser tu impronta, tu aporte. Todos tenemos una misión y algo valioso que aportar”.
La formación permanente
María Celina Anadón comenzó su recorrido profesional como psicopedagoga, pero su vocación la llevó mucho más lejos. “El mundo educativo me fue atrapando”, relató. Su experiencia profesional se fue enriqueciendo con nuevos estudios y desafíos. Comenzó su formación con el profesorado en Ciencias de la Educación, carrera que la apasionó, y luego continuó con la licenciatura en Gestión Educativa. Actualmente, se encuentra cursando una maestría en Educación.
El camino recorrido refleja su fuerte compromiso con la formación permanente. “Todo profesional que trabaja en educación tiene que ir perfeccionándose y capacitándose. Hay nuevas realidades, nuevos aprendizajes y nuevas ofertas educativas. Uno tiene que estar preparado para esos desafíos que nos encontramos hoy”, aseguró.