En Brasilia
El estado de salud de Bolsonaro tras sufrir una fuerte descompensación
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El exmandatario de Brasil y líder ultraderechista, condenado a 27 años de prisión por intento de golpe de Estado, fue hospitalizado tras sufrir vómitos, hipo y baja presión. Su familia pidió oraciones.
Jair Bolsonaro, condenado la semana pasada por intento de golpe de Estado, fue internado de urgencia este martes en Brasilia. El expresidente brasileño salió de su casa, donde cumple prisión domiciliaria, y fue trasladado al hospital DF Star bajo custodia policial tras una fuerte descompensación.
Su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro, confirmó que presentó “una crisis de hipo, vómito y presión baja”, lo que obligó a llevarlo de inmediato a un centro médico. “Se trataba de una emergencia”, afirmó en sus redes sociales.
Bolsonaro, de 70 años, permanece bajo prisión preventiva desde agosto. Cumple arresto domiciliario en su residencia en la capital brasileña, custodiado por agentes de seguridad penitenciaria.
Custodia en el hospital
El traslado al hospital DF Star se realizó con autorización excepcional, ya que el reglamento prevé que, en casos de urgencia médica, el acusado puede dejar su domicilio. Sin embargo, la defensa de Bolsonaro deberá presentar un informe ante el juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, quien llevó adelante el proceso judicial por el intento de golpe de Estado.
“Acudió al DF Star acompañado de agentes penitenciarios que custodiaban su domicilio en Brasilia, pues se trataba de una emergencia. Pido las oraciones de todos para que no sea nada grave”, expresó Flávio.
Piden oraciones en redes sociales tras la internación de su padre en Brasilia.
El médico personal de Bolsonaro, Cláudio Birolini, señaló que el expresidente fue sometido a estudios clínicos y pruebas complementarias. “En cuanto tengamos una definición clara de su estado, actualizaremos la información”, detalló en un comunicado.
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Un historial médico complejo
Bolsonaro ya había estado en ese mismo hospital dos días antes por una cirugía menor programada. En ese procedimiento se le extirparon lesiones cutáneas para descartar tratamientos adicionales. Allí también se le detectó anemia y neumonía residual.
El exmandatario carga con secuelas desde el atentado que sufrió en 2018, durante la campaña electoral, cuando fue apuñalado en un acto público. Aquella herida le dejó problemas abdominales y lo sometió a múltiples cirugías en los últimos años.
“Es un hombre de 70 años que ha sido sometido a varias operaciones y que se encuentra frágil. Esta situación afecta su estado general”, señaló Birolini.
En el entorno familiar también crece la preocupación. Su hijo Carlos Bolsonaro advirtió a fines de agosto: “Está delgado, no tiene apetito y padece constantes crisis de hipo y vómitos”.
El expresidente enfrenta una condena de 27 años por intento de golpe de Estado. Foto: Reuter
La condena judicial y su impacto
El episodio de salud se da en medio de un contexto judicial histórico. La semana pasada, Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión por liderar un intento de golpe de Estado en 2022, tras haber perdido las elecciones frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
El Supremo Tribunal Federal lo halló culpable de encabezar una organización criminal con fines políticos y de incitar la subversión. La sentencia alcanzó también a siete de sus colaboradores más cercanos.
La defensa de Bolsonaro planea apelar el fallo, aunque según la prensa brasileña ya estaba en carpeta solicitar que la pena se cumpla en arresto domiciliario por razones de salud. Sus recurrentes problemas médicos podrían convertirse en un eje central de ese pedido.
Escenario político abierto
En el plano político, la hospitalización del exmandatario profundiza la incertidumbre sobre el futuro de la derecha brasileña. Analistas sostienen que su liderazgo, aunque debilitado, todavía tiene influencia en sectores radicalizados.
Un allegado citado por Folha de São Paulo señaló que “sería un riesgo mortal” enviar a Bolsonaro a una cárcel común como Papuda, y que esta opción sería “políticamente inconveniente para todos los actores”.
Mientras tanto, el presidente Lula sigue en funciones, con un oficialismo que mira de cerca la evolución de los acontecimientos judiciales y médicos de su principal opositor.
La situación de Bolsonaro combina dos planos inseparables: la fragilidad de su salud y la tensión institucional que genera su condena. En ambos frentes, las próximas horas serán decisivas.