Una serie que abre el debate
El Eternauta, según la mirada del historietista venadense Lucas Alarcón

El especialista analizó el fenómeno que reavivó la producción de Netflix, basada en el clásico de Oesterheld.
El resurgir de El Eternauta como fenómeno popular a raíz de su adaptación audiovisual en Netflix generó múltiples reacciones: entusiasmo, polémica, redescubrimiento y debate. Para Lucas Alarcón, escritor, periodista, guionista e historietista nacido en Venado Tuerto y radicado desde hace años en Mar del Plata, esta revitalización es un hecho cultural significativo. “A nivel personal me resulta placentero que se vuelva a hablar de obras que van más allá del entretenimiento. El Eternauta interpela, como lo hizo en los años ‘50, desde una mirada política, cultural y nacional”, afirma.
En esa década, las historietas eran el medio más masivo en Argentina. La televisión recién nacía y las publicaciones gráficas llegaban con facilidad a hogares de clase media y trabajadora. “La historieta era barata, accesible y leída por todos. Y El Eternauta fue disruptiva. Oesterheld rompió con la ciencia ficción clásica, esa de invasores marcianos y superhéroes extranjeros, y escribió una historia con escenarios reconocibles: Buenos Aires, la General Paz, la cancha de River. Eso generó una identificación inmediata con los lectores”, explica Alarcón.
Hoy, esa misma sensación de cercanía vuelve a instalarse gracias a la serie. “Muchos que vieron la serie sintieron lo mismo: reconocieron lugares, esquinas, monumentos. Eso no es menor. No es lo mismo situar una invasión extraterrestre en Chicago que en Villa Urquiza”, dice, y lo ejemplifica con un dato revelador: “En la última Feria del Libro fue uno de los títulos más buscados. Y eso que El Eternauta nunca dejó de venderse. En España, Francia y Estados Unidos se editan versiones de lujo cada dos o tres años”.

Adaptar no es traicionar
Las diferencias entre la historieta original y la serie despertaron debates encendidos. Hay quienes cuestionan las libertades tomadas por los realizadores, pero Alarcón relativiza las críticas: “Siempre que hay una adaptación de un lenguaje a otro hay cambios. Es inevitable. Una historieta no tiene sonido, no tiene movimiento, y una serie sí. Además, tenés decisiones artísticas, técnicas y de ritmo narrativo que dependen del formato. Son seis capítulos, no una película ni una temporada de 20 episodios”.
La incorporación de Ricardo Darín como protagonista también es un aspecto a tener en cuenta: "No es casual. Se buscó darle alcance internacional, hacerlo más masivo. Y para eso necesitás una figura reconocible. Pero además, se le dio a su personaje, Juan Salvo, una profundidad emocional distinta: es un excombatiente de Malvinas. Eso no estaba en la historieta, pero funciona muy bien en el contexto actual”, señala.
Esa dimensión psicológica, para Alarcón, es uno de los puntos altos de la serie: “Hoy el público demanda personajes complejos, con historia, con matices. En los años 50, los personajes eran más planos por una cuestión de época. Ahora necesitás que el espectador se involucre, que sufra con ellos, que los siga. Y eso se logra cuando hay humanidad, contradicción, emociones verdaderas”.
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Una obra que nunca fue neutral
A lo largo de su historia editorial, El Eternauta fue objeto de múltiples lecturas. Algunas enfatizaron su carácter político, otras buscaron “desideologizarla”. Para Alarcón, no hay forma de separar el contenido de su contexto. “Aunque se intente despolitizar, la obra tiene una mirada del mundo. En la serie también hay guiños que lo dejan claro: el llavero de Argentina campeón en 2022, los recortes de diarios, los autos de industria nacional. Todo eso habla de un país, de una época, de una identidad”.
Y destaca una de las frases más repetidas de la adaptación: “Lo viejo funciona”. Una sentencia que, para él, encierra una revalorización de tecnologías, saberes e industrias que supieron ser parte del tejido social argentino. “No es panfletario, pero hay una ética y una estética claras: la historia propone un héroe colectivo. Nadie se salva solo. Esa idea es profundamente política”.

Un universo por explorar
La primera temporada cubre apenas una parte de la historieta original. “Adaptaron unas 150 páginas de una obra que tiene más del triple. Y eso sin contar El Eternauta II y El Eternauta III, que Oesterheld escribió incluso mientras estaba perseguido por la dictadura. Hay muchísimo para contar. Ya está anunciada una segunda temporada y ojalá no tarden demasiado en concretarla”, comenta Alarcón.
La producción audiovisual demandó años y representó una gran apuesta. “Por suerte salió bien. Netflix logró un éxito global. Es una oportunidad única para seguir profundizando en este universo narrativo y llevarlo a nuevas audiencias”.
Una recomendación sin reservas
¿Vale la pena ver la serie? Para Lucas Alarcón, sin dudas: “La recomiendo totalmente. Como entretenimiento y como disparador de conversaciones. Hay cosas que me gustaron y otras no tanto, pero lo importante es que hoy se está hablando de El Eternauta en la radio, en la escuela, en la oficina. Ese es el mayor triunfo”.

Y concluye con una invitación: “Lean la historieta. Si tienen la posibilidad de sentarse un rato con El Eternauta, háganlo. Es una experiencia inolvidable. Yo la leí de adolescente, y todavía me acuerdo de ese impacto. Te atrapa. Te cambia”.