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El respaldo social al gobierno se reactiva con la llegada del “blindaje” norteamericano
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El Índice de la Universidad Torcuato Di Tella subió 17,5% y llegó a 2,47 puntos, en un mes atravesado por el anuncio del acuerdo financiero con Estados Unidos. La mejora se registró en los cinco componentes del indicador y en casi todos los segmentos sociales, aunque persisten brechas por edad, zona y nivel educativo.
Mauro L. Muñoz
El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de noviembre, publicado por la Universidad Torcuato Di Tella, mostró un salto del 17,5% respecto de octubre, que elevó el indicador a 2,47 puntos, el mejor registro desde febrero para la administración de Javier Milei.
La mejora se produjo en el período en que la Casa Rosada tejía el acuerdo económico con Estados Unidos. El trabajo de campo se realizó entre el 3 y el 13 de noviembre, es decir, en los días en que el “blindaje” norteamericano dominaba la conversación pública, los mercados reaccionaban en alza y el oficialismo intentaba retomar iniciativa política.
En octubre, el ICG había captado la mejora del humor social antes de las elecciones legislativas; ahora volvió a registrar un clima optimista en el tramo en que el gobierno libertario exhibía el alineamiento públicamente. Si bien no lo atribuye, la medición deja la sensación de “respaldo externo” y de alivio financiero pareció repercutir, al menos en parte, en la percepción pública.
El dato se suma a un comportamiento que el índice viene mostrando desde hace varios meses; pero esta vez, la suba de noviembre fue generalizada en todas las dimensiones relevadas: capacidad, honestidad, eficiencia, evaluación del gobierno e interés general. Todo en simultáneo, algo poco frecuente en la serie histórica.
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El nivel más alto desde febrero
Según el informe oficial de la Escuela de Gobierno de UTDT, el ICG de noviembre se ubicó en 2,47 puntos, lo que equivale a un aumento del 17,5% respecto del mes anterior. La mejora compensó las caídas de agosto y septiembre, y devolvió la confianza a un nivel que no se veía desde febrero de este año, cuando había alcanzado 2,56 puntos.
En perspectiva histórica, el valor de noviembre tiene doble lectura. Sigue siendo 16,8% inferior al de noviembre de 2017, uno de los picos de la gestión de Mauricio Macri, pero al mismo tiempo se ubica 69,8% por encima del nivel registrado en noviembre de 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández, cuando el índice había caído a 1,45 puntos.

El indicador también tuvo movimientos relevantes en los cinco subíndices. La percepción sobre la capacidad del Gobierno para resolver los problemas del país llegó a 2,93 puntos y creció 18,6% en un solo mes, desplazando a la honestidad del primer lugar del ranking. La honestidad de los funcionarios trepó a 2,81 puntos, con un incremento del 12,4%. La eficiencia en la administración del gasto público se ubicó en 2,32 puntos, también con una mejora del 12,6% respecto de octubre.
La evaluación general de la gestión, habitualmente una de las dimensiones más castigadas, fue la que más avanzó en términos relativos: subió 30,6% y alcanzó 2,26 puntos. Por último, la preocupación del Gobierno por el interés general llegó a 2,02 puntos, con una suba del 16,8%. Traducido al llano: en noviembre los encuestados no solo dijeron confiar más, sino que mejoraron su mirada en todos los aspectos que mide el índice, desde la competencia técnica hasta la vocación de servicio público.
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Quiénes confían más y quiénes menos
La mejora en noviembre fue transversal, pero no homogénea. Las diferencias entre grupos sociales se mantuvieron y, en algunos casos, se ensancharon.
Por género, los hombres continúan registrando niveles de confianza más elevados que las mujeres. Entre ellos, el índice se ubicó en 2,69 puntos, con una suba del 16,5% respecto de octubre. Entre ellas, alcanzó 2,24 puntos, con una mejora algo mayor en términos relativos, de 17,3%. Aun así, la brecha no se achicó sino que se amplió levemente: pasó de 0,40 a 0,45 puntos en un mes.

La edad vuelve a marcar diferencias claras. Los jóvenes de 18 a 29 años se consolidaron como el segmento con mayor confianza en el Gobierno, con un ICG de 2,92 puntos y un crecimiento mensual del 27,5%. Entre los mayores de 50 años también se observó un nivel alto, de 2,60 puntos, con una suba del 17,1%. En cambio, el tramo intermedio, el de 30 a 49 años, volvió a quedar rezagado: la confianza allí fue de 2,19 puntos y creció 14,1%, menos que en los otros dos grupos. Es la franja de la población económicamente activa la que muestra, otra vez, una mirada más escéptica sobre la gestión.
En el mapa geográfico también hubo reacomodamientos. El Interior del país siguió siendo la región con mayor confianza, con un índice de 2,69 puntos y un incremento del 15,5% en el mes. Sin embargo, el dato saliente fue el comportamiento del Gran Buenos Aires: el ICG en el GBA trepó a 2,16 puntos y registró un salto del 27,1%, superando a la Ciudad de Buenos Aires, donde el indicador se ubicó en 2,03 puntos y avanzó apenas 6,3%. En otras palabras, el conurbano, uno de los territorios históricamente más complejos para cualquier gestión nacional, mostró esta vez una mejora proporcionalmente mayor que la Capital.
El nivel educativo dejó quizás el contraste más fuerte. Entre quienes alcanzaron estudios terciarios o universitarios, la confianza llegó a 2,58 puntos, con una suba del 15,2%. En el grupo que completó el nivel secundario, el índice fue de 2,51 puntos y tuvo un crecimiento muy marcado, del 37,2%, que lo convirtió en uno de los segmentos que más traccionó la mejora general. En cambio, entre quienes solo completaron la escuela primaria la confianza cayó a 1,75 puntos y se desplomó 19,7% en un mes. Es el único sector que retrocede en noviembre y lo hace con dureza, lo que sugiere que el clima de confianza es mucho menos benévolo entre los sectores de menor calificación educativa, donde los efectos de la crisis económica se sienten con más crudeza.
La experiencia con la inseguridad también mostró diferencias nítidas. Entre las personas que dicen no haber sido víctimas de delitos —ni ellas ni sus familias— en los últimos doce meses, el ICG se ubicó en 2,55 puntos y creció 17,5%. En cambio, entre quienes sí sufrieron algún hecho delictivo, la confianza fue menor, de 2,12 puntos, aunque también registró una suba, en este caso del 18,4%. La brecha entre ambos grupos se estiró y llegó a 0,43 puntos, por encima de la distancia observada en septiembre y octubre.
En cuanto a las expectativas económicas, el índice alcanzó un promedio de 4,14 puntos, muy por encima del nivel general entre quienes creen que la situación del país estará mejor dentro de doce meses. En el grupo que imagina un escenario parecido al actual, el valor se ubicó en 2,51 puntos. Y entre quienes anticipan un empeoramiento, la confianza cayó hasta 0,47 puntos, pese a que incluso en ese segmento se observó una leve mejora respecto de octubre tras dos meses consecutivos de caída.

