Datos de la UNR
El voto joven: un informe advierte la distancia con la política tradicional
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Un estudio asegura que las juventudes rosarinas deben salir a buscar la información electoral, porque el algoritmo de sus redes sociales no les muestra contenidos sobre política.
Por Agustín Aranda
En la previa a las elecciones del 26 de octubre, un reciente informe de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) arrojó que la información sobre las diferentes listas y propuestas no llega a las redes sociales de las juventudes. Deben, si es que quieren, buscarla en internet.
Esto ocurre, según hipotetizan desde la UNR, porque al consumir muy pocas noticias de actualidad, el algoritmo que dirige lo que ven no les muestra temas vinculados a la política y a las elecciones. Entonces, vuelve a cobrar valor las relaciones interpersonales –familia y amistades– a la hora de informarse previo a una elección.
El informe del Observatorio de Medios de la Facultad de Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales de la UNR se concentró en conocer cómo las juventudes se informan durante los períodos electorales y qué papel ocupan las redes sociales.
Las 35 entrevistas semiestructuradas para analizar los datos fueron realizadas por quienes estudian la carrera, bajo la coordinación del equipo del observatorio. De ellas se desprende una tendencia clara: la información política no aparece de manera orgánica en los feeds de Instagram o TikTok, que son los espacios digitales donde estas generaciones pasan más tiempo.
El funcionamiento de los algoritmos genera una lógica personalizada que filtra los contenidos según gustos y comportamientos previos.
“Hoy uno no decide qué ver, sino que el algoritmo lo hace por nosotros”, explica Edgardo Toledo, coordinador del observatorio, y agrega: “Hubo un desplazamiento en la lógica de comunicación: ya no vemos lo que elegimos, sino lo que el algoritmo cree que tenemos que ver. Eso cambió radicalmente la forma en que las juventudes se informan”.
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“Al preguntarles cómo se sentían con la función que los algoritmos están cumpliendo en sus consumos informativos, algunos manifestaron estar cómodos, porque les facilitan la tarea de selección de contenidos”, escribieron desde la UNR y completaron: “A la vez, otros expresaron su preocupación por la sensación de estar perdiéndose otras visiones y de cierto encapsulamiento”.
Percibir la actualidad
Toledo advierte que esta transformación por la vida en tiempos de algoritmos no sólo redefine el acceso a la información, sino también el modo en que las personas perciben la actualidad.
“Nos fuimos resignando a esa lógica. Notamos que los jóvenes se sienten cómodos porque las redes les resuelven la búsqueda: el contenido ya viene digerido. Pero eso también implica que, si no consumen habitualmente política o actualidad, el algoritmo no se los muestra”, señala.
Por eso, cuando llegan los períodos electorales, deben salir a buscar información activamente, algo que no ocurre con otros temas. Según el informe, esa dinámica afecta la formación de opinión y el interés político, ya que las redes priorizan el entretenimiento y la emocionalidad por sobre la discusión pública.
“Las y los influencers, actores característicos de la nueva ecología de medios, parecen carecer de relevancia en el ámbito de la comunicación política. Aunque las y los jóvenes siguen a influencers, éstos no tienen vinculación con temas políticos”, escribieron también en el informe de UNR.
“Lo que nos llamó la atención -continúa el análisis- es el predominio de la comunicación interpersonal, con familiares y amistades a quienes consideran referentes y conocedores del tema, a la hora de informarse sobre las diferentes propuestas políticas para las elecciones”.
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Un observatorio para mirar los cruces entre política y medios
El observatorio funciona en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR desde 2012, cuando surgió la necesidad de analizar cómo los nuevos medios empezaban a convivir con los tradicionales.
“En aquel momento los políticos comenzaron a usar las redes como espacio de campaña. Queríamos ver cómo las usaban, cómo se construían narrativas distintas en esos entornos”, recuerda Toledo.
A lo largo de más de una década, el observatorio siguió la evolución de la política y las redes sociales: el paso de Facebook y Twitter a Instagram y TikTok, el cambio en los modos de circulación de la información y la transformación de la relación entre políticos, medios y audiencias.
“Twitter fue un boom porque permitió al político comunicarse directamente con sus votantes, sin vocero ni intermediación de los medios tradicionales. Luego vino Instagram, y más tarde TikTok, que ofrecieron otra dimensión: la de la imagen y la vida cotidiana como parte del mensaje político”, explica el investigador.
Siempre según aseguran desde el observatorio, cada nueva red social trajo una nueva adaptación del discurso. “Los políticos aprendieron rápido cómo funciona la lógica de las redes: responder, interactuar, contar historias con síntesis. Antes los relatos eran largos y argumentativos; hoy el formato es breve, con un gancho y mucha emocionalidad”, observa Toledo.
Esa transformación no sólo modificó las campañas, sino la forma en que las juventudes perciben la política.
En palabras del coordinador: “Hoy vemos que el Presidente hizo toda su campaña en redes sociales, con muy poca militancia en territorio. Las audiencias también fuimos aprendiendo en ese proceso: a distinguir fake news, a reconocer el clickbait, a decidir cómo interactuar o cuándo ignorar”.
Aprender mirando y haciendo
El informe sobre las juventudes y las elecciones fue una experiencia de articulación entre la investigación y la formación universitaria.
Quienes estudian la carrera de Comunicación Social participaron en el trabajo de campo, realizando entrevistas y registros audiovisuales, mientras que el equipo del observatorio analizó los datos y elaboró el documento final. Y está previsto que produzcan más textos académicos en el futuro cercano.
El relevamiento empezó como parte de la práctica del Seminario de Ciberculturas, donde inicialmente suelen trabajar los conceptos teóricos vinculados con redes sociales, algoritmos, ecología de medios y modos de circulación de la información.
“Nos preguntamos cómo se informan los jóvenes en períodos de elecciones. Diseñamos una pauta de entrevistas y seleccionamos participantes de entre 18 y 25 años con perfiles diversos, tanto en profesión, carrera, género y actividades”, cuenta Toledo.
Las entrevistas fueron filmadas y luego analizadas colectivamente. “Primero hicimos un análisis con los estudiantes y después uno más académico con los docentes. El objetivo era doble: producir conocimiento y, al mismo tiempo, generar una experiencia pedagógica de investigación aplicada”, explica y comparte los videos.
Las redes como espacio político
A lo largo de la última década, el observatorio de medios de la UNR detectó cómo la comunicación política se descentralizó. “Antes la lógica era de uno a muchos: un mensaje desde la televisión o el diario impreso llegaba a las audiencias. Con las redes, pasó a ser de muchos a muchos. Cualquier persona puede tener el mismo alcance potencial que un medio tradicional”, analiza Toledo.
Sin embargo, no todos los partidos políticos aprendieron a aprovechar esa lógica.
“Al principio los políticos usaban las redes como un medio tradicional: publicaban mensajes, pero no interactuaban. Poco a poco fueron entendiendo que la interacción, la respuesta y el relato breve eran esenciales”, comenta. Hoy, dice, las redes funcionan como un espacio donde se construyen identidades políticas, pero también donde la información se fragmenta, se emociona y se vuelve efímera.
Dirigencia y ecosistema digital
Consultado sobre la actual dirigencia política y su vínculo con este ecosistema digital, Toledo sostiene que hubo un aprendizaje progresivo, aunque no siempre acompañado de una reflexión crítica. “Tanto los políticos como los equipos de comunicación y marketing aprendieron cómo funcionan las redes. Pero en muchos casos lo hicieron desde la lógica de la propaganda, no de la conversación”, plantea.
Para el investigador, esa tendencia se consolidó en los últimos años: “Vemos dirigentes que basan toda su comunicación en redes, con muy poca actividad territorial. Eso tiene ventajas, como la cercanía aparente o la posibilidad de hablar directo con la audiencia, pero también riesgos: la política se vuelve una puesta en escena, un flujo constante de imágenes y emociones”.
En paralelo, Toledo remarca que las audiencias también aprendieron a mirar de otra forma. “Hoy sabemos identificar fake news o estrategias de impacto emocional. Aprendimos a consumir con distancia, aunque sigamos inmersos en esas lógicas”, reflexiona.
De cara al futuro cercano, desde el Observatorio trabajan en analizar el rol de la inteligencia artificial en la comunicación política, tanto en la producción de contenidos como en la segmentación de audiencias.

