"No aguantamos más"
Empleados de Vassalli cortaron la Ruta 33 frente la fábrica
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Trabajadores y trabajadoras de la empresa se manifestaron contra la patronal en repudio a los cuatro delegados cesanteados.
Por Diego Budassi
Tras las notificaciones de despidos recibidas por los cuatro delegados gremiales de Vassalli SA, los empleados decidieron llevar adelante el corte de la Ruta Nacional 33, enfrente de la planta.
“Fue la gota que rebasó el vaso”, indicó uno de los trabajadores de la emblemática fábrica de cosechadoras que atraviesa una crisis profunda desde hace varias semanas.
Los obreros hace meses que no cobran un solo centavo y encima reciben “promesas falsas” a diario.
La protesta en la ruta fue de tono pacífico y siempre custodiada por un grupo de oficiales de Gendarmería Nacional.
La manifestación arrancó este viernes temprano, cerca de las 8 de la mañana, pero recién a las 10.30 las trabajadoras y trabajadores resolvieron subir por primera vez al asfalto.
Vale recordar que son 280 familias las que hoy están en vilo y que siguen soportando como pueden la tan delicada situación.
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Las deudas a cada empleado superan el 1,5 millón de pesos sin contar el sueldo de agosto. Las obras sociales fueron cortadas al igual que los aportes jubilatorios.
A modo de “abrazo solidario” varias empresas de la ciudad donaron sus servicios, por ejemplo, Emcofir atenderá gratis a todos los trabajadores por 30 días, en tanto que otros donaron bolsas con mercadería.
Al cierre de nuestra edición la mayoría de los obreros y obreras se encontraban resguardando la planta y sus bienes por miedo a un vaciamiento. Además trascendió que otros 20 empleados podrían ser cesanteados.
La angustia es cada vez más profunda y sobrevuela los aires de toda la ciudad, ya que “La Capital Provincial de la Maquinaria Agrícola”, atraviesa su hora más triste.
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Pedido de apoyo al intendente
Buscando respaldo gubernamental, el martes por la mañana los trabajadores se manifestaron en el hall municipal, esperando la presencia del intendente Leonel Maximino. Fueron recibidos en primera instancia las secretarias de Gobierno, Betiana Pellegrini, y de Producción y Medio Ambiente, Silvina Arcangioli, quienes pidieron que un grupo de obreros pasen al despacho del jefe Municipal.
Al no concretarse el acuerdo y después de un largo rato, Maximino se encontró cara a cara con el “Pueblo de Vassalli”. En un clima muy tenso y ante recinto copado, el intendente se dirigió a los trabajadores. “Acá estoy, los escucho” y los obreros le respondieron: “Por fin, nunca viniste a la fábrica, hace un mes que estamos con problemas”.
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Maximino aseguró haberse ausentado de la ciudad en los últimos días por temas familiares y resaltó que el Ministerio de Trabajo de la Provincia está al frente de la situación para tratar de resolverla. “Esto no depende de nosotros, mientras tanto, nosotros seguimos estando junto a ustedes. Yo, cuando llegué de Rosario, lo primero que hice fue sentarme con un grupo de empleados a quienes venimos asistiendo desde la Municipalidad para preguntarles cómo estaba la situación”, expresó.
“Estamos poniendo todas nuestras herramientas a disposición para que esto se resuelva, pero no podemos actuar en representación del gremio y tampoco en representación de la patronal. Yo voy a ser el primero como intendente de la ciudad en poner todo y mucho más para que Vassalli siga estando en Firmat”, finalizó el intendente.
Por su parte, el secretario de UOM Firmat, Diego Romero recriminó que “los dueños no se vienen presentando en las audiencias y nos toman el pelo”.
A continuación, le recordó que se vienen sucediendo audiencias en el Ministerio de Trabajo donde los dueños “no se presentan” y “nos toman el pelo”.
También, el delegado gremial Javier Perrone dejó una frase contundente para Maximino: “Vos sos el padre del pueblo y tenés que estar allá al lado nuestro”.
En las últimas horas los rumores extraoficiales son muchísimos. El panorama es por demás de complicado. Aún no aparece el pago de la deuda a los empleados, ni hay certezas sobre el futuro de la fábrica. Se vienen jornadas decisivas y la angustia de las 280 familias es moneda corriente. Esta vez, parece que sólo un milagro puede salvar a la empresa de cosechadoras más grande de la historia nacional.