“Siempre se puede competir un poquito más”: el mensaje del venadense que cruzó fronteras

Cuando Diego Mansilla se acomodó en la pista del Estadio Mario Recordón, en Santiago de Chile, el 24 de noviembre, había más que un torneo en juego. Estaba su historia entera. A los 35 años, el venadense se dio el gusto de representar a Argentina en el Torneo Sudamericano Máster, competir ante rivales de todo el continente y, de paso, dejar bien alta la bandera local.

“Máster es para mayores de 30. Se compite por categorías de edad, desde los 30 hasta los 95 años”, explica, con un entusiasmo que desarma cualquier prejuicio. “Para participar tenés que estar afiliado a una asociación. Yo estoy en AMARO (Asociación Máster de Atletismo de Rosario), porque en Venado todavía no hay una”.

Un estreno internacional a pura entrega

El Sudamericano fue su última parada del año: del 24 al 30 de noviembre, en Santiago. Y Diego se plantó con todo, pese a una lesión reciente en el tendón de Aquiles.

En salto en alto terminó 5º y en lanzamiento de disco quedó 9º, en categorías con atletas de toda Sudamérica y también invitados de Estados Unidos, Italia, Holanda y Francia.

“Demasiado, tomando en cuenta que vengo recuperándome de una lesión. Podría haber peleado podio en alto”, admite con la sinceridad de quien se exige siempre un poco más.

Su rutina de preparación es un caso aparte: “Soy entrenador de fuerza y potencia, planteo mis propios entrenamientos en el gimnasio. Entreno por mis propios medios. Me gusta, porque la planificación y la motivación corren por mi cuenta”, expresa.

Pero el esfuerzo no se hace solo: “Siempre consulto con algún entrenador, kinesiólogo o nutricionista del círculo AMARO”.

Entrenar sin pista: otro obstáculo superado

El Parque Municipal de Venado Tuerto no estuvo disponible durante gran parte del año y la parte técnica —clave en las pruebas de campo— fue la más complicada de sostener.

“Cada tanto viajo a Rosario a la pista Jorge Newbery”, cuenta. Ahí pule gestos, mide, ajusta… y se prepara para las grandes citas.

La semana en Chile fue intensa: siete días, dos jornadas de competencia y un aprendizaje enorme para todo lo que viene.

Cómo empezó todo: de la calle a la pista

Antes de ser máster, Mansilla fue hombre de carreras de calle. A los 22 años se prendió a los 10K y 21K. Compitió seis años seguidos y hasta logró subirse al podio en un medio maratón en su categoría.

Pero el atletismo ya estaba adentro desde la secundaria, donde brilló en salto en alto, disco, bala y velocidad. “Siempre me quedó una asignatura pendiente: seguir metido de lleno”, confiesa.

La vida lo llevó por otros caminos. Trabajo, estudio, y el deporte como deseo guardado.

Hasta que llegó el 2020, plena pandemia, y la revelación: “Descubrí que existía el atletismo máster y que era muy competitivo, con torneos en todos lados. Ahí me enchufé de nuevo”.

Su debut fue en Mendoza, en 2021, Torneo Vendimia. Volvió con medallas y la certeza de que todavía tenía mucho por dar.

Desde entonces no paró: del 2021 al 2024, competencias nacionales y el Grand Prix Mercosur, donde ya cruzó a rivales de todo el continente. Y el 2025, primer torneo internacional fuera del país, el Sudamericano de Chile.

“Vi que tenía nivel comparado con otros atletas. Y ahí me enganché para siempre”.

Pasión amateur, esfuerzo profesional

Diego se entrena como un atleta de élite. Pero su vida corre por otro carril.

“Trabajo en una empresa metalúrgica. El atletismo es un hobby, con mucha seriedad, pero hobby al fin”.

Define el máster mejor que nadie: “Es para los que no nos resignamos a dejar el deporte. Para los que creemos que siempre se puede competir un poquito más”.

Lo que viene: una historia que recién despega

Para Mansilla, lo logrado en Chile es un punto de partida. Un envión. Una señal de que su carrera —la que quedó pendiente en la adolescencia— ahora está en pleno desarrollo.

Con AMARO como base, Venado Tuerto como bandera y el sueño intacto, ya apunta a nuevos torneos en 2026. Nacionales, regionales, y por qué no… el Mundial Máster.

Todavía hay muchas alturas por superar. Y mucho disco por volar.

Diego sabe que el reloj no corre en contra. Corre al mismo ritmo que él: con fuerza, constancia y la convicción de que siempre es buen momento para volver a la pista.