Elogios al consenso
Farías celebra la nueva Constitución "idealista" de Santa Fe
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Reflexiones sobre lo trascendente del proceso político que vivieron los convencionales. Y sobre la transparencia de las discusiones en una Convención que no tuvo núcleo de coincidencias básicas, ni Pacto de Olivos. La responsabilidad al ceder posiciones.
(Por Luis Rodrigo) - Usó la palabra "idealista" cuando se le habló de que se ha creado una Constitución "progresista". Recordó que se ha dañado a esta última como si fuera un disvalor y de inmediato fue más allá: "La Constitución debe ser idealista", subrayó Pablo Farías que había comenzado la entrevista con otra expresión profunda sobre la idea de lo "trascendente" que embargó a los convencionales en sus últimos discursos, en las últimas horas de la última sesión que comenzó el martes 9 y terminó el miércoles 10 de septiembre. Dialogó con El Litoral al día siguiente de esa última sesión, el jueves 11.
- Hubo en algunos de los últimos discursos de los convencionales un diálogo con la historia.
- Creo que todos teníamos esa sensación de trascendencia. De que lo que decíamos ahí no solo impactaba en el recinto, en el contexto, sino que iba a ser algo que iba a tener un valor para quienes lo leyeran alguna vez. Eso significaba que lo que dijéramos tuviera un valor mucho más trascendente.
Por eso hablé en la última sesión de trascendencia y de peso institucional. Lo mencioné porque nos pasaba por el cuerpo de alguna manera. Estábamos ansiosos, en cierta forma nerviosos más allá de haber tenido mayor o menor experiencia. Habíamos algunos que teníamos experiencia de hablar en un ámbito legislativo, otros ninguna, o alguna otra en otros ámbitos. Todos nos sentíamos exigidos a hacer algo distinto, una valoración completa del proceso.
Aún los discursos más opositores fueron positivos. Dejo de lado, obviamente el de Amalia Granata, que me parece que no tuvo nada que ver con el de la Convención, que se dedicó solamente a su discurso electoral y su show. Advertí hasta cierto desprecio sobre lo que sentíamos los demás, pero me parece que fue la única voz así.
"La Constitución debe ser idealista", subrayó Pablo Farías
- No fue la única en formular duras críticas.
- Pero todos los demás discursos que también fueron muy críticos tomaron nota del momento. Reconocieron lo trascendente, su peso institucional.
- Anoto en mis apuntes "trascendente". Cuando se iniciaba la Convención y todavía no había acuerdo ni para el reglamento (que finalmente se votó por unanimidad) su advertencia fue que era "efímero" este momento, pronto a terminar. Nos acecha el tiempo.
- Es que al comenzar la discusión por las comisiones, por cómo iban a ser formadas y por quiénes, por el reglamento, por las formas de la Convención, advertía que ese capítulo era totalmente efímero. Y de hecho hoy se lo ve así. Quienes teníamos la responsabilidad de haber iniciado y de llevar adelante este proceso rápidamente tuvimos el reflejo de adecuarnos a lo que merecía el debate de la Reforma Constitucional. Fue muy relevante la modalidad de funcionamiento de las comisiones. El plan de trabajo. Y que fueran totalmente abiertas y públicas.
- Los periodistas vimos todo. En el 94 había algunas comisiones en las que podíamos materialmente estar, pero no en la Redactora que como sospechamos quienes vivimos la Convención del Paraninfo también en 2025 en Santa Fe tuvo un rol político además de técnico.
- El Reglamento dice que los convencionales podían participar de todas las comisiones, y votar solo en aquellas que integran, pero hablar en todas, menos la Redactora y la Parlamentaria... La verdad es que en ambas todo el mundo iba, entraba y salía sin problema. Y la Redactora terminó funcionando como las otras comisiones: sesiones públicas transmitidas en vivo.
Al principio cuando acordamos las formas, lo reglamentario, se pensó que las discusiones de la Redactora iban a exigir un ámbito más reservado y después claramente se generó una inercia con el trabajo totalmente abierto y público de las comisiones que no pudo evitar que los redactores tuvieran las mismas características en su labor. Más aún, nadie planteó cerrar las puertas y me parece que nadie sintió que eso fuera necesario. Es algo que se instaló en la Convención y que para mí fue excelente. Por eso lo remarqué en mi última intervención.
Reflexiones sobre lo trascendente del proceso político que vivieron los convencionales
- El otro gran signo de la Convención fue el consenso.
- Sí, y marca un camino. Se demuestra que podemos y que debemos darnos consensos. Siempre insistimos en que el país necesita consensos, dar los debates que lo permitan, dar las discusiones respetuosas que pueden ampliar esa base. Y creo que en la situación que estamos hoy en la Argentina, esos debates, esas discusiones tienen que darse y de esa manera. Con total apertura.
- Imagino que en Unidos hubo momentos tensos.
- Nosotros siempre logramos en Unidos ser uno solo, a pesar de nuestra heterogeneidad. Ante los demás bloques pudimos sintetizar una posición que fue el producto de nuestras discusiones, punto por punto y tratando de tener un acuerdo interno hasta en el más mínimo término. Pero fue precedida por la posición formalizada por cada fuerza al presentar su proyecto de Constitución. Cada partido lo hizo y en comisiones.
- Fue cuando desde la prensa dijimos que Unidos llegó separado.
- Y sí, era necesario pasar por esa semana de los ocho proyectos. Y mostramos ante todos los demás bloques que teníamos visiones distintas. En cada tema había por lo menos tres posiciones distintas. Creo que eso fue un valor. Fue abiertamente que expusimos eso, porque no había nada para esconder.
Nosotros (desde el socialismo) llegamos con una posición, pero nos pusimos de acuerdo corriéndonos en muchos temas respecto de donde estábamos planteando inicialmente. Y eso tuvo un valor y después el Frente mismo hizo lo mismo respecto a las otras fuerzas.
- Ahí el resultado fue distinto. En general desde el peronismo hubo otro nivel de compromiso. No así con otros bloques a la derecha.
- Por supuesto, hubo quienes se negaron a ese mecanismo, su posición fue irreductible, tal vez sin comprometerse con este proceso, pero sí con su aval. Porque aún quienes se opusieron a todo (y hubo cláusulas votadas por unanimidad) avalaron y legitimaron la Convención. Nadie dejó sin representación a sus votantes.
Eso da un valor que legitima todo el proceso, más allá de que seguirá seguramente el bloque de La Libertad Avanza con su planteo judicial. El fallo de Cámara es muy contundente y ratifica el de primera instancia descartando la inconstitucionalidad de la Ley de Necesidad de la Reforma. Quien revise los debates y la totalidad del proceso de la Convención se quitará cualquier duda. Más si comparamos con la Reforma de 1962.
- El 93% de los artículos reformados o nuevos sumó más de 50 votos sobre 69, siempre con más de dos tercios.
- La cantidad fue muy impactante y es fruto del acuerdo que se logró. Naturalmente, de lo que se cedió para que el peronismo se sienta incluido. Y algunos nosotros más también, en ciertos artículos sumamos votos de Somos Vida y Libertad y, en muy pocos, también de LLA. Es interesante repasar lo que cada jefe de bloque expuso respecto de cómo votó en cada caso. Esos dos bloques votaron algunas cláusulas y algunos de sus miembros algunos artículos más. Entiendo que también hubo un fuerte debate interno hacia el interior de todas las los bloques.
- Volvamos a la última sesión. Hubo voces quebradas, alguna lágrima también.
- Nos cruzó a todos ese momento. Su institucionalidad: estar sentado ahí y haber votado, aunque sea negativamente, es parte de la historia y yo valoro también esa actitud de no irse.
- No hubo núcleo de coincidencias básicas…
- Ni Pacto de Olivos.
- (Risas).
- Quedó claro. Nos decían que la Constitución estaba escrita de antemano. No fue así, es evidente. Viví muy de cerca el proceso de la Reforma del 94, me me recibí en ese año como abogado, así que transitaba los mismos pasillos y en el mismo edificio donde la reforma se realizó. Aquí a los consensos hubo que construirlos en estos 60 días. Y eso fue hecho en forma absolutamente transparente. Nadie que haya seguido los debates puede dudar de que nos estábamos poniendo de acuerdo.
- Había una base para los consensos con quienes votaron a favor de la Ley 14.384 cuando se habilitó la Reforma.
- Pero luego se construyeron los consensos y se escribieron los textos, en forma totalmente de transparente. La prensa y cualquier ciudadano por youtube lo pudo seguir. Y lo puede volver a hacer.
- Ni siquiera fue una discusión oscura en tecnicismos. Todos actuaron como si hubiera multitudes mirándolos.
- Como todo lo que pasaba en comisiones, incluyendo la Parlamentaria, se grabó todos prestamos más atención. Son materiales que cualquiera podrá revisar. La transparencia del proceso nos obligó también a ser tremendamente responsables. Cualquier comentario fuera de lugar quedó expuesto. Y si pensamos en todas las horas que hemos pasado es lógico y hasta normal que uno se relaje y haga alguna acotación humorística circunstancial. No hablo de las ofensas. Cuando hubo alguna incomodidad luego hubo un pedido de disculpas.
Dejo afuera de estas consideraciones a los discursos en el recinto de la Convención, de determinados convencionales, que lo usaron como cancha de la batalla electoral. Fueron anecdóticos, excepcionales. Tuvimos casi todos mucha responsabilidad en el uso de la palabra, en lo que decíamos, en lo que defendíamos y en lo que cedíamos.
- ¿Hay responsabilidad al ceder?
-Sí, porque es muy fácil aferrarse una idea, bloquearse ahí y no ceder. Es lo más cómodo. Pero cuando hay que ceder ante una posición de minoría eso implica un acto de generosidad y sobre todo de gran responsabilidad.
Si yo tengo una convicción, que forma parte de mis ideas y debo ceder algo al cambiar una expresión de un artículo, tengo que ser muy responsable. Porque estoy por suscribir y votar algo que no me representa totalmente. Entonces, es un acto complejo, que nos obliga a ser responsables. Estamos en un país que no tiene cultura de conceder, de ceder. Y por supuesto, no nos está yendo bien.
- Fue por eso que Unidos juró internamente tener unidad en todos los temas aunque sea muy dolorosa. "A sangre", se dijo.
- Desde el primer momento, nosotros cargamos con la responsabilidad pública e histórica de reformar la Constitución de la Provincia. No voy a negar lo que eso implica. Primero, con la decisión del gobernador de asumir este proceso y de ponerse a la cabeza. Eso es de una gran valentía y una gran decisión política, un coraje político importante y después de asumir ese desafío todos los partidos y todos los grupos que acompañamos y que estamos dentro del Frente. Eso implicaba aprobar la Ley de Reforma de la Constitución.
- Que por fue finalmente habilitada por el gobernador.
- Habilitada por el gobernador en extraordinarias. Eso primero, y segundo, ir a un proceso electoral, defenderlo en la campaña, y obtener un resultado electoral. De todos los desafíos era el más difícil de asegurar. Nadie puede saber cómo saldrán los comicios. Nunca.
Y después, ya iniciado el proceso de reforma, dentro de Unidos nos dijimos "vamos a garantizar que la reforma se haga". Ese fue el juramento.
Nos preguntamos, ¿Unidos garantiza que la Reforma salga? Sí; ¿tenemos los votos para hacerlo? Sí, pero no es lo ideal.
- ¿Y que definieron como lo ideal?
- Lo ideal es lo que hicimos, lo que pudimos hacer con los demás bloques que se comprometieron políticamente y con su esfuerzo para que haya un alto consenso. Partimos de un piso mínimo, los votos del Frente. Y luego, como todos los que trabajaron por una Constitución mejor, también de otros bloques, hicimos tremendos esfuerzos para alcanzar lo que se logró.