Dos muertos
Francia: violenta tormenta paralizó París y arrasó el sur del país

Lluvias torrenciales, vientos huracanados, árboles derribados, cortes masivos de electricidad, al menos dos muertos y decenas de heridos. París padeció inundaciones repentinas y en el sur un niño fue víctima fatal tras el derrumbe de un árbol.
Una violenta tormenta eléctrica atravesó Francia la madrugada del miércoles 25 hacia el jueves 26 de junio, se cobró dos víctimas fatales y al menos 17 personas resultaron heridas, algunas de ellas de gravedad.
El temporal fue el más intenso en años, de acuerdo a lo que indicaron las autoridades. El fenómeno se extendió del sur al noroeste en cuestión de horas.
El súbito desplome arbolado mostró la ferocidad y provocó la muerte de un niño de 12 años en Montauban y un hombre de 59 en Mayenne. Los árboles arrancados por los vientos también dejaron una gran cantidad de heridos.
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París, paralizada
En la capital, la tormenta irrumpió con ráfagas huracanadas, lluvias torrenciales y granizo, forzando a ciudadanos y autoridades a improvisar refugios. Árboles caídos sobre autos y veredas sembraron el caos.
Algunas gotas llegaron a filtrarse en la Asamblea Nacional, interrumpiendo el discurso del primer ministro François Bayrou, quien se refirió al curioso incidente: “¿Se han dado cuenta de que llovía?”, en un tono irónico que apenas aliviaba la tensión.
El epicentro no estuvo en la lluvia, sino en el calor: temperaturas entre 35 y 39 °C actuaron como combustible para que la inestabilidad atmosférica generara una tormenta de extrema violencia.

Así quedó configurado un cóctel meteorológico explosivo: calor intenso, aire frío ascendente, vientos vigorosos y carga eléctrica.
A ello se sumó el corte energético: 110.000 usuarios quedaron sin luz. El impacto de temporal golpeó a la red eléctrica: aproximadamente 110.000 hogares quedaron sin suministro.
El tráfico ferroviario se detuvo en varias regiones, incluida la periferia de París, aunque no hubo víctimas vinculadas a estos desbordes en movilidad. Los cortes dejaron a comunidades enteras sin acceso a lo básico, y técnicos trabajaron durante horas para restablecer las conexiones.
Pánico en Montauban
Los departamentos rurales del centro y sur de Francia, con limitadas redes de drenaje y arbolado viejo, fueron los más afectados. En Montauban, al suroeste de Francia, el impacto fue devastador: un niño de 12 años fue alcanzado por un árbol que cedió sin aviso. Mientras tanto, en Mayenne (noroeste), otro motorhome fue aplastado, cobrando la vida de un conductor.
Las brigadas de bomberos se desplegaron de inmediato, realizando rescates y retirando escombros, pero el saldo fue grave. Calles anegadas y avenidas cortadas configuraron el panorama en la región parisina, mientras bomberos y servicios de emergencia respondían en múltiples frentes.
Asimismo, ramas y troncos obstaculizaron la circulación y dañaron vehículos estacionados, obligando a centros urbanos a activar protocolos ante situaciones de emergencia.

Para la mañana del jueves, Météo-France rebajó la alerta a nivel amarillo en el norte, noreste y sureste.
De todas formas, los servicios de protección civil se mantenían operativos y las cuadrillas seguían operando en las zonas vulnerables que fueron las más afectadas, mientras continuaban las fallas eléctricas.
Impacto posterior: cortes, caos y logística de reconstrucción
El país enfrenta el desafío de regenerar la logística. El restablecimiento de líneas eléctricas avanza, pero miles aún esperan conectarse. Los ferrocarriles recuperan operaciones con demoras. Y en París, la limpieza urbana escala mientras los vecinos revisan daños en fachadas, pisos y calles.
Una señal de fenómenos extremos
Esta tormenta no es un hecho aislado. En octubre de 2024, fuertes lluvias provocaron en el centro de Francia las peores inundaciones en 40 años y cortes generalizados. Un total de 700 mm de agua cayó en zonas montañosas en 48 horas, dejando socavadas vías férreas y rutas cerca de Lyon.
Especialistas alertan: el incremento de episodios extremos —olores, lluvias y tormentas— es una consecuencia directa del cambio climático. La invasión de aire caliente, la repentina llegada de frentes fríos y la saturación atmosférica configuran tormentas hiperlocalizadas y abruptas. Si no se adapta la infraestructura —árboles urbanos, redes eléctricas, drenajes— el impacto se repetirá.
Autoridades meteorológicas y civiles coincidieron en que el calor acumulado fue clave para el estallido de la tormenta . Hoy, la respuesta estatal apunta a fortalecer sistemas de alerta, poda urbana, protocolos de evacuación y coordinación entre regiones. Ciudadanos, por su parte, exigen mayor previsión y refuerzos en energía y transporte.