Golpe a la eficiencia: el cepo cárnico encareció la reposición de vientres
El informe semanal de Rosgan destacó que, aun con valores para la cría muy sostenidos, la relación de reposición de los últimos meses seguía fluctuando muy cercana a los niveles mínimos, dentro de una serie de 10 años. Hasta mayo inclusive, para comprar una vaquillona preñada el ganadero debía vender 1,95 vacas conserva (400 kg). Ese índice se encontraba un 23% por debajo de los 2,54 que marcaba el promedio de la serie de 10 años para ese mes. “Pero esta relación en junio dio un salto a 2,17 producto de la baja del precio de la conserva. Hoy, ese mismo productor que debe deshacerse de la vaca vieja, está recibiendo como mínimo un 10% menos de lo que recibía por esa misma hacienda, previo al cierre de exportaciones”, afirma el trabajo.
Como se sabe, el cierre de exportaciones se tradujo en una baja en el precio de las vacas, especialmente la conserva, situación que no sólo impacta en el nivel de recupero que obtiene el productor tras el refugo, sino que también encarece la relación de reposición de dichos vientres (valor de una vaquillona preñada en relación al valor de una vaca de descarte).
Diez años atrás, cuando China aún no estaba siquiera entre los principales compradores de carne vacuna, el ingreso por venta de la categoría vacas (gordas y conserva) dentro de un planteo de cría ganadero tradicional, representaba aproximadamente un 25% del total de los ingresos. A partir de 2019, con la irrupción de este comprador, el ingreso generado por la venta de vacas (mismo modelo, misma época del año) pasó a representar entre un 33 y 35% del ingreso total.
Fue justamente esta revalorización de la vaca, la que ayudó al productor a generar un ingreso adicional que permitió no sólo retener por más tiempo los terneros sumando valor a esa invernada sino también limpiar sus rodeos de todos aquellos vientres de baja productividad, cuyos costos pocas veces eran ponderados en el margen de la actividad.
Los vientres, por el momento, continúan sostenidos con valores en torno a un 5% superiores a los promedios de mayo. Sucede que el mercado de cría suele ser relativamente más lento en trasladar los cambios de tendencia a los precios. Sin embargo, naturalmente lo terminará haciendo.
Está claro que toda actividad de cría o invernada larga requiere no solo buenos márgenes actuales sino fundamentalmente de previsibilidad para proyectar sus resultados futuros. Sin esta condición, muy probablemente los valores de la cría, más tarde o más temprano, terminarán ajustando a la baja.
En este sentido, “nos seguimos preguntando qué incentivo puede ofrecer un plan ganadero si no contempla el daño inmediato y futuro que estas medidas están provocando al sector productor, pieza fundamental que da arranque a todo el engranaje productivo del amplio y diverso sector de ganados y carnes”, concluye el informe.
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