A 100 años de su nacimiento
Horacio Guarany: el cantor que sigue vivo en la memoria de su pueblo

Cantautor, poeta y referente popular, nació en 1925 en el norte de la provincia de Santa Fe. Sus canciones se convirtieron en himnos y su figura, en bandera de quienes encontraron en el arte una forma de resistencia.
(Por Juan Ignacio Novak) - "Si se calla el cantor, calla la vida…". Esa estrofa es una declaración de principios, artística y política. La voz que canta es la misma que denuncia, acompaña y consuela. En perfecta sincronía. Horacio Guarany fue músico y símbolo.
El cantor por excelencia, cultor de la amistad, las mateadas y las sobremesas compartidas con amigos y guitarreadas, nació hace justo un siglo, el 15 de mayo de 1925, en Las Garzas.
Eraclio Catalín Rodríguez Cereijo era la extensa nomenclatura con la cual lo inscribieron sus padres. Pero el mito se edificó a partir de la construcción semántica, mucho más simple, que lo hizo popular.
Archivo El Litoral
Se crio, después, en ese Alto Verde que supo idealizar a través de su poética. Ahí están los versos que lo evidencian: "Alto verde querido / pueblito humilde del litoral! / tus ranchitos dormidos, yo sé que un día despertarán".
Heredó de sus padres una cosmovisión arraigada en el amor a la tierra, algo que reafirmó en una entrevista realizada por El Litoral en 2008.
En esa ocasión le decía a Silvia Mugica: "guardo recuerdos de todo el pueblo, de sus costumbres, de los amigos. Me acuerdo de los gallos de riña que preparaba, de los caballos de carrera que vareaba”.
Y agregaba "recuerdo que escuchaba a Gardel y a Carlitos Roldán y quería ser como ellos. Me gustaba bailar tango, ir a los bailongos. A los 17 años me vestía con sombrero y pañuelito blanco".
Archivo El Litoral
Desde sus comienzos en los años '40 hasta su muerte en 2017, con más 90 años de existencia apasionada, el paso de Guarany por este mundo fue un antídoto contra la indiferencia.
"Si se calla el cantor se quedan solos los humildes gorriones de los diarios…"
Horacio Guarany entendía el rol del cantor como el de un mensajero social. No se trataba de cantar por el solo hecho de cantar, sino de gritar por los que no tienen voz.
Durante la dictadura militar fue perseguido, censurado, exiliado y hasta víctima de atentados. Sin embargo, nunca se calló. Nunca dejó de cantar ni de denunciar.
"No sé odiar. Me han hecho mucho daño muchas veces y les tengo lástima en vez de odio. Qué infeliz es un tipo que, teniendo poder, pone una bomba o manda al exilio a otro", reflexionaba con una tristeza que no le quitaba firmeza.
Archivo El Litoral
Esa convicción de cantar por los obreros, los postergados, los gorriones anónimos, fue el motor de su obra. Como cronista popular, Guarany evitó el aplauso fácil.
"¿Qué ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz...?"
Guarany fue un artista total. Cantor, poeta, escritor y hasta protagonista de películas. Pero sobre todo, fue un militante cultural. En tiempos donde lo popular era despreciado, se plantó como bandera del folklore nacional.
Durante la entrevista con El Litoral, hablaba con claridad sobre la colonización cultural: "Los norteamericanos les hacen creer a nuestros jóvenes que lo bueno es la música de ellos y que la nuestra es mediocre".
Y declaraba: "si te sacan tu música, te sacan la savia del árbol y somos unos árboles desnutridos". En esa frase está su filosofía artística: defender las raíces como forma de existir.
Archivo El Litoral
Para Guarany, la canción era trinchera. Y si la voz callaba, la opresión avanzaba. Por eso nunca dejó de alzar su voz. Por eso fue incómodo, indomable. Tierno y feroz a la vez.
"Si se calla el cantor muere la rosa…"
En su casa de Plumas Verdes, donde transcurrieron sus últimos años, Guarany encontraba un remanso para escribir, amar y cebar mates.
"Recuerdo que vine a este lugar que era salvaje. Y fuimos haciendo todo esto hasta que logramos tener esta casa de donde ya no creo que me mueva más", decía.
Archivo El Litoral
Allí escribió muchas de sus canciones más íntimas. Porque el canto, para él, era a la vez denuncia, paisaje, raíz, amor. Y "el amor -decía- llega como las canciones: nunca sabés cuándo ni cómo. Pero llega".
A 100 años de su nacimiento su canto sigue floreciendo en cada fogón, en cada festival, en cada corazón herido que necesita una canción para seguir su camino.
"Que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la maldad…"
En una cultura donde manda el dinero, Horacio tenía una mirada ética. "Muchos de los ricos de este mundo son pobres desgraciados, infelices llenos de guita". Lo afirmaba con la tristeza de quien amó a la humanidad, pese a sus miserias.
Archivo El Litoral
Creía que el arte debía ser valiente. Que el cantor debía ser frontal. Que ante la injusticia, el silencio era complicidad. Por eso nunca claudicó.
Al hablar de política, no esquivaba la crítica ni la esperanza. "La mujer tiene que gobernar el mundo. Creo que el hombre fracasó", afirmaba. En tiempos donde esa idea era todavía minoritaria, Guarany creía en un cambio de paradigma.
"Que se levanten todas las banderas cuando el cantor se plante con su grito…"
Horacio Guarany no está físicamente, pero permanece. En cada guitarra que sangra en la noche, en cada canción suya que se corea entre amigos, en cada lágrima que se enjuga con una zamba, en cada lucha colectiva.
Fue, es y será el cantor del pueblo. El que dijo lo que había que decir. El que vivió enamorado de la vida, del trabajo, del amor, de la música. El que eligió la trinchera del canto y la caminó sin atajos.
Archivo El Litoral
Como decía aquella vez a El Litoral, mate por medio: "El artista es un hombre que lucha para que lo conozcan y cuando lo conocen, se pone anteojos negros para que no lo reconozcan".