Hoy cumpliría 100 años
Horacio Guarany, un ídolo popular siempre cercano a Venado

Desde sus encuentros para componer canciones con el poeta Raúl Russi Miguelena, hasta su entrañable amistad con el empresario Sergio Straffela, el folclorista oriundo del norte santafesino siempre cultivó vínculos con el sur-sur, donde protagonizó actuaciones que convocaron multitudes.
Horacio Guarany, el Potro, o el cantor del pueblo, fallecido el 13 de enero de 2017, este 15 de mayo hubiera cumplido 100 años. Nacido en Las Garzas, en el norte santafesino, el cantautor -con más de 50 discos en su haber- fue recordado con diversos actos, sobresaliendo el organizado este jueves a la mañana por la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, en el Hall del Palacio Municipal, con la participación de Roberto Pipy Rivero y el ballet del Instituto Santafesino de Danzas, dirigido por Ariel Irfán, en tanto que el cierre musical estuvo a cargo de Gastón Farías.

Entre autoridades políticas, referentes culturales y familiares y allegados del artista, también participó del homenaje con motivo del centenario del natalicio, el venadense Sergio Straffela, uno de los grandes amigos de Guarany en sus últimos 20 años de vida, luego de conocerlo durante un almuerzo en su chacra de Luján, junto con una delegación del programa de TV Dinámica Rural.
Amistad de casi 20 años
En esas casi dos décadas de relación, Straffela compartió las fiestas familiares más íntimas y hasta convivió un tiempo en la casona ubicada en un predio de cuatro hectáreas en la localidad bonaerense de Luján, e incluso fue el organizador de la última visita del cantor a Venado Tuerto, en agosto de 2005. “Horacio había venido muchas veces a Venado, para actuar y para componer, pues junto al poeta Raúl Russi Miguelena hicieron ‘Milonga del amigo fiel’”, recordó.
También en el séptimo arte
Más cerca en el tiempo, el director general de VerTV fue el productor de El grito en la sangre, una película protagonizada por Horacio Guarany que se exhibió en varias salas. Y, lamentablemente, quedó inconcluso el filme El loco de la guerra, que estaba listo para el rodaje, también con producción del venadense y actuación del folclorista santafesino, que décadas atrás ya había incursionado en el séptimo arte con La vuelta de Martín Fierro y Si se calla el cantor.
Despedida sencilla y emotiva
También contó Straffela que, apenas confirmada la muerte de Guarany, se sumaron varios ofrecimientos para brindarle un lujoso velatorio, pero el autor de Canción del adiós y Si se calla el cantor había dejado precisas instrucciones para “que su despedida fuera como su vida, sin lujos ni desmesuras, con la sencillez y la austeridad que lo caracterizaron en sus 91 años de vida”, reveló el empresario que en su propia casa ostenta con orgullo un museo en homenaje al artista, donde guarda celosamente los afiches de inolvidables actuaciones en Argentina y en el mundo, su discografía completa, distinciones otorgadas en distintos puntos del país y el disco de oro por los conciertos grabados en vivo en el Luna Park en el ’83 y, sobre todo, “las cartas personales que me escribió, que son el tesoro más valioso que conservaré por siempre”.
Puede interesarte
Una voz criticada y reivindicada
“Horacio fue uno de los más grandes poetas que dio nuestro país, y si bien es cierto que algunos lo cuestionaban como cantor, porque supuestamente desafinaba, eso no es así de ninguna manera, y la mejor prueba es un material que se grabó en Paraguay, con la Orquesta Sinfónica, cantando en guaraní y en tiempo de ópera, en forma brillante, así que insisto en que, además de notable compositor, fue un virtuoso cantor popular que entonaba los estilos más diversos, incluso tango, aunque desde ya que arriba del escenario imponía ese estilo festivalero que hacía vibrar a las multitudes y que lo hizo conocido en todo el planeta”, destacó Straffela de quien fuera ganador de premios Gardel, SADAIC y Konex, entre otros.

Anfitrión generoso y de buen paladar
“Le gustaba mucho cocinar para sus amigos y, desde ya, tomar buenos vinos, y a veces había reuniones de más de varias decenas de personas en su casa. Era un hombre de mundo, de profunda sabiduría y enorme generosidad. Sé que le reprochaban el ‘mal carácter’, pero me consta que le quedaron secuelas anímicas de los atentados, y se sentía inseguro cuando el público se le abalanzaba; muchos, sin conocer el verdadero origen de su actitud un tanto hostil, creían que lo hacía por vanidad”, detalló quien mucho lo conocía.
Nacidas del amor y el desarraigo
“Las letras de Horacio, aun en su simpleza, son muy profundas, y escritas en situaciones muy cambiantes a lo largo de los años. Son canciones que se refieren al amor, el desamor, la injusticia y el desarraigo, como las que compuso durante su exilio en Venezuela, Ecuador, México y España, y si uno analiza a fondo esas letras, puede descubrir los sentimientos más profundos de un hombre que era perseguido por sus ideas políticas”, remarcó.
El exilio forzado y los atentados
“Guarany debió exiliarse porque tenía la sentencia de muerte de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que lideraba José López Rega en los años ’70. Incluso sufrió un atentado con la explosión de una bomba en el Templo del Vino, un museo que había diseñado al lado de su casa de Coghlan, en la calle Nahuel Huapi, donde guardaba valiosas obras de arte, como los murales de Alonso y Páez Vilaró, que fueron destruidos en ese cobarde ataque", dijo Straffela.

Y agregó el empresario venadense que "en el segundo atentado le arrojan una bomba molotov que le produce algunas heridas y lo obliga a irse del país. En diciembre del ’78 regresa y lo recibe el almirante Lambruschini, en plena dictadura, que lo invita a romper el pasaporte y cantar ‘con libertad’ en todo el país, pero sin pisar ningún escenario en Buenos Aires. Ya con la vuelta de la democracia, Horacio protagoniza un histórico recital en el Luna Park que está inmortalizado en sendas placas discográficas”.
Militante popular desde siempre
Sobre la identidad ideológica de Guarany, el empresario recordó que “cuando llega a Buenos Aires a trabajar en el puerto, él era peronista, e incluso abrió la primera unidad básica en su casa del barrio de la Boca, en la calle California, y nunca dejó de serlo, sólo que con la caída de Perón en el ’55 y su amistad con Herminio Giménez, que era del PC, se acerca a esas ideas, pero la verdad es que Horacio no militaba ni cantaba esas letras comprometidas porque se había vuelto comunista; lo hacía porque lo sentía en su alma, porque había un pueblo que necesitaba escuchar lo que nadie se animaba a pronunciar, porque su esencia popular lo envalentonaba para gritar esos puñados de verdades en sus multitudinarios recitales”.
Milonga al amigo fiel
(Letra del venadense Raúl Russi Miguelena y música de Horacio Guarany)
En mi largo andar y andar
un perro supe tener,
tan humano que a mi ver
solo le faltaba hablar.
Además en mi rodar
un cariño tuve yo,
pero pronto se cansó
de mi sentida pobreza
y se fue con su belleza
pero mi perro quedó.
Tuve un amigo, a quien di
lo mejor de mi amistad,
le entregué sin falsedad
lo mejor que vive en mí.
Pero pronto comprendí
la crueldad con que pagó
pues cobarde se llevó
mi perro en su cobardía.
El no ha vuelto todavía,
pero mi perro volvió.
Muchos amigos vinieron
otros amores también,
y por mi mal o mi bien
como vinieron se fueron.
Muchas penas me trajeron
y mi ser ensombreció,
mas la suerte tuve yo
de ver que todos pasaron
y solito me dejaron
pero mi perro quedó.