Crisis en Boedo
Incertidumbre por el futuro de San Lorenzo tras caerse la reunión en AFA
La cita convocada por Tapia para esclarecer el escándalo de Moretti fue cancelada por “filtraciones a la prensa”. La ausencia de respuestas institucionales alimenta el descrédito en medio de una trama de corrupción que golpea la historia azulgrana.
Carmelo Calderón Bourband
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) había citado este miércoles a la dirigencia de San Lorenzo para tratar la crisis desatada por las acusaciones contra el presidente licenciado Marcelo Moretti, señalado por presuntamente cobrar coimas disfrazadas de “donación” para firmar jugadores juveniles.
La reunión, programada para las 16 en el Predio de Ezeiza, fue suspendida a último momento. El argumento: la convocatoria se filtró a los medios. “Se suspendió la reunión en AFA por haber trascendido a la prensa”, fue el mensaje compartido por la CD en su grupo interno y luego replicado en portales.

El presidente de la AFA, Claudio Tapia, había evitado profundizar sobre el caso Moretti. “Cada club tiene su presidente y su comisión directiva. Lo votan los socios”, declaró, reafirmando la autonomía institucional. No obstante, el Tribunal de Ética de la casa madre ya abrió un expediente para investigar lo ocurrido.
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Otro grande que cae en lo mismo
Moretti fue captado en una cámara oculta recibiendo 25 mil dólares a cambio del supuesto fichaje de un juvenil. Tras el video, el mandatario se tomó una licencia “por estrés”, en medio de una interna creciente y denuncias cruzadas entre sectores de la dirigencia.
El escándalo expone una vez más cómo el poder mal gestionado erosiona los pilares sobre los que los socios fundan su pertenencia. La historia grande de San Lorenzo, su identidad barrial, social y deportiva, queda sometida a manejos personales de una casta dirigencial que opera sin control real.

No es la primera vez. La crisis actual remite a ciclos anteriores marcados por vaciamiento institucional, promesas de refundación incumplidas y una cultura dirigencial que convirtió al club en rehén de su propio estatuto.
Mientras tanto, el club espera. En la semana donde debía discutirse el futuro, se impuso el silencio. Y en ese silencio, otra vez, se oxida la confianza.