Lo que se viene...
La nueva etapa del plan económico del presidente Milei
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Se centra en incentivar sectores estratégicos, promoviendo reformas estructurales y fortaleciendo relaciones internacionales.
Por Raúl Ochoa y Gómez
El resultado electoral le dio al presidente Javier Milei la posibilidad de profundizar las medidas económicas e incluso comenzar con las llamadas políticas de "segunda generación". Pero... ¿cuáles son y qué posibilidades reales tienen de implementarse?
Medidas Económicas Inmediatas
Política Fiscal: una vez consolidado el equilibrio fiscal, su objetivo es bajar o eliminar algunos impuestos considerados distorsivos, para posteriormente implementar una reforma tributaria integral.
Política Cambiaria: a corto plazo seguirá el sistema de flotación administrada, aunque podrían ampliarse las bandas hasta su eliminación total (posiblemente hacia octubre 2026).
Inversiones: el plan prevé incentivos a la inversión real directa en los sectores con alto potencial exportador como minería, energía e hidrocarburos.
Reforma Laboral: propone avanzar en una reforma laboral que elimine la indemnización sin causa (sustituyéndola por un seguro de desempleo), reduzca las cargas patronales, promueva la libertad de afiliación sindical y modifique los convenios colectivos de trabajo.
Reforma Previsional: las jubilaciones y pensiones concentran el 46% del gasto primario nacional. Si bien la mayoría de los haberes son bajos, los aportes resultan insuficientes para sostener el sistema, argumento con el que el gobierno nacional justifica la necesidad de implementar reformas estructurales en el régimen previsional.
Política Exterior: profundización de las relaciones económicas con Estados Unidos a través de tratados bilaterales y detrimento del vínculo con otros socios comerciales como China.
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Límites y Riesgos
La baja de impuestos podría exigir un ajuste adicional que postergue la reactivación económica. Para evitarlo, se requiere coordinar una política monetaria que compense esos efectos, lo más eficaz sería una mayor generación de crédito, respaldada en un flujo sólido de reservas internacionales que garantice la estabilidad del sistema financiero.
El sostenimiento de la política cambiaria depende en gran medida del equilibrio fiscal -que puede considerarse consolidado-, pero también del ingreso de dólares a través del superávit comercial, el crédito o la inversión extranjera, factores que todavía no están garantizados.
Las reformas laborales y previsionales podrían enfrentar resistencia sindical y aumentar la conflictividad. Para reducir ese riesgo, el gobierno nacional deberá construir amplios consensos y diseñar políticas sostenibles tanto económica como socialmente.
Conclusiones
El programa económico actual depende de un ingreso constante y significativo de divisas, utilizadas para anclar la inflación, estabilizar el tipo de cambio y moderar las expectativas.
En este contexto, el resultado electoral fue decisivo: despejó el temor a un eventual retorno al modelo kirchnerista, percibido como contrario a la inversión, regresivo y empobrecedor. Sin embargo, ese respaldo político, por sí solo, no alcanza para cimentar un proceso de crecimiento y desarrollo sostenido.
Para lograrlo, será necesario promover una economía que fortalezca no solo al sector exportador, sino también a las Pymes -uno de los segmentos más postergados del actual plan económico-, dentro de un marco de mayor seguridad jurídica, solidez institucional y mejora en los ingresos y el bienestar de la población.

