La sesión tomó temperatura
Lo que dejó la jura en Diputados: gritos, gestos desafiantes y micrófonos abiertos
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La sesión preparatoria que puso en marcha la nueva Cámara de Diputados dejó algo más que la foto formal de los juramentos: pasillos bloqueados por el operativo presidencial, cánticos cruzados, diputados a los gritos, juramentos con carga política y un presidente de sesión desbordado por micrófonos indiscretos.
La jura de los diputados que asumirán el próximo 10 de diciembre comenzó a los gritos y marcó lo que sería el trascurso de toda la jornada. Y lo que no se vio en los planos cuidados de la transmisión oficial fue una radiografía cruda de la Cámara que viene.
Diputados en modo tribuna, con clima de estadio, gritos que tapaban micrófonos y un tablero político nuevo que se estrenó entre aplausos, abucheos y miradas sostenidas entre los palcos y el recinto se repitieron durante las más de dos horas que duró la sesión.
La llegada de Milei
Antes de que se escuchara el primer “sí, juro”, el clima ya estaba caliente. El dispositivo de seguridad que acompañó la llegada de Javier Milei bloqueó pasillos y ascensores del Congreso. Personal de seguridad frenó el movimiento interno ante el ingreso del Presidente, que apareció acompañado por su hermana y secretaria de la Presidencia, Karina Milei, el jefe de Gabinete Manuel Adorni, el ministro del Interior Diego Santilli, el de Defensa Alberto Presti —de uniforme militar— y el de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.
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El operativo generó el primer malestar del día entre legisladores que quedaron literalmente “encerrados” o impedidos de usar los ascensores, reservados para los funcionarios del Ejecutivo.
Milei arengó desde el palco central de la Cámara.
Cuando Milei se asomó al palco principal, la temperatura subió varios grados. El bloque de La Libertad Avanza (LLA) estalló en aplausos y cánticos de “¡Presidente, Presidente!” y “¡La casta tiene miedo!”. El propio Milei respondió con brazos en alto y gestos ampulosos, mimetizado con el clima de cancha. Del otro lado, los diputados de Unión por la Patria (UP) devolvieron con el clásico “¡La Patria no se vende!”.
El cruce quedó condensado en una escena: el chaqueño Aldo Leiva se levantó de su banca, miró al palco y le gritó al Presidente “la Patria no se vende”, mientras desde la bancada libertaria contestaban con “¡Libertad, libertad!”.
Lemoine a los gritos
El inicio formal de la sesión, presidida por el radical Gerardo Cipolini como diputado de mayor edad, tampoco trajo calma. La primera tanda de juras estuvo a cargo de Nicolás del Caño y Romina del Plá, del Frente de Izquierda.
Del Plá desató revuelo con una fórmula que incluyó la frase “por el derecho del pueblo palestino a existir, desde el río hasta el mar”, lectura que muchos interpretan como una negación del Estado de Israel. Del Caño, por su parte, sumó referencias a Gaza, la intervención de Estados Unidos en Venezuela y la defensa de los trabajadores.
Pero lo que no se vio en la transmisión oficial fueron los detalles laterales de esa escena. Desde una de las primeras filas, Lilia Lemoine, diputada libertaria, abandonó el perfil bajo y se dedicó a hostigar a casi cada opositor que se acercaba al estrado. Hubo abucheos, gritos y hasta un “andá a bañarte” que bajó desde las gradas para Del Caño.
Grabois, gestos y acusaciones
Uno de los momentos más comentados —y menos encuadrados por la pantalla oficial— tuvo como protagonista a Juan Grabois. El dirigente del Frente Patria Grande, antes de jurar, se dio vuelta hacia el palco presidencial, levantó la mano izquierda con tres dedos en alto, imitando el gesto de la saga “Los juegos del hambre”, símbolo de resistencia y rebelión.
Tras pronunciar su “sí, juro”, repitió el saludo y, ya de espaldas al estrado, remató con los dedos en V del peronismo. En un gesto final, mientras se retiraba del sector de jura, se dirigió hacia la bancada libertaria y se tocó la nariz, en una mímica que sugiere consumo de drogas.
Aunque muchos en el recinto creyeron que se refería a Lorena Villaverde, por sus antecedentes ligados a causas de narcotráfico, el gesto estuvo dirigido a Juliana Santillán, diputada bonaerense de LLA, con quien ya venía cruzando acusaciones.
Los libertarios respondieron con gritos y abucheos, pero Milei, desde el palco, decidió no contestar. Apoyado en la baranda, apretó los dientes, siguió la escena con gesto duro y luego retomó el intercambio de miradas y pulgares en alto con su bancada cuando nuevas juras lo invocaban.
Polémica con Cipolini
Uno de los capítulos más incómodos del día se escribió lejos de los discursos oficiales. Mientras se sucedían las tandas de juras, el micrófono del presidente de la sesión, Gerardo Cipolini, jugó en su contra.
Cuando la chaqueña libertaria Rosario Goitía se acercó al estrado, se escuchó su voz en la transmisión: “Rosario Goitía… che, ¡qué buena que está…!”. Algo similar ocurrió durante la jura de la formoseña María Graciela de la Rosa, del PJ, a quien el radical definió como “la peruca” antes de soltar un “tremendo”. Y hubo un tercer comentario, en la misma línea, sobre la libertaria puntana Mónica Becerra.
Las frases, captadas por los micrófonos abiertos, llegaron a las redes sociales en cuestión de minutos y generaron el reclamo en el recinto. Cecilia Moreau tomó la palabra para cuestionar a Cipolini por los “piropos” a diputadas en plena sesión preparatoria.
El chaqueño intentó desmarcarse más tarde, al alegar que se trataba de una “operación” en redes que habría manipulado su voz con inteligencia artificial. Pero el audio ya había quedado registrado como parte de la banda sonora paralela de la jura.
De blanco, con Torá y ponchos
La sesión dejó también postales personales que tampoco se vieron completas en la transmisión. La correntina Virginia Gallardo, de La Libertad Avanza, juró con su hija en brazos, vestida completamente de blanco, “como novia en Iglesia”, según se escuchó murmurar en los pasillos. “Como correntina, por la familia, las infancias y un futuro mejor para todos, sí juro”, dijo, antes de girar para saludar a Milei y a Karina Milei en el palco.
"Sobre el Tamaj, sí, prometo”, sostuvo al jurar Patricia Holzman.
Patricia Holzman, también de LLA y directora de la Fundación Judaica, eligió un camino distinto: en lugar de jurar, prometió sobre la Torá, fiel a la tradición hebrea. Al terminar, se dio vuelta para buscar la mirada del Presidente, que asintió con aprobación.
Del lado de Unión por la Patria, el sacerdote Juan Carlos Molina se presentó con atuendo blanco, rosario a la vista y una fórmula de fuerte contenido social y religioso: juró por “los wichí del Impenetrable abandonados, por el Papa Francisco, Hebe, las madres y abuelas en lucha y el pueblo de Santa Cruz”.

