Asesino silencioso
Monóxido de carbono, un gas imperceptible y letal: prevenir para salvar vidas

Daniel Virelaude, bombero de Venado Tuerto, brindó recomendaciones clave para evitar intoxicaciones en el hogar.
Con la llegada del invierno y el uso intensivo de estufas y calefactores, se intensifica también un riesgo silencioso que cada año causa muertes evitables: la intoxicación por monóxido de carbono. En este contexto, desde el cuerpo de Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto lanzaron una campaña de concientización para advertir a la comunidad sobre los peligros de este gas imperceptible y letal, que se genera por la mala combustión de artefactos.
“Es invisible, no tiene olor ni color, y puede matar sin que uno lo note”. Con esas palabras, Daniel Virelaude, integrante del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto, describió la amenaza del monóxido de carbono, un gas que cada invierno cobra víctimas en todo el país.
La alarma crece con los casos recientes registrados en Buenos Aires y otras provincias, donde varias personas fallecieron por inhalación de monóxido debido a calefacciones defectuosas y ambientes sin ventilación. Incluso, en el extremo sur santafesino se registraron muertes que se podrían haber evitado. “La intoxicación se da por la mala combustión de estufas, cocinas, calefones, hornos o braceros”, explicó el bombero. “Y lo más peligroso es que no se percibe. Cuando uno se da cuenta, muchas veces ya es tarde”.

Cómo detectarlo
Los primeros síntomas de intoxicación son dolor de cabeza, náuseas, vómitos, somnolencia, mareos y debilidad. En casos graves, puede producirse la pérdida de conocimiento y la muerte. “Es clave no subestimar el cansancio o una migraña cuando estamos en un ambiente cerrado con artefactos encendidos”, indicó Virelaude.
También recomendó prestar atención a señales visibles: “La llama de cualquier artefacto a gas debe ser azul. Si es amarilla, está quemando mal. Además, si las paredes cercanas se ennegrecen o hay presencia de hollín, es una señal de alerta”.
Frente a cualquier sospecha, lo urgente es apagar el artefacto, ventilar los ambientes y consultar con un gasista matriculado. “La ventilación salva vidas. Aunque sea una rendija abierta, permite la circulación del aire y evita la acumulación del gas”, insistió.
Puede interesarte
Lo que hay que saber
El bombero y licenciado en Seguridad e Higiene explicó que el tipo de gas también define el comportamiento del monóxido. El gas de garrafa (GLP), más pesado que el aire, tiende a acumularse en las partes bajas de la vivienda, por lo que las ventilaciones deben estar cerca del suelo. En cambio, el gas natural es más liviano y exige ventilaciones altas.
“El monóxido también es más liviano que el aire, pero tiene la particularidad de ser inflamable y muy tóxico. Puede estar presente en cualquier combustión deficiente, incluso en motores”, advirtió. Y agregó que, aunque muchos hogares utilizan sistemas modernos, el mantenimiento sigue siendo indispensable: “Un artefacto nuevo mal instalado también puede ser letal”.
Muchas tragedias ocurren cuando los hogares están completamente cerrados durante la noche. “Hay que evitar el cierre hermético. Basta con dejar una pequeña abertura en una ventana para permitir el ingreso de oxígeno y la salida de gases”, remarcó.
El uso de braseros, salamandras, estufas a leña o equipos a querosén representa un riesgo adicional. “En todos los casos, el mantenimiento y la limpieza de chimeneas o ceniceros es clave. Si la salida de humos está tapada o corroída, el monóxido puede filtrarse nuevamente al ambiente”.
Además, recomendó realizar una limpieza periódica del hollín que se acumula en los ductos: “Ese residuo puede obstruir el paso de gases, generar retroceso y exponer a las personas a una intoxicación lenta pero continua”.
El valor de los detectores

Consultado sobre los detectores de monóxido de carbono, Virelaude los consideró una herramienta valiosa: “Si una familia puede adquirirlos, sin duda ayudan a salvar vidas. Emiten un sonido de alerta antes de que el gas alcance niveles peligrosos, lo que permite ventilar a tiempo”.
Recomendó colocarlos especialmente en cocinas, pasillos y dormitorios que tengan calefacción encendida durante la noche. “Muchas veces el problema ocurre mientras dormimos, por eso es importante tener sensores donde pasamos más tiempo”.
En cuanto a su ubicación, explicó que deben instalarse a una altura intermedia, lejos de puertas, ventanas o salidas de aire que puedan interferir con la detección.
Puede interesarte
Recomendaciones adicionales
Virelaude sugirió revisar anualmente todos los artefactos a gas con profesionales habilitados, asegurarse de que tengan salida al exterior, evitar dormir con calefactores encendidos sin ventilación y no usar el horno de la cocina como fuente de calor.
También indicó que los hogares con adultos mayores o niños pequeños deben extremar los cuidados: “Ellos pueden no notar los síntomas o no tener la fuerza para reaccionar. Por eso, la prevención no es solo personal, es colectiva”.
Cuidarnos entre todos
“La mayoría de las muertes por monóxido son evitables. Requieren información, prevención y compromiso con el mantenimiento de nuestros artefactos”, resumió el bombero.
Desde Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto destacan la importancia de la difusión constante y se ponen a disposición para brindar charlas educativas en escuelas, clubes y centros comunitarios. “Nuestro objetivo no es solo apagar incendios, sino también evitar que ocurran”, concluyó.