Mes de concientización
Para prevenir, hablemos del suicidio y la psicoeducación
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La Universidad Católica de Santa Fe, a través de su Facultad de Psicología, impulsa la formación y la psicoeducación para la detección de riesgos y el acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad.
En el marco del Mes de Prevención del Suicidio, resulta fundamental abrir la conversación sobre esta problemática de salud pública, que, según datos del Ministerio de Salud de Argentina, registra un suicidio cada tres horas. La Universidad Católica de Santa Fe, a través de su Facultad de Psicología, impulsa la formación y la psicoeducación para la detección de riesgos y el acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad.
En princpio, es importante recordar: “Si vos o alguien que conocés está atravesando un problema de salud mental, acercate al centro de salud más cercano a tu domicilio. Ante una situación crítica podés llamar al 107 o acudir a la guardia de un Hospital”.
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¿Qué entendemos por suicidio?
“El suicidio es un acto de atentado hacia la propia vida. Más allá del enfoque en el que nos posicionemos —cognitivo, sistémico o psicoanalítico— lo que observamos es un comportamiento de autodaño infringido hacia la propia vida”, explica la doctoranda en Psicología Merlina Luciani, docente de la Facultad de Psicología en las cátedras Introducción a la psicología, TCA y Prácticas Profesionales de Clínica.
Tres momentos clave de la conducta suicida:
1. Ideación suicida: deseos de muerte y pensamientos persistentes de querer morir, dañarse o matarse.
2. Planificación: elaboración de un plan que permita concretar esos pensamientos.
3. Atentado o acción: el pasaje al acto propiamente dicho.
Existen señales de alerta que pueden anticipar conductas suicidas: expresiones de desesperanza, aislamiento, despedidas o regalos, hablar de la muerte, cambios significativos en el estado de ánimo.
Luciani advierte: “No siempre quienes intentan suicidarse presentan un cuadro depresivo. Lo central es observar modificaciones significativas en la conducta y en el discurso que refuercen ese cambio”.
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El rol del terapeuta
Desde la práctica clínica, se recomienda un posicionamiento de activo y directo: acompañar y alojar al paciente, pero sin evitar las preguntas directas —¿Pensaste en suicidarte? ¿Cómo lo imaginaste? ¿Cómo lo planificaste?—. La clave no es minimizar el sufrimiento, sino habilitar un espacio para hablar de él.
“Es muy importante formarse para ofrecer un espacio de acompañamiento y seguridad. No deberíamos esperar a que suceda; hay que hablar del tema, incluso si genera miedo en el consultante o en el terapeuta. La persona que expresa su dolor, su ‘me duele vivir’, no necesita que le enfoquemos la mirada en lo positivo de su vida, sino que lo acompañemos en su propia experiencia. ¿De qué otra manera se puede transitar ese dolor?”, señala Luciani.
La especialista destaca también la necesidad de involucrar al sistema familiar y a la red de apoyo: “no podemos abordarlo solo con la persona identificada; siempre es clave activar el sostén de su entorno. La familia y la red de apoyo son fundamentales. Es muy importante ofrecer información y hablar del tema, porque alrededor de la ideación suicida suele instalarse un tabú o un temor que, lejos de ayudar, termina sosteniendo la problemática. Debemos poder hablar sin tabúes. Esto no significa estar encima de la persona —porque eso genera malestar—, sino más bien observar con atención qué es lo que le inquieta, cómo está actuando y, sobre todo, si cuenta con acompañamiento”, señala la especialista.
La tendencia al suicidio no es hereditaria. Lo que sí puede transmitirse es la idea del suicidio como una forma de solución a los problemas. Luciani agrega que “el acto suicida, cuando está planificado, puede concretarse en apenas segundos. Es un acto impulsivo, no compulsivo: la persona no lo reflexiona, lo atraviesa y lo ejecuta de manera directa”.
Por eso, la psicoeducación a las familias es clave: conocer las diferencias entre mujeres y varones en la manifestación de estos actos, identificar los mecanismos más frecuentes —como ingesta de medicamentos, ahorcamiento o uso de armas de fuego— y, especialmente, evitar que estos elementos estén al alcance.
Desmitificar para prevenir
Luciani destaca que, para avanzar en la prevención, es necesario derribar ciertos mitos:
• “Solo quiere llamar la atención”: toda expresión debe ser tomada en serio.
• “Se le va a pasar solo”: los estados emocionales son complejos; no se resuelven sin intervención.
• “Quien se suicida desea realmente morir”: muchas veces se busca aliviar el dolor o castigarse, en medio de una ambivalencia entre vida y muerte. Una parte del sujeto busca sobrevivir y seguir creciendo, mientras que otra lo empuja hacia el final.
• “Si lo intentó una vez, nunca dejará de intentarlo / nunca lo volverá a intentar”: ninguna postura es correcta: la intervención adecuada puede ayudar a reconectar con la vida.
• “El suicidio no puede prevenirse”: es un error, la prevención no solo es posible, sino necesaria.
Reconocer el malestar para atravesarlo.
Hoy, muchas personas acceden a conceptos terapéuticos a través de redes sociales. Esto puede ser útil, pero también riesgoso: genera la exigencia de un bienestar constante. En la adolescencia, la necesidad de aprobación social y popularidad virtual puede profundizar esta presión.
La doctoranda concluye: “No se trata de estar bien todo el tiempo. No es tarea del ser humano limitarse a ser exitoso y tolerar la frustración. El malestar también nos permite crecer y evolucionar, si lo reconocemos como parte de nuestra existencia. Lo importante es aceptar el dolor, transitarlo, resignificarlo y transformarlo. Los malestares no son únicos, insoportables ni eternos. Todo en la vida tiene un desarrollo, un principio y un final. Esa sensación de dolor o incomodidad que hoy atravesamos, en algún momento podrá transformarse. Mientras tanto, necesitamos transitarla, resignificando nuestra autoestima y, sobre todo, nuestra autovaloración: cómo y dónde nos estamos valorando como personas”.
Encuentros que podría interesarte
La Facultad de Psicología de la UCSF invita a participar de distintas propuestas en torno a la salud mental. El jueves 2 de octubre, a las 10.30, en la sede Rosario (Moreno 1056), se desarrollará la conferencia “Depresiones en la actualidad: ¿epidemia o modo de estar en el mundo?”, a cargo del Mgtr. Facundo Blestcher, psicólogo y delegado de la Decana de la Facultad. La actividad es gratuita y abierta a todo público. Para consultas, se puede escribir a [email protected].
En la sede Santa Fe, en el marco de la Semana de la Salud Mental, el miércoles 15 de octubre, de 9.30 a 11 h, se llevará adelante la charla “Abordaje de la Problemática del Suicidio”, a cargo de la Lic. Cristina Gentile, del Ministerio de Salud de la Provincia. La actividad tendrá lugar en el Aula 1.27.
Además, se encuentra en marcha la investigación “Salud Integral en Santa Fe”, que busca evaluar el estado de la salud física y mental en jóvenes y adultos de la provincia. Las respuestas al cuestionario son anónimas y se utilizarán únicamente con fines estadísticos y para diseñar futuras propuestas orientadas al mejoramiento de la salud. Quienes deseen participar pueden completar el formulario en el siguiente enlace: forms.office.com/r/pSZein5hmv