Guerra y combustible
Parlamento iraní aprueba cierre del estratégico Estrecho de Ormuz

Tras la aprobación del parlamento, la decisión es del líder supremo. Argentina y el mundo pueden verse afectados en el comercio y precios de energía.
Gonzalo Fracchia
La incursión directa de Estados Unidos en el conflicto de intereses directos entre Irán e Israel ha modificado el tablero y las eventuales repercusiones a nivel mundial.
Ya no sólo se trata de la búsqueda de paz en Medio Oriente, las disputas culturales de antaño o la propia condición de los actuales habitantes, sino también de la economía a nivel global.
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La Asamblea Consultiva Islámica de Irán aprobó la intervención del Estrecho de Ormuz, paso entre el Golfo Pérsico y la Península Arábiga, dejando la decisión final en manos del Consejo de Seguridad y luego el ayatolá Alí Jamenei.

Se trata de una medida en represalia a los ataques directos Washington contra la planta de enriquecimiento de uranio de Fordo y los complejos nucleares de Isfahan y Natanz. Donald Trump había asegurado que destruyeron toda su capacidad, pero luego desde Seguridad indicaron que no había posibilidad de asegurarlo.
Qué representa el Estrecho de Ormuz
En caso de concretarse, sería la primera vez en 50 años (última vez en 1972) que se lleva a cabo y una jugada particular de estrategia bélica en la que la disputa se aleja del diálogo, pero incluiría un factor no armamentístico de forma directa.
Con una extensión de 39 kilómetros en su tramo más angosto, el paso en cuestión es la principal vía de petróleo del mundo, con uno de cinco barriles del planeta por día y con más de 20 millones de barriles diarios. El traslado de gas natural licuado también es clave.
Sin precisiones respecto a cómo se avanzaría con la intervención el espacio marítimo cuenta con dos canales de 3 kilómetros de ancho cada uno para ingreso y egreso, afectando principalmente la salida de energía de los países del golfo: Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Baréin, Arabia Saudita, Kuwait, Irak y el propio Irán.
Es la única salida marítima de la región y hasta el momento la más seguro para naciones como la saudí, contemplando la peligrosidad del Golfo de Adén en el cuerno de África con la presencia de los hutíes de Yemen, quienes ha tenido conflictividad con Israel y amenazaron a Estados Unidos se intervenía, tal como lo hizo.
Los efectos para la economía mundial repercutirán de forma directa para el ciudadano a pie en los valores del combustible en los surtidores. Estimaciones de JP Morgan hablan de una suba a 120-130 dólares el barril siendo “el peor escenario posible en la guerra entre Israel e Irán”, según el banco.

En Argentina, YPF, que posee la mitad del mercado, aún no anunció modificaciones, pero las mismas ya se estiman luego del 5% de aumento de Puma y posibles cambios en Shell. El CEO a nivel mundial de esta última, Wael Sawan, expresó: “El Estrecho de Ormuz es al final del día, la arteria por la que fluye la energía del mundo. Y si esa artería se bloquea, por la razón que sea, tendrá un enorme impacto en el comercio mundial”.
¿”Suicidio”?
La media apunta directamente a las decisiones recientes de Washington y los afectaría de forma profunda al tratarse de la principal economía del mundo. Sin embargo, las apreciaciones desde su gobierno contemplan otras aristas.
El vicepresidente, J.D. Vance, definió el cierre como un “suicidio”, argumentando que “toda su economía pasa por el Estrecho de Ormuz. ¿Por qué harían eso? No creo que tenga ningún sentido”.
La aseveración del segundo de Trump no es completamente exacta, pero sí remarca el hecho de que casi 2 millones de barriles de petróleo diarios pertenecen a Irán, equiparando cifras de exportación con Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.
Teherán sostiene el Mar Caspio como salida hacia las ex naciones soviéticas y Rusia, uno de sus principales socios, pero ha perdido la conexión con el resto de Medio Oriente y el Mediterráneo desde el derrocamiento de Bashar al-Asad en Siria.
Algunas apreciaciones del mundo
No es la primera vez en los últimos meses que Irán habla respecto al Estrecho de Ormuz. En 2024, el comandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, Hossein Salami, asesinado en el ataque “preventivo” de Israel que eliminó a más de 10 objetivos estratégicos, ya había alertado.
"Responderemos con firmeza a cualquier provocación en el Golfo Pérsico. No permitiremos que fuerzas extranjeras interfieran en nuestra soberanía ni en la seguridad del estrecho", indicó Salami.

La gestión de Joe Biden ya había alertado el año pasado mediante Lloyd Austin, su secretario de Defensa: "El Estrecho de Ormuz es vital para la seguridad energética global. Cualquier intento de bloquearlo o amenazar la libre navegación será considerado una amenaza directa a los intereses de Estados Unidos y sus aliados".
Uno de los países de la región se mostró preocupado en las últimas semanas por las eventuales consecuencias. El príncipe Faisal bin Farhan, ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita expresó: "La estabilidad del Estrecho de Ormuz es esencial para el flujo de crudo y la economía mundial. Hacemos un llamado a la desescalada y al diálogo regional”.
Desde la Unión Europea (UE), ya afectados por la relación comercial con Rusia, un proveedor clave, su representante diplomático más importante, Josep Borrell, también se manifestó: "Apoyamos la libertad de navegación en el Estrecho de Ormuz y condenamos cualquier acto que ponga en riesgo el transporte marítimo internacional”.