Gran conmoción
Preocupación regional tras el suicidio de dos adolescentes en Rufino
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El delegado del Ministerio de Salud en el sur santafesino, Joaquín Sánchez de Bustamante pidió no minimizar señales de alerta.
La muerte de dos adolescentes de 17 años en Rufino generó una conmoción profunda en toda la región y reactivó la urgencia por fortalecer las redes de prevención en salud mental. El médico Joaquín Sánchez de Bustamante, delgado regional del Ministerio de Salud santafesino, valoró las mesas intersectoriales que la provincia puso en marcha en distintos departamentos, analizó el impacto del caso, el acompañamiento institucional y familiar, y el desafío de detectar señales de riesgo en un contexto social cada vez más complejo.
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Una tragedia que golpeó a la región
El caso de Rufino sacudió no solo a esa comunidad sino también a los equipos que desde hace meses vienen trabajando en la conformación de mesas intersectoriales para abordar de manera integral la salud mental, sobre todo en adolescente. Sánchez de Bustamante admitió que entre los integrantes del dispositivo la noticia se recibió “con mucho dolor y mucha preocupación”, y recordó que estos hechos, aunque se intenten prevenir, “van a seguir ocurriendo” porque la salud mental “no se resuelve de manera definitiva”, sino que se acompaña en procesos muchas veces prolongados.
El médico subrayó que el funcionamiento de las mesas ya está aceitado y que se transita hacia el tercer encuentro formal, con una nueva reunión prevista para el 12 de diciembre. Se trata de espacios amplios, con la participación de referentes de salud, educación, desarrollo social, clubes, instituciones deportivas y organizaciones territoriales. El objetivo central es construir redes de proximidad que permitan intervenir tanto en la prevención como en la post-prevención, es decir, el acompañamiento que se debe brindar “el día después” de una situación crítica.
En las horas posteriores a la tragedia, profesionales de los ministerios de Salud y de Educación—entre ellos Patricia Becerra, coordinadora de Salud Mental, y Verónica Caporaletti directora de la Región VII educativa— viajaron a Rufino para trabajar directamente con escuelas, docentes, equipos pedagógicos y estudiantes, en un acompañamiento que se extendió también al personal local que integra los dispositivos de contención. “Nada de esto es fácil —admitió el médico—, pero es necesario estar presentes y sostener”.
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Contener a las familias
Consultado sobre cómo se aborda la contención a las familias, Sánchez de Bustamante remarcó que todo trabajo comienza por un principio básico: la escucha. En los procesos de duelo pueden surgir reacciones de angustia o síntomas que requieran apoyo clínico, incluso medicación transitoria, pero enfatizó que lo fundamental es ofrecer un espacio donde los familiares puedan hablar, expresar el dolor y tratar de comprender los factores que pudieron haber intervenido.
“Ese dolor no desaparece”, explicó, y es allí donde aparece el rol del acompañamiento profesional y comunitario. Recordó que la función del profesional de la salud no es siempre curar, sino “estar, sostener, acompañar”, aun cuando la sensación sea de insuficiencia. En ese sentido, consideró que la movilización social que se generó en Rufino —incluida la convocatoria a una marcha para este domingo— es un modo válido en que la comunidad busca expresar su dolor colectivo y ofrecer apoyo a las familias.
Detectar señales
En relación con las herramientas disponibles para detectar señales tempranas que puedan anticipar conductas de riesgo, el funcionario sostuvo que la comunidad tiene un rol clave y que la prevención no se limita al sistema de salud. Escuelas, clubes, espacios deportivos, grupos de pares y ámbitos cotidianos donde los adolescentes construyen vínculos son —dijo— lugares decisivos para advertir cambios en el comportamiento.
Puso el acento en la necesidad de evitar la minimización. “Si hubo un intento previo o existen autolesiones, esa persona está expresando algo”, subrayó. También mencionó cambios de conducta que deben llamar la atención, como el uso persistente de ropa que cubre los brazos en verano, el aislamiento súbito, o la tendencia a desaparecer en momentos de estrés o conflicto emocional. Según describió, son señales que muchas veces aparecen de manera silenciosa, pero que requieren sensibilidad y acción.
“Como padres, pares, docentes, vecinos o el rol que tengamos debemos observar y no dejar pasar estas señales”, expresó. Sin embargo, reconoció que la escucha profunda no siempre es una habilidad innata y que muchas veces la tarea consiste en identificar y derivar a quienes sí tienen herramientas para intervenir. “Tal vez uno no pueda acompañar plenamente, pero sí puede ver algo y trasladarlo a otro adulto o institución”.
Bullying, fin de año y redes sociales
Sánchez de Bustamante explicó que las últimas semanas del año suelen ser un período especialmente movilizante para niños y adolescentes. El cierre del ciclo lectivo, los exámenes, los cambios de rutina y la carga emocional de las fiestas familiares suelen amplificar malestares preexistentes.
En ese escenario, el bullying se vuelve un factor crítico. El profesional afirmó que en los colegios se observa un nivel de violencia entre pares “que no parece posible de imaginar” y pidió a las familias prestar especial atención. A veces —dijo— el daño se genera sin intención, a partir de la exclusión de un compañero que necesita contención o presencia. “Un adolescente puede necesitar simplemente que otro lo acompañe. Y cuando esa compañía no aparece, la soledad se vuelve muy pesada”.
A esta problemática se suma la dimensión digital, donde el anonimato y la exposición amplifican el sufrimiento. Según relató, incluso en colegios de renombre se registraron casos de estudiantes que crearon perfiles falsos para hostigar a compañeros. “El daño que generan estas prácticas es enorme —advirtió—. La combinación de aislamiento, hostigamiento virtual y un entorno emocional inestable puede resultar devastadora”.
Formación permanente
Al referirse a los profesionales que trabajan en el sistema sanitario, Sánchez de Bustamante señaló que la provincia viene fortaleciendo la capacitación en áreas específicas vinculadas a la salud mental y al acompañamiento emocional. Se ofrecen cursos presenciales y virtuales sobre escucha activa, comunicación terapéutica, abordajes interdisciplinarios y habilidades blandas para situaciones de crisis.
La formación alcanza a todo el personal que tiene contacto con pacientes: administrativos, enfermeros, técnicos, especialistas y directivos. Según explicó, el objetivo es que cualquier trabajador del sistema pueda reconocer señales, ofrecer un primer acompañamiento y derivar correctamente. “La cantidad de cursos es enorme y muchas veces ni siquiera llegamos a completarlos todos —dijo—. Pero la oferta es permanente y sigue creciendo porque es imprescindible”.
“De esto hay que hablar”
En el cierre, remarcó que la sociedad debe sostener conversaciones abiertas sobre salud mental, sobre todo cuando involucra a adolescentes. “Debemos saber que esto existe, prestar atención y hacer todo lo posible para evitar estas situaciones, aunque no siempre pueda lograrse al cien por ciento”, afirmó.

