Tercera edición
“Queremos que vivan lo que es ser bombero por un día”

La bombero voluntaria Mariela Loguzzo invita a participar este sábado 10 de una experiencia única en el cuartel de bomberos de Venado Tuerto, con recorridos, charlas y actividades para todas las edades.
Este sábado 10 de mayo, el cuartel de Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto abrirá sus puertas a la comunidad para vivir la tercera edición de “Bombero por un día”, una propuesta educativa y recreativa que busca acercar el trabajo bomberil a niños, jóvenes y adultos. Cabe señalar que la actividad se desarrollará de 10 a 17 horas en la sede de calle Chacabuco 570, y los menores deberán asistir acompañados por un adulto.
“Queremos que los chicos y sus familias puedan conocer de cerca cómo es nuestro trabajo, desde el estudio hasta la acción. Esta edición tiene novedades, como el ingreso por la entrada de las oficinas, y un recorrido mucho más completo”, explicó la bombero voluntaria Mariela Loguzzo.

La jornada estará organizada en grupos guiados por bomberos, con un máximo de 18 personas por turno. El recorrido incluirá la visita a la Escuela de Formación, en el primer piso, donde se cursan las materias para convertirse en bombero -“unas 10 a 12 materias a lo largo de un año y medio”, detalló Loguzzo-, y también se mostrarán los espacios donde el cuerpo activo desarrolla sus entrenamientos obligatorios.
“Todos los lunes a las 20.30 tenemos instrucción. No importa si ya estás recibido, siempre hay que capacitarse, actualizar técnicas, recordar procedimientos. Todo cambia y es necesario estar preparados”, subrayó la coordinadora de “Bombero por un día”.
Entre las estaciones del recorrido, también habrá una cocina con humo artificial, donde los asistentes podrán experimentar lo que implica actuar sin visibilidad. “Muchos chicos se entusiasman, pero también hay adultos que se animan y se sorprenden. Siempre estamos cuidándolos, hay guías todo el tiempo”, señaló.

Además, se podrá visitar el vestuario -“donde mostramos cómo están organizadas nuestras ropas para cambiarnos rápido”-, conocer los colores de los cascos según los rangos, y acceder al sector de despacho donde se reciben las llamadas de emergencia. “Ahí les explicamos que el despachador no sale a la emergencia, pero cumple una función clave. Recoge la información, activa las alarmas y nos indica qué tipo de ropa necesitamos según la situación”, comentó.
“Las alarmas internas nos indican si vamos a un incendio o a un accidente. La ropa no es la misma. Cada intervención requiere un equipo diferente”.
En la zona de vestuario institucional, los visitantes podrán probarse trajes, cascos y tomarse fotos. También habrá vueltas en móviles para los niños y exposiciones de dos históricas autobombas Magirus.

“Va a haber charlas de fuego, de rescate con cuerdas, de resucitación cardio-pulmonar (RCP), y también demostraciones de nuestra unidad K9 de perros entrenados para búsqueda de personas vivas y otras especializadas en personas sin vida. Todo eso se entrena y se perfecciona continuamente”.
Además del componente emocional, Loguzzo resaltó el rol pedagógico de actividades como “Bombero por un día”, donde también se visibiliza el impacto que tienen los bomberos en la vida comunitaria: “Mucha gente cree que lo nuestro es solo apagar incendios o rescatar un gatito de un árbol, pero hacemos mucho más. Intervenimos en accidentes, trabajamos con sustancias peligrosas, participamos de rescates urbanos y rurales, capacitamos a la comunidad en RCP, y colaboramos con Defensa Civil en casos de inundaciones o emergencias climáticas”.

Cuartel en marcha
El cuartel cuenta con bomberos -cuyos haberes solventa la Municipalidad- que realizan guardias rotativas de “24 x 72", es decir, un turno de 24 horas consecutivas, seguido de 72 horas de descanso. “Esto nos permite estar siempre disponibles. Imaginate que tenemos al menos cinco salidas por día. No podríamos hacerlo si estuviéramos en otro trabajo y tuviéramos que salir corriendo”, indicó Loguzzo.
También hizo hincapié en los desafíos cotidianos dentro del cuartel: “Estamos las 24 horas alertas. Dormimos con mameluco y borcegos. En dos minutos tenemos que estar en la calle listos para lo que sea. Nuestra ropa está valuada en dólares y tiene vencimientos, así que sostener esto es costoso. Pero seguimos, porque amamos lo que hacemos”.
Las actividades nocturnas del cuartel también son parte de esa rutina: control de móviles, armado de camas, repaso de equipos y planificación de salidas. “Todo se chequea. No podés darte cuenta en una emergencia que falta algo. Eso sería gravísimo”.
Vocación, emociones y cuidados
La vocación de Mariela Loguzzo nació desde la infancia, aunque en su momento le dijeron que una mujer no podía ser bombero. “Cuando era chica dibujé una mujer bombero, y la maestra me dijo que eso no existía. Me pidió que dibujara un bombero varón. Pero yo volví a dibujar a una mujer con casco y uniforme. Siempre lo sentí, aunque no lo contaba en casa. Y recién en el año 2000 se abrió la escuela para mujeres acá en Venado”.

A lo largo de los años, enfrentó situaciones duras que marcaron su recorrido, como asistir a emergencias donde las víctimas eran personas conocidas. “Me pasó ir a buscar a alguien que había fallecido hace varios días, y al llegar me di cuenta de que lo conocía. Igual trabajé, hice lo que había que hacer, pero fue muy fuerte. En ciudades como la nuestra, es probable que te toque”.
Por eso, en el cuartel practican el defusing, una técnica de contención emocional grupal: “Después de una salida difícil, nos reunimos a charlar, a liberar todo lo que nos puede afectar. Nos preguntamos cómo nos sentimos, qué hicimos bien, qué podríamos mejorar. Lloramos si hace falta. No somos de hierro”.
“Si un día dejo de sentir algo cuando estoy frente a una situación crítica, sé que es momento de irme. Sentir es parte de nuestra humanidad (…) Ser bombero es estar disponible para otros, aunque eso implique dejar todo. Es una forma de vida que se elige cada día”, cerró Mariela Loguzzo, sin dejar lugar a dudas.