Cuenta regresiva
Reforma constitucional: el peronismo sugiere encaminar el debate hacia el consenso

Diego Giuliano, constitucionalista y convencional electo por el PJ, dijo que a 45 días de la Constituyente, las conversaciones sólo son "de tipo social". "Necesitamos un diálogo político serio, profundo y sistematizado", planteó. Sugerencias y planteos para el reglamento.
Para Diego Giuliano, el gobierno provincial debería encarar un proceso de diálogo "serio y profundo" con todos los sectores políticos de la provincia para generar el mayor grado de consenso posible, de cara a la Convención Constituyente. En diálogo con El Litoral, el constituyente electo por el PJ objetó puntos del borrador de reglamento que termina de pulir el oficialismo, y exhortó a evitar "una Constitución de nicho o de la discordia".
- ¿Cómo debería ser el reglamento de la futura Convención?
- El reglamento debería ser el que permita la mayor posibilidad de consenso; un reglamento que nos permita un diálogo enriquecedor para hacer la mejor Constitución posible. Si no, vamos hacia una Constitución de nicho, de primera minoría y no de mayoría, que no es lo mismo. No es lo mismo una Constitución que se sancione por un voto más que una que logre un consenso amplio como la del 62; por eso duró 63 años. El gobierno tiene que reflexionar sobre esto. Han hecho un proceso muy amañado hasta ahora y se necesita abrir el diálogo. El reglamento debería llevarnos a lograr esas mayorías que van a ser producto del diálogo y de que cada uno ceda lo que corresponde para generar la mejor Constitución posible. Si no, iremos hacia una Constitución de la discordia.
- ¿Cómo deberían ser las mayorías que aprueben las diferentes reformas?
- Eso debería ser importante de tratar. El hecho de que no sea por un voto más le va a dar una enorme legitimidad y fortaleza a la Constitución. De lo contrario, vamos a girar en descubierto. Ya ha habido otras constituciones en la historia nacional que duraron muy poco, que fueron muy ejecutivistas o para lograr una pulsión. En esta reforma hay varias pulsiones. Está la de los que están gobernando y quieren seguir gobernando; está la de los que quieren gobernar en el futuro, pero acá lo que hay que poner sobre la mesa es la pulsión de la sociedad y cómo generamos una mejor constitución. Y eso se logra con miradas plurales. El gobierno tiene que asumir que no obtuvo en las urnas ni la mayoría propia ni el quórum de la constituyente. Por eso tiene que abrir el diálogo.
"El reglamento debería llevarnos a lograr mayorías que sean producto del diálogo, y de que cada uno ceda lo que corresponde para generar la mejor Constitución posible", plantea Giuliano. Crédito: Archivo-Manuel Fabatía.
- ¿Cada artículo debería votarse con mayoría especial?
- La ley que declaró la necesidad de la reforma establece que lo que rige es el reglamento de la Cámara de Diputados. Y el reglamento de la Cámara de Diputados para poder ser reformado requiere una mayoría de los dos tercios. Con lo cual, debería haber dos tercios para obtener un reglamento democrático. En segundo lugar, creo que cada una de las reformas que van al texto definitivo de la Constitución de Santa Fe requieren una mayoría agravada. Dos tercios es la mayoría que te permite lograr el mayor nivel de diálogo, y eso no debería ser visto por el gobierno como un obstáculo, sino como una enorme oportunidad. Para tocar el texto constitucional que logró Silvestre Begnis hay que lograr consenso. De lo contrario, vamos hacia una reforma donde hay una sola pulsión, que es la de la autorreelección. Y Santa Fe no se merece eso.
- ¿Coinciden con el voto doble del presidente de la Convención?
- El doble voto del presidente no está en ningún reglamento de ninguna convención constituyente provincial. El presidente tiene voto a la hora del empate. Esto es la Constituyente de la Nación, la de la ciudad de Buenos Aires, las últimas convenciones constituyentes en las provincias... El doble voto del presidente es una herramienta insólita.
- ¿Qué denota querer incluirla?
- Es un signo de debilidad porque quien no obtuvo en la urna la mayoría ni el quórum, no quiere perder la oportunidad de un voto y creo que éstas son las reglas de juego. Me parece que el gobierno tiene que reflexionar sobre esto y si logró abrir el proceso constituyente, debe estar a la altura de lo que significa ese proceso. La marca de la Constitución del 25 tiene que ser la protección de los derechos, que no tengamos una Constitución recesiva que vaya para atrás, porque las constituciones también pueden ir para atrás cuando se hacen mal; y sobre todo, que tengamos una Constitución duradera. Nosotros pondríamos el acento en las autonomías. Ésta debe ser la gran Constitución de las autonomías municipales.
- ¿Es pertinente que a las reuniones de la Comisión Redactora sólo asistan sus miembros formales?
- Eso no sólo es inapropiado, sino que es achicar cada vez más la constituyente. Hay una mirada de achicamiento, de acortamiento, de cerrarla, de tratar de conseguir el objetivo de cada uno y nada más y eso tiene que ser superado. Yo creo que el gobierno tiene una gran oportunidad; el gobernador tiene una gran oportunidad. Él abrió el proceso constituyente y eso es un mérito. Ahora, si lo abre para solamente su pulsión autorreeleccionista, creo que la historia en esto nos va a jugar. La historia es muy despiadada con los constituyentes si no se actúa bien. Los diplomas son una alegría y un orgullo, pero si no somos serios, la historia va a ser muy dura con nosotros.
- A 45 días de la Convención, ¿esperaban otro nivel de diálogo desde el oficialismo?
- Por supuesto que sí. Como el diálogo no fue previo, como la sociedad previamente no fue ni siquiera anoticiada, esperábamos un diálogo mucho más fluido. Hoy te diría que no estamos pasando más que de un diálogo de tipo social. No hay todavía un diálogo político serio y profundo ni sistematizado. Creo que ni en el propio oficialismo existe eso y ojalá que lo podamos superar porque el proceso ya empezó. La película de la Constituyente ya existe. Ahora, hay que darle contenido, seriedad y sobre todo, fluidez para participar en algo que nos excede completamente como generación.