Acusación
Reino Unido y Alemania denuncian maniobras rusas peligrosas en órbita
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Detectaron movimientos no tradicionales y órbitas cercanos a elementos propios. El Comando Espacial británico estima que se trata de espionaje.
Gonzalo Fracchia
Reino Unido y Alemania denunciaron que satélites rusos se aproximaron de forma repetida a aparatos occidentales en órbita y que, según los gobiernos, realizaron maniobras de seguimiento e intentos de interferencia en semanas recientes. Las autoridades advirtieron que esos acercamientos podrían amenazar comunicaciones, observación por satélite y sistemas de navegación utilizados por fuerzas aliadas y civiles.
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El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, informó que analistas detectaron satélites de reconocimiento rusos siguiendo a dos satélites de Intelsat que emplean las fuerzas alemanas y sus aliados. Por su parte, el general de división Paul Tedman, comandante del Comando Espacial del Reino Unido, indicó que naves rusas vigilan activos británicos y los interfieren de forma regular, y que algunas sondas portan cargas capaces de recopilar información de otros satélites.

Expertos consultados por gobiernos occidentales y centros de análisis explican que localizar objetos en órbita resulta relativamente sencillo, pero determinar intenciones y capacidades exige interpretación técnica. La presencia prolongada cerca de un satélite de comunicaciones suele sugerir intentos de interceptar señales, mientras que pruebas con objetos parecidos a armas o disparos de proyectiles en órbitas bajas elevan la preocupación por un posible daño físico directo.
Qué denuncian Berlín y Londres
Alemania señaló que sus equipos de monitoreo observaron movimientos continuos y posicionamientos cerca de satélites de Intelsat. Pistorius explicó que esa persistencia en la proximidad dificulta descartar una intención de interceptar señales útiles para comunicaciones e inteligencia, por eso no descartó que Moscú busque acceso a datos sensibles.
El Reino Unido, por su parte, detalló maniobras coincidentes con rutas de satélites británicos y describió interferencias que, en parte, se ejecutaron desde infraestructuras terrestres. Tedman afirmó que algunas sondas llevan sensores y equipos de detección con capacidad para recopilar información de otras naves, y que las maniobras aparecieron con regularidad frente a activos aliados.
Analistas como Clayton Swope, del CSIS, explican que los investigadores infieren propósitos a partir de la posición del satélite, su cercanía a otros objetos y patrones previos de comportamiento. En casos donde un satélite permanece largo tiempo cerca de otro, indicaron que podría existir un intento de espionaje electrónico o de degradar servicios de comunicaciones.
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Contexto geopolítico y la dimensión china
Los episodios de acercamientos orbitales no son nuevos: Washington detectó movimientos similares en 2015 y en años posteriores se reportaron casos con satélites rusos cerca de vehículos europeos. Desde la invasión rusa a gran escala de Ucrania, que va rumbo a los cuatro años, funcionarios occidentales sostienen que Moscú intensificó su cooperación con China en materia espacial.
Analistas advirtieron que China dispone de mayor capacidad técnica y recursos, y mostraron maniobras con precisión y velocidades que preocupan a Occidente. Juliana Suess, del instituto alemán SWP, señaló que Pekín desarrolló satélites con brazos robóticos capaces de alterar la órbita de otros vehículos, lo que añade una capa de riesgo a la competencia por control de la información en el espacio.

La combinación de acercamientos recurrentes, ensayos con dispositivos potencialmente agresivos y un aumento de tensiones terrestres llevó a que la OTAN declarara al espacio como dominio operativo y mantenga en alerta a sus aliados sobre posibles amenazas en órbita.
Consecuencias, respuestas y preparativos europeos
Ante la escalada, Alemania anunció un plan de inversión de 35.000 millones de euros para programas espaciales en cinco años, destinado en parte a defensas satelitales y sistemas de detección. El Reino Unido informó que aumentó el gasto en defensa y priorizó el espacio, lo cibernético y el espectro electromagnético en su revisión estratégica.
Francia propuso desarrollar satélites guardaespaldas para proteger vehículos en órbita, aunque los diseños y capacidades aún se encuentran en desarrollo. Mientras tanto, investigadores y centros como RAND recomendaron acelerar inversiones para mitigar la dependencia europea de capacidades externas y reducir la vulnerabilidad frente a interferencias.
La OTAN recordó que, desde 2019, un ataque a un satélite aliado podría activar la cláusula de defensa colectiva, pero varios expertos pidieron mayor coordinación y más recursos para convertir esa declaración en capacidades operativas efectivas.
El incremento de monitoreo y gasto refleja una consecuencia inmediata: gobiernos y aliados intensificaron programas para vigilar la órbita y desarrollar herramientas defensivas que protejan comunicaciones, navegación y servicios civiles dependientes del espacio.

