¿Será más barato a finales de año?
Reservas, importaciones y dólar: el desafío del Banco Central para 2026
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Cambian las bandas desde el 1 de enero. El BCRA promete acumular la entrada de dólares del RIGI; el mercado interno -hoy estancado- es el que decide si demandará los pesos que salgan a la calle para que no impacten en la inflación.
¿Cuántos dólares ingresarán a la Argentina en 2026? ¿Cuál será la cotización a finales del próximo año? Las respuestas a esas preguntas dependen en primer lugar de la confianza que generen las reformas estructurales (tributaria y laboral) para convencer a los inversores para que traigan dólares al país, los entreguen al Banco Central y reciban a cambio pesos para operar en la economía.

Al 25 de diciembre de 2025, las inversiones previstas en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) ascienden a más de US$25.000 millones en los 10 proyectos aprobados hasta la fecha. No serán dólares que vendrán todos juntos a desequilibrar la escena monetaria, pero la magnitud puede resultar decisiva en el camino que propone la administración Milei.
Sería poco menos que un cambio copernicano. Si se mira lo que viene sucediendo, el saldo neto de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Argentina durante 2025 fue negativo, marcando la primera vez que esto ocurre desde 2003, según datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Hasta noviembre de 2025 (últimos datos consolidados disponibles a diciembre), el flujo neto registró una salida de US$1.521 millones (en valores constantes).
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Déficit de divisas
La falta de inversiones adquiere relevancia cuando se observa el panorama completo. La cuenta corriente de la balanza de pagos de la Argentina, en el tercer trimestre de 2025, registró un déficit de US$ 1.581 millones. Aunque viene retrocediendo, el déficit acumulado de los tres primeros trimestres de 2025 alcanza US$ 9.992 millones entre las divisas que ingresaron y las que salieron del país.
Es cierto que en el tercer trimestre la balanza comercial de bienes presentó un saldo positivo de US$ 4.348 millones, pero -siempre según el Indec- hubo un déficit en servicios de US$ 2.554 millones. La suba de importaciones que retrajo la balanza comercial y el turismo, alimentaron el deterioro de este indicador.

De todas maneras, en el caso del turismo, el BCRA minimiza el impacto por cuanto estima que entre el 60% y el 70% del gasto de argentinos en el exterior, se cancela directamente con fondos propios en moneda extranjera y no con reservas del BCRA.
Metas de remonetización
El BCRA anunció que las bandas del dólar se actualizarán desde el 1 de enero según la inflación a dos meses vista. Por ahora el IPC se mueve algo por encima del 2%, lo que supondría la posibilidad de revaluar la divisa hasta ese límite mensual.
¿Se acabará la inflación a mediados de año como promete Javier MIlei? En las Escrituras se puede afirmar que “de promesas está hecho el camino del Señor”. En política, es otra cosa.
El economista Jorge Vasconcelos (Ieral/Fundación Mediterránea) ha calculado cuántos dólares podría comprar el BCRA con el nuevo esquema, tomando como referencia lo sucedido en el período de mayo a diciembre de 2024.
El saldo acumulado de las intervenciones de la autoridad monetaria en aquel período fue positivo en 6,9 mil millones de dólares, a un ritmo mensual de 860 millones, un promedio de 42 millones por día. Anualizados, esos guarismos llegan a 10,3 mil millones de dólares, cifra coincidente con el escenario base bosquejado por el Central para 2026.
En aquellos 8 meses del 2024, la base monetaria amplia se expandió 22%. La pregunta ahora es si la economía argentina demandará los pesos que se emitirían para comprar esos dólares. Es en parte un interrogante con trampa; la cuenta debe tomar el efecto inflacionario (el presupuesto prevé 10,1% en el año; el mercado el doble), que también demandará pesos.

Según el presupuesto 2026 la economía crecerá 5%; si lo hace con un 1% más, el BCRA extendería podría extender sus compras hasta US$ 17 mil millones. Si Economía logra “rollear” deuda y acumular esas divisas, el BCRA saldría de la zona de reservas internacionales netas negativas, que están en unos US$ 15 a 16 mil millones hoy.
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El nivel de actividad
La inversión en máquinas y equipos aún no perfora un mítico nivel del 13% del PBI, estimado para prever crecimiento en la economía y mayor demanda de pesos que no se vayan a dólar o inflación.
Es un desafío para la economía. Hoy el empleo privado formal ha acumulado una caída del 2,8% en los últimos dos años; la actividad industrial frenó su caída desestacionalizada, pero en términos interanuales registró una baja del 6% en noviembre de 2025.

Además el crédito al sector privado se ha estancado en términos reales entre septiembre y noviembre de 2025 -limitando las posibilidades de financiamiento para el consumo y la inversión- y la recaudación de impuestos asociados directamente al nivel de actividad continúan mostrando una inclinación negativa.
Si el RIGI trae dólares pero el modelo extractivista no logra contagiar virtudes a “la micro” urbana, el dólar -como el clima social y sus expectativas- podrían impedir que todo marche de acuerdo al plan.
Hacia fines del 2026
Vasconcelos estima que para el nuevo esquema cambiario, el techo de la banda cambiaria alcanzará los $1.870 pesos por dólar a fines de diciembre de 2026. El esquema comienza con un techo de la banda ubicado en 1.565 pesos para fines de enero de 2026, lo que indica una trayectoria de indexación creciente a lo largo del año.
Si no hay nuevos “cisnes negros en el camino”, el tipo de cambio fluctuará hasta esa banda superior, con interrogantes no despejados como la llegada de divisas para el RIGI, el impacto de los acuerdos comerciales (Estados Unidos, Mercosur-UE) o la mayor suba de exportaciones de Vaca Muerta
Hasta aquí el mercado (Registro de Expectativas del BCRA) estiman el dólar en torno a $1.700-$1.750 -nominal promedio mayorista- para diciembre 2026, con inflación esperada alrededor del 20-25%, lo que implica una apreciación real del peso. Eso significa que la divisa sube nominalmente, pero pierde valor ajustado por inflación.

