Costo de vida
Rosario: en marzo se necesitó más de un millón de pesos para no ser pobre
Los alimentos frescos y los servicios básicos impulsaron el aumento de la canasta básica, que continúa escalando mes a mes en un contexto inflacionario que golpea con más fuerza a los hogares sin vivienda propia.
Una familia tipo con vivienda propia necesitó en marzo $1.198.405 para no caer bajo la línea de pobreza en Rosario. El dato marca un nuevo récord en el costo de vida, y refleja con claridad el impacto sostenido de la inflación en los hogares de clase media y media baja.
Ese monto corresponde al valor de la Canasta Básica Total (CBT), que contempla tanto los alimentos indispensables como los bienes y servicios esenciales para sostener un nivel de vida digno, sin incluir gastos de alquiler.
En cuanto a los alimentos, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para un adulto fue estimada en $ 147.436, con un aumento mensual del 5,8 %. Entre los productos que más subieron se destacaron las verduras, hortalizas, raíces y tubérculos, cuyos incrementos porcentuales fueron de dos cifras.
Si se amplía el cálculo a la CBT para un adulto, el monto asciende a $ 2.631, lo que representa un alza del 3,6 % respecto del mes anterior. Esta canasta incorpora además transporte, vestimenta, salud, educación y otros servicios indispensables.
Con base en los datos oficiales a los que accedió Mirador Provincial, el informe también calculó el umbral de pobreza para un hogar monoparental, compuesto por una mujer joven con dos hijos en edad escolar, sin casa propia. En ese caso, se requirió $ 973.835 en marzo para no caer en situación de pobreza, unos $ 34.000 más que el mes anterior.
Uno de los datos más relevantes del relevamiento es la creciente participación de los alimentos en el gasto total del hogar. Este fenómeno, habitual en contextos de inflación, se agrava en sectores con ingresos reducidos, que deben sacrificar otros rubros para priorizar la comida.
El aumento constante del costo de vida en Rosario pone en evidencia el deterioro del poder adquisitivo y las dificultades crecientes para sostener una economía doméstica equilibrada, incluso en familias con ingresos estables.
Además, el impacto de estos aumentos se siente con mayor fuerza en los hogares que deben afrontar alquileres, servicios y otras obligaciones, lo que amplía la brecha entre quienes logran cubrir sus necesidades básicas y quienes quedan por debajo del umbral de pobreza.
En este escenario, el monitoreo periódico del costo de las canastas básicas resulta clave para dimensionar la situación socioeconómica de los rosarinos y para diseñar políticas públicas que contribuyan a aliviar el impacto de la inflación sobre los sectores más vulnerables.