(Por Luciana Lanzamidad) – El estrés emocional o físico severo, repentino e inesperado puede provocar una miocardiopatía, también conocida como “síndrome del corazón roto”. Esto es causado por una liberación excesiva de adrenalina, que puede dañar temporalmente el corazón de algunas personas.
Síndrome del corazón roto: cuando el estrés y las emociones lo afectan
“A nivel mundial más del 90% de los casos reportados corresponden a mujeres postmenopáusicas, de entre 55 a 75 años. Es probable que, con el aumento de las tasas de estrés y ansiedad su incidencia pueda ser mayor que la informada. Recientemente, se destacó la contribución del estrés social durante la pandemia del Covid-19, donde el aislamiento social, el estrés financiero y la ansiedad psicológica llevaron a un aumento significativo de este síndrome en comparación con su incidencia pre-pandemia”, explicó Leonel Perello, cardiólogo.
El profesional, dijo que hasta el momento se desconoce la causa precisa por la cual esto ocurre. Pero se cree que el exceso de hormonas del estrés (catecolaminas ) “aturden” el corazón, provocando cambios en las células del músculo cardíaco o en los vasos sanguíneos coronarios, lo que impide que el ventrículo izquierdo se contraiga de manera efectiva.
Síntomas a tener en cuenta
Los signos y síntomas del síndrome del corazón roto pueden parecerse a los de un ataque cardíaco y pueden incluir lo siguiente:
- Dolor de pecho
- Falta de aire
“Debido a que la presentación inicial suele ser similar a un infarto de miocardio, lo primero es descartarlo, con lo cual es conveniente realizar de manera urgente un electrocardiograma, análisis de sangre con enzimas cardíacas (troponinas) y ecocardiografía”, informó Perello.
El especialista también dijo que el electrocardiograma puede mostrar anomalías similares a las que se encuentran en algunos ataques cardíacos. A su vez las enzimas cardiacas (troponinas) también pueden estar elevadas debido al daño miocárdico. “En consecuencia, se necesitan estudios de imagen y otras medidas para descartar un ataque al corazón”.
Para obtener un diagnóstico definitivo, los médicos buscan lo siguiente:
- Ausencia de obstrucción de las arterias coronarias, la causa más común de ataques cardiacos.
- Presencia de movimientos anormales en las paredes del ventrículo izquierdo detectadas por ecocardiografía doppler u otra técnica de imagen (ventriculografía o resonancia magnética cardiaca). La anomalía más común en la miocardiopatía de Tako-tsubo, la que le da su nombre al trastorno, es el abultamiento de la parte inferior del ventrículo izquierdo (ápex). Durante la contracción (sístole), el ventrículo izquierdo abultado se asemeja a un Tako-tsubo, una vasija abombada de cuello estrecho, utilizada por pescadores japoneses para atrapar pulpos.
Uno de estos estudios que se realizan es la angiografía coronaria, se trata de un método mínimamente invasivo para estudiar el corazón y los vasos sanguíneos que lo irrigan. Estas pruebas suelen llevarse a cabo cuando las pruebas no invasivas no aportan información suficiente o cuando una persona tiene síntomas que implican una elevada probabilidad de que sufra un problema cardíaco o de la arteria coronaria.
“En un infarto de miocardio los síntomas se deben a un bloqueo total o casi total de una arteria coronaria, generalmente por un coágulo de sangre que se forma debido a la rotura de una placa de ateroma de la pared de la arteria coronaria”, agregó el cardiólogo.
El inicio de los síntomas en la mayoría de los casos está precedido por un factor estresante emocional o físico agudo identificable, o una combinación de ambos. “Si bien son principalmente secundarias a emociones y experiencias negativas o desagradables, también se ha observado que los factores emocionales placenteros desencadenan lo denominado Síndrome del corazón feliz”, informó el profesional.
Tratamiento
Una vez confirmado el diagnóstico, por lo general se “recomiendan medicamentos estándar para la insuficiencia cardíaca (inhibidores de la angiotensina, beta-bloqueantes o diuréticos) con el fin de recuperar la función cardíaca, reducir el estrés sobre el miocardio y disminuir el exceso de líquido que se haya podido acumular”, contó el médico cardiólogo
La mayoría de las anomalías desaparecen en una a cuatro semanas, y los pacientes se recuperan por completo en dos meses. Sin embargo, algunas personas persisten con síntomas y signos de insuficiencia cardíaca.
Aunque hay poca evidencia sobre la terapia a largo plazo, “los betabloqueantes podrían continuar indefinidamente para ayudar a prevenir la recurrencia al reducir los efectos de la adrenalina y otras hormonas del estrés. También es fundamental trabajar para reducir cualquier estrés que pueda haber jugado un papel en el desencadenamiento del trastorno”, concluyó Perello.