Hizo dos goles y fue figura
“Solo le pido a Dios, que Messi juegue para siempre”
/https://sur24cdn.eleco.com.ar/media/2025/09/messi.jpg)
Notable actuación en una noche llena de emociones. Argentina jugó un gran partido, ganó 3 a 0 marcando una tremenda superioridad sobre Venezuela y demostró una vez más que cada día juega mejor.
profundidad para Julián Alvarez, que sin egoísmo escuchó el grito de su compañero, se la tocó y Messi picó la pelota con una calidad notable para convertir el tanto que puso justicia a un primer tiempo en el que Argentina dominó a voluntad.
Fue el presagio de lo que se vio después, cuando Argentina disfrutó de un Messi notable, que convirtió dos goles, fue la gran figura y la ovación que lo despidió fue el cierre digno y justo para una noche que será muy difícil de olvidar.
Esta selección tiene un estilo que respeta a ultranza. Se basa en el toqueteo, la tenencia de la pelota, la confianza y seguridad para jugarla con el compañero mejor ubicado. Todo eso se vio en ese primer tiempo en el que se vio la aparición de la sociedad Messi-Mastantuono por el costado derecho. Se buscaron, se juntaron y tiraron paredes. A ellos se sumó Molina. Y por el otro lado, Tagliafico y Almada fueron los receptores, a ellos se asoció Messi cuando se le antojó la búsqueda de espacios por el otro costado y el partido tuvo un dueño absoluto durante toda esa etapa.
Venezuela apenas se animó en un par de esporádicos ataques, con las corridas de Savarino por el sector de Tagliafico y algunos centros para la búsqueda solitaria de Rondón. Muy poco. El Dibu fue un espectador más. Un calco de todo lo que se vio en estos últimos tiempos que no hace más que repetir conceptos: una selección dominante siempre, confiada en el manejo de la pelota y tratando de ser lo más insinuante posible frente al arco de enfrente, al punto tal que lo hizo trabajar bastante a Romo, el arquero de Venezuela, que debió revolcarse con los remates de Julián Alvarez, de Messi y de Tagliafico.
Messi, en el ocaso de su carrera, encontró a su selección. Foto: Fernando Nicola
Parecía un sometimiento de un equipo sobre el otro. Argentina tenía una tenencia casi total de la pelota. Y Venezuela corría y corría detrás de la pelota, sin recuperarla. Se buscaban Messi y Mastantuono para tocar por abajo y divertirse, se mostraban Almada y Tagliafico por el otro lado, más la movilidad de Julián Alvarez que entraba y salía permanentemente, tornándose imposible de marcar para los defensores rivales.
El Bocha Batista había armado una línea de cinco desde el comienzo del partido, con cuatro volantes y un delantero de punta. Modificó el esquema y sacó a uno de los de atrás para plantear el partido un poco más adelante, cosa que no consiguió.
Messi, en el ocaso de su carrera, encontró a su selección. Foto: Fernando Nicola
Argentina siguió siendo más. Lo único negativo era la escasa diferencia de un gol. Messi tuvo la chance de convertir el segundo y terminó tapando Romo (figura de Venezuela). Lo mismo pasó unos minutos después cuando Messi le metió un pase filtrado estupendo, a las espaldas de todos, para el pique de Nicolás González, que también terminó perdiendo en el mano a mano con Romo.
Puede interesarte
El único aspecto negativo era la mezquindad del resultado. Venezuela no se animaba a atacar y ya había aceptado esa función de “partenaire”, de artista de “reparto” y el que se floreaba. Cerca de la media hora, Scaloni puso a Palacios y a Lautaro Martínez por Paredes y Julián Alvarez. Habrán pasado un par de minutos cuando Messi (gran partido), filtró la pelota para Nicolás González, parado como wing izquierdo, quien metió el centro y Lautaro metió la cabeza para poner el resultado un poco más acorde a la diferencia que había entre los dos equipos.
La frutillita del postre llegó cuando De Paul metió una pelota estupenda para el pique de Almada, ahora tirado por la derecha, para colocar el pase al medio para que el toque sutil de Messi ponga un 3 a 0 mucho más realista. Faltaban poquitos minutos para el final y Scaloni quiso darle minutos a Nicolás Paz y a Simeone para que también se diviertan un rato, sacando a Molina y a un Almada que se fue ovacionado después de la excelente jugada que hizo en el tercer gol.
“Y ya lo ve… el que no salta es un inglés”, fue el grito que hizo levantar a la gente en el final del partido. Este equipo ha conseguido que uno vaya a la cancha a divertirse, a ver fútbol, a deleitarse. Argentina no solo ganó, gustó y goleó. Sino que, además, mostró que el recambio es buenísimo, que el que entra juega bien y que Messi mantiene una vigencia increíble. Le anularon un gol que fue convertido con una pelota de emboquillada por encima de Romo, por una posición adelantada muy finita. Hubiese sido determinante para que el partido sea de “10 puntos” para el “10”. Igual, fue de “9”, marcó el rumbo, insinuó la formación de una gran sociedad de zurdos con Mastantuono e hizo dos goles. ¿Qué más se le puede pedir?, que no se vaya y que siga jugando para siempre.
Los fuegos artificiales y el juego de luces en el Monumental, fue el cierre de color, calor, emoción y festejo. Argentina dio una lección de fútbol. Este equipo no se aburguesa, se divierte y hace que todos nos emocionemos por un equipo que da cátedra, que respeta a ultranza el sentimiento del viejo y glorioso fútbol argentino. “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar…”. Cierre de la función. Fue el “last dance” a toda orquesta de un jugador único… Inolvidable.