Salud en riesgo
“Tenemos cifras históricas de caída en vacunación”, advierten desde el Hospital Gutiérrez
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El doctor Juan Ferrer analizó el incremento de consultas respiratorias en Venado, advirtió por la baja adherencia a los esquemas de vacunación y pidió un uso responsable del sistema sanitario.
El director del Hospital Alejandro Gutiérrez, Dr. Juan Ferrer, describió una situación sanitaria que se repite en consultorios, guardias y centros de salud de Venado Tuerto: un aumento sostenido de afecciones respiratorias, acompañado de la reaparición del coqueluche, enfermedad que había retrocedido durante décadas gracias a las vacunas. La combinación de factores climáticos, cambios de conducta social y un descenso significativo en la inmunización infantil configura un escenario que preocupa a los equipos de salud.
Ferrer explicó que, históricamente, los cuadros de vía aérea superior solían concentrarse en el invierno, mientras que las manifestaciones alérgicas aparecían en otoño y primavera. En los últimos años, esta distribución se modificó por completo y hoy los síntomas respiratorios están presentes durante todo el año. Señaló que cada vez son más frecuentes consultas por congestión nasal, estornudos, rinorrea, dolor de garganta, afonía y malestar general, síntomas que no solían ser comunes a fines de noviembre o comienzos de diciembre.
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Este fenómeno, detalló, se relaciona con diversos factores. Por un lado, la variabilidad climática, con días muy calurosos seguidos de jornadas frescas, genera irritación de la mucosa respiratoria. A eso se suma el uso intensivo del aire acondicionado, que provoca exposición constante a ambientes cerrados con aire frío y seco. Por otro lado, el director recordó que la pandemia enseñó la importancia de permanecer en casa ante los primeros síntomas. Sin embargo, ese hábito se fue perdiendo y hoy muchas personas circulan aun con cuadros virales que se transmiten fácilmente, favoreciendo la propagación.
En este contexto, Ferrer insistió en la necesidad de usar adecuadamente la guardia hospitalaria. Explicó que el Hospital Gutiérrez es un efector de tercer nivel, preparado para resolver patologías complejas de Venado Tuerto y toda la región sur de Santa Fe, por lo que la atención de cuadros leves puede saturar un servicio que debe priorizar urgencias y enfermedades graves. Señaló que las primeras 48 horas de síntomas respiratorios leves suelen manejarse con reposo y medicación sintomática como paracetamol o ibuprofeno. La consulta médica se vuelve necesaria cuando aparece fiebre persistente, dificultad respiratoria, tos intensa o un deterioro general significativo. Remarcó, además, que el sistema de salud dispone de múltiples centros de atención primaria capaces de evaluar y resolver la mayoría de estos cuadros sin necesidad de acudir al hospital.
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El coqueluche —causante de brotes en distintas localidades de Santa Fe y con un caso confirmado en la región— exige especial atención en bebés y niños. Ferrer subrayó que, frente a síntomas respiratorios en los más pequeños, la consulta pediátrica debe ser más temprana. Pero hizo hincapié en que la herramienta fundamental para evitar complicaciones es la vacunación, que atraviesa su peor momento en años.
El director del hospital habló con claridad: “Estamos realmente preocupados porque tenemos cifras históricas de descenso en vacunación a nivel local y nacional. Y el coqueluche es una patología que se previene con la vacuna”. Explicó que, tras la pandemia, surgieron discursos que pusieron en duda la eficacia o seguridad de las vacunas, instalando una desconfianza que hoy se traduce en esquemas incompletos y en la reaparición de enfermedades que se habían logrado controlar. Recordó que Argentina siempre se destacó por sostener un calendario nacional amplio y gratuito, independientemente de los cambios políticos, y lamentó que un porcentaje creciente de la sociedad decida no vacunar a sus hijos.
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Ferrer consideró que muchas de las opiniones que cuestionan la utilidad de las vacunas parten de un contexto donde la población estaba mayoritariamente inmunizada, lo que hacía casi imperceptible el impacto del riesgo individual. Sin embargo, advirtió que cuando los niveles de vacunación descienden, reaparecen patologías que habían desaparecido justamente gracias a la inmunización masiva. Mencionó que esta tendencia ya preocupa a todos los directores de hospitales públicos de Santa Fe y también al sector privado.
El médico recordó, además, lo ocurrido durante la segunda ola de COVID en Venado Tuerto: “En terapia intensiva tuvimos predominantemente a personas que no estaban vacunadas”, un dato contundente que —según afirmó— confirma la importancia indiscutible de las vacunas en la prevención de formas graves de enfermedad. Por eso, consideró que discutir la utilidad de la inmunización “es como discutir si el oxígeno es necesario para respirar”.
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Sobre la disponibilidad de dosis, fue categórico: hay vacunas y el acceso no es el problema. El Estado nacional y provincial articulan para garantizar stock y la ciudad cuenta con numerosos puntos de vacunación, tanto en el hospital como en otros efectores de salud pública. También existe un registro digital donde cada ciudadano puede consultar su historial vacunatorio y verificar si sus hijos tienen las dosis correspondientes.
En el caso del coqueluche, explicó que la vacuna se aplica a los 2, 4 y 6 meses, con refuerzos al ingreso escolar y a los 11 años. Invitó a las familias a revisar los carnets y a consultar cualquier duda, recordando que completar el esquema protege no solo al niño vacunado sino también a los más vulnerables, como bebés que aún no recibieron todas las dosis.
Finalmente, Ferrer recordó que el hospital no solo está para atender la enfermedad, sino también para trabajar en la prevención, y destacó que el cuidado de los recursos es una responsabilidad compartida. “El hospital es de la comunidad. Queremos que esté abierto, pero para eso debemos usarlo correctamente y sostener las herramientas que nos permiten evitar enfermedades. La vacunación es una de las más importantes”, concluyó.

