Facturación real y “dibujada”
Un arrepentido reveló cómo funcionaba la “caja policial” en Santa Fe

El dueño de los talleres donde se reparaban los móviles policiales complicó a Grau y Odriozola, para quienes llegó a hacer “favores personales”. Todos los meses llevaba a “contaduría” un “sobre marrón” con el dinero del retorno, dijo.
Juliano Salierno
“Por un lado estaba la reparación real y por el otro lo que no se hacía y se facturaba”, dijo Facundo Testi en uno de los primeros tramos de su declaración, en el juicio que se lleva adelante contra los ex jefes de la Policía de la Provincia de Santa Fe, Omar Odriozola y Rafael Grau.
El testigo arrepentido y que fue condenado en el marco de la causa denominada “D4” en su carácter de “organizador” de una asociación ilícita, hizo un pormenorizado relato de cómo funcionaba la corrupción policial en la que se “dibujaban” facturas para la reparación de móviles.

Su declaración frente al tribunal que integran los jueces Celeste Minniti -presidente-, Cecilia Labanca y Sebastián Szeifert, se realizó a instancias de la Unidad Fiscal de Delitos Complejos del MPA, representada en el juicio por los fiscales Ezequiel Hernández y Bárbara Ilera.
El Ministerio Público de la Acusación adelantó este jueves en su alegato de apertura que pedirá condenas de 9 años de prisión para los dos últimos implicados -otras 9 personas fueron condenadas en juicios abreviados-, al sostener que fueron los “jefes de una asociación ilícita” mientras ocuparon el máximo cargo del escalafón policial.
-¿A qué se dedicaba en 2016?
-Me dedicaba al arreglo de móviles policiales. Tenía taller mecánico.
Testi recordó que uno era suyo, mientras que el resto de las empresas que administraba funcionaban con “prestanombres” que junto con él, también fueron condenados.
Puede interesarte
Bienes y servicios
Consultado acerca de la maniobra en sí, dijo que “por un lado estaba la reparación real y por el otro lo que no se hacía y se facturaba”. Para llevarlo a cabo “los contadores (con rol de Habilitado) me suministraban una planilla con los montos a facturar que se dividían en bienes y servicios”.
“Por ejemplo, si había 100 mil pesos, la mitad se usaba para arreglar, el otro 50% se facturaba pero no se hacían” los trabajos. “Yo preparaba todo el trabajo, me daban los cheques, cobraba y llevaba el dinero a la contaduría”, reveló.
“Teníamos una planilla de Excel donde se registraban los móviles que se hacían y los montos tenían que ser exactos” para que coincidieran con los montos erogados. “Tenía mi trabajo real y después estaba el otro, el que se armaba, donde el número de móvil lo ponía el contador”.
También explicó que “llevábamos el control de lo que se facturaba y no se hacía, para no repetir los datos” y no despertar sospechas. Entonces “lo que yo podía arreglar era hasta ahí, lo demás lo tenía que dibujar”. “‘No te pasés de los términos’, me decían”, recordó Testi.
-¿Qué pasó el 13 de mayo de 2016?
-Creo que fue el allanamiento. Me secuestraron computadoras, remitos, facturas, todo lo referido a la Policía de Provincia, la Comunitaria y Protección a Testigos; mi celular y el de los empleados.
Luego explicó cómo se repartían la plata. En los trabajos que se facturaban y no se hacían, “el 70% era para el contador, el 30% lo cobraba yo para impuestos”. “De lo real también tenía que dejar una parte: el 10% de mi trabajo en bienes y 20% por el servicio”.
Es decir que el retorno a la policía era, en el caso de los servicios reales (es decir la mano de obra trabajada), el 20% de lo facturado; en tanto para los bienes reales (repuestos que se colocaban), debía retornar el 10%. Para las facturas denominadas “dibujadas”, el 70% de servicios y bienes iba a la caja de Jefatura y a Testi le quedaba el 30%.
La fiscalía le preguntó por las facturas que referían a la reparación de móviles de la Comunitaria o del Programa de Protección a Testigos, donde “los valores eran más chicos”, porque “eran menos autos y se hacía difícil dibujar, era más complejo”.
Puede interesarte
Sobre marrón
La fiscalía indagó acerca de los pagos, qué pasaba una vez que cobraba los cheques. “Yo le dejaba las planillas a la secretaria de Raúl Patriarca (habilitado) y ella me completaba los números de cheques. Lo que era dibujo lo tenía que hacer firmar por el jefe de Logística”.
Después “sacaba el dinero y lo tenía que dejar en un sobre marrón, siempre se lo di a la secretaria. Después de Patriarca vino Ariel Villanueva y se sigue con la misma temática”.
-¿Cómo se completaba el circuito de facturas y cheques?
-Yo recibía el cheque, el endoso lo hacíamos nosotros y lo cobrábamos en el banco.
“La planilla con el sobre con el dinero se la daba siempre a Ariel, una vez al mes”, dijo Testi cuando le preguntaron por el cambio de contador. Cuando cambian de habilitado, de Patriarca a Villanueva, “logré que me pague más” porque “a Ariel lo conocía de la facultad”. Al principio él “no sabía de la maniobra y yo se la expliqué. Le pregunté qué quería hacer y me dijo que ‘seguimos como está’”.
La fiscalía preguntó una vez más por el allanamiento del 13 de mayo, quiso saber qué recordaba el testigo de esa jornada. “Era de día, creo que era a la siesta, veo un montón de policías en la puerta y no entendía nada porque nosotros trabajábamos para ellos. Lo llamo a Rafael Grau y me dice que era un allanamiento, que les abra. Yo no sabía qué hacer”.
El Dr. Hernández le preguntó a Testi por qué había facturas en blanco en los factureros, y éste le respondió que “nos pedían que no sean correlativas y debíamos esperar 5 días entre una y otra por un tema del Tribunal de Cuentas”.
-¿Cuál era su relación con Odriozola?
-La relación era de proveedor y jefe de Policía. Nos comunicábamos por teléfono. Lo tenía agendado como “Flaco”. Yo lo podía llamar a él si el contador se atrasaba con el pago de reparación de vehículos.

“Yo lo llamaba a Odriozola para que le dijera al contador que no se hiciera el boludo y que pague” porque “más allá del negocio, los talleres existían, teníamos empleados”, intentó justificar.
También recordó cuando tuvo que repararle el auto a su hijo Emiliano. “Yo entendía que ciertos favores me servían”; y cuando le preguntaron por esos favores Testi dijo que eran “arreglarle el auto al hijo o llevarlo al taller”.
En ese entonces el hijo de Odriozola tenía un Ford Ka rojo “recuerdo que lo fuimos a buscar un par de veces”. También contó que “yo tenía un VW Bora negro y se lo vendí a Emiliano”.
-¿Y su relación con Grau?
-Era proveedor y él era el jefe. Yo tenía la necesidad de cobrar mi trabajo y siempre había un favorcito extra. Una vez chocó la hija y la fui a auxiliar en avenida Freyre. Fui hasta el lugar, me encargué de llevarlo al taller de Soto para que lo reparen. Los arreglos personales le decía al contador que me pedía ‘ponelo en la planilla y cobralo de ahí’, porque el trabajo se hacía.
El auto chocado era un Fiat Uno rojo que luego pasó a nombre de Soto. Después “él (Grau) me hace un pedido de un auto que iba a comprar, para ponerlo a nombre de Daniel Soto, era un VW no me acuerdo el modelo”.
La fiscalía ahondó en la relación de Testi con la hija de Grau y el tallerista confesó que “me llamaba por los autos”, “me lo pedía a nombre de su papá, el jefe”.
-¿Sabían los jefes de esta maniobra?
-Creería que sabían.
También contó que después del allanamiento del 13 de mayo se reunió con Villanueva y Grau, arriba de un auto, en inmediaciones de Mitre y Castellanos, recordó que en la esquina había un bar llamado “Balcarce”. “Yo tenía muchos remitos sin firmar” y a ellos “les preocupaba que tenía que firmar Leiva (ex jefe del D4). Eran los remitos de los trabajos dibujados y yo no los tenía firmados”.
De las conversaciones telefónicas posteriores a los allanamientos surge que Grau le pidió que le reservara un hotel al abogado Miguel Pierri, que fue el encargado de su defensa material en las primeras audiencias. “Yo accedí a hacer los favores para seguir trabajando. Lo hacía nomás…”, lamentó el testigo.
“Yo estoy como testigo arrepentido en esta causa. Fui parte de la maniobra, me arrepiento de lo que hice. Opté por lo equivocado, por eso estoy acá. Estoy arrepentido por mí, por mi familia. Uno se equivoca y paga”, se quebró
Nueve años después, Testi agradece haber podido rehacer su vida. “Nadie me obligó”, dijo. “A veces uno no sabe manejar esta situación. Era trabajo, lo necesitaba, pero me equivoqué”, cerró.
Causa D4
La investigación de la causa identificada como “D4”, referida a hechos de corrupción dentro del Departamento de Logística (D-4) de la Jefatura de Policía de la provincia. Se inició el 4 de mayo de 2016 cuando el entonces ministro de Seguridad Provincial, Maximiliano Pullaro, radicó la denuncia en el MPA.
Se trata de una asociación ilícita que defraudó al Estado santafesino mediante reparaciones falsas de móviles policiales y compras inexistentes de repuestos que tiene a tres policías y seis civiles condenados.
En orden de responsabilidad funcional se encuentran el exjefe del departamento de Logística (D4) José María Leiva y los contadores Habilitado de la Jefatura provincial, Raúl Alberto Patriarca y Ariel Hernán Villanueva. Los tres recibieron condenas a 3 años de prisión en su rol de “miembros de la asociación ilícita”.
Entre los civiles destaca Facundo José Testi, responsable de "T-gráfica" e identificado como el "organizador de la asociación ilícita". Lo siguen con el rol de miembros Andrés Daniel Soto (chapista del taller "Los Hermanitos"); Rodrigo Exequiel Ruiz (responsable de "Servicio Mecánico"); Maximiliano Edgardo Ambrosio (Servicios Mecánicos); y Noelia y Artemio Biscari ("TC Repuestos").