Una moda riesgosa
“Vapear no es inocente: puede causar daños graves en poco tiempo”
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El médico especialista en tabaquismo Federico Baldomá advirtió sobre los riesgos del vapeo y su rápida expansión entre adolescentes.
El avance del vapeo entre adolescentes y jóvenes adultos encendió las alarmas en el sistema de salud. Aunque su comercialización, importación y producción están prohibidas en Argentina desde 2011 por disposición de la ANMAT, los dispositivos y líquidos se consiguen con facilidad, incluso en redes sociales o kioscos.
El doctor Federico Baldomá, médico especialista en cesación tabáquica, recordó que el vapeo “vino a ocupar el lugar que dejó el cigarrillo tradicional, pero con una apariencia moderna y más aceptada socialmente”. Sin embargo, aclaró que se trata de “una práctica peligrosa y adictiva”.
“Es un dispositivo que entrega sustancias con perfumes, sabores y muchas veces nicotina. Aunque algunos no la contienen, todos incluyen compuestos que pueden ser nocivos para el organismo”, explicó.
Según el profesional, el vapeo se instaló entre los jóvenes “como un hábito socialmente aceptado, que parece inofensivo porque tiene olor a frutas o a caramelo”, pero que puede tener consecuencias graves tanto a corto como a largo plazo.
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Un consumo sin control ni conciencia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) vienen alertando desde hace tiempo sobre el riesgo del uso de cigarrillos electrónicos y vaporizadores, especialmente en menores de edad. Ambas instituciones remarcan que no existen evidencias de que el vapeo sea una herramienta eficaz para dejar de fumar, y sí abundan estudios que confirman su capacidad de generar adicción.
“Los vapers que contienen nicotina la entregan a la misma velocidad que un cigarrillo común, lo que impide que sean útiles para abandonar el tabaco. Y los que no tienen nicotina no calman el síndrome de abstinencia. Por eso, no sirven para dejar de fumar”, remarcó Baldomá.
El especialista subrayó además que el vapeo pasivo también implica exposición a sustancias tóxicas. “Los que tienen nicotina activan los receptores en personas no fumadoras, generando pequeñas abstinencias. Y el vapor espeso que genera puede dañar los pulmones de quienes están cerca”, sostuvo.
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Efectos a corto y largo plazo
Uno de los puntos más preocupantes es la aparición de cuadros respiratorios graves asociados al uso de cigarrillos electrónicos.
“Existe una patología aguda llamada neumonía intersticial por vapeo, similar al daño que producía el Covid. Puede requerir internación, asistencia respiratoria mecánica e incluso poner en riesgo la vida”, advirtió Baldomá.
El médico explicó que esta reacción puede desencadenarse de manera súbita, incluso en jóvenes sanos: “No es una sustancia que daña lentamente, como el tabaco, sino que puede provocar una crisis respiratoria de un día para el otro. Es infrecuente, pero potencialmente mortal.”
A largo plazo, el especialista señaló que el daño es equiparable al del cigarrillo tradicional: inflamación crónica de los bronquios, pérdida de capacidad pulmonar, hipertensión arterial y alteraciones cardíacas, además de la adicción a la nicotina.
“No es una moda inofensiva”
Baldomá remarcó que el problema se agrava por la percepción social de que el vapeo es algo “limpio o tecnológico”. “Lo más grave es que se lo vea como un dispositivo inocente, incluso más que el cigarrillo, cuando en realidad tiene sus propios problemas y algunos aún más graves”, señaló.
El especialista explicó que muchos líquidos contienen solventes y aceites que, al calentarse, liberan partículas metálicas y compuestos irritantes. “Esos aerosoles ingresan directamente al pulmón. Y aunque no todos los dispositivos tienen la misma composición, las revistas científicas están publicando cada vez más alertas sobre patologías pulmonares agudas vinculadas al vapeo”, agregó.
Advertencias
El consumo de vapeadores se ha expandido también entre jóvenes profesionales y estudiantes de Medicina, lo que demuestra la subestimación del riesgo.
“Incluso en la comunidad médica no está tan difundido este tema. Entre los médicos jóvenes el vapeo es muy común, lo que muestra la falta de conciencia de lo que realmente causa”, observó.
Baldomá también pidió a los padres “estar atentos” y mantener el diálogo con los hijos. “Hay que advertir que se trata de algo serio, con riesgos a corto y largo plazo. Si un chico o un adulto tiene asma u otra enfermedad respiratoria, no debería tocar un vaper”, insistió.
Educación y control
Mientras tanto, la Cámara de Diputados de Santa Fe dio un paso clave al incluir al vapeo dentro del Programa de Control del Tabaquismo, impulsado por la exministra de Salud Sonia Martorano, que busca restringir su uso en espacios públicos cerrados, al igual que el cigarrillo convencional.
Para el doctor Baldomá, estas iniciativas “ayudan a poner el tema en agenda”. “La legislación sirve hasta cierto punto, pero lo más importante es el cambio cultural. No podemos permitir que una práctica adictiva y dañina se naturalice. Vapear no es inocente”, concluyó.

