Fenómeno global
Venadenses evalúan El Eternauta, la serie de la que todos hablan

A más de 60 años de su publicación original, la obra de ciencia ficción creada por Oesterheld y Solano López regresa en formato serie a través de Netflix. Qué dice hoy El Eternauta, según diversas miradas locales, en medio del éxito arrollador en todo el mundo.
Hay historias que no envejecen: mutan, se resignifican, resisten. El Eternauta, la mítica historieta argentina escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, es una de ellas. Más de seis décadas después de su publicación original, la figura de Juan Salvo -ese héroe colectivo atrapado en una Buenos Aires azotada por una nevada mortal- vuelve a recorrer las pantallas, esta vez de la mano de una ambiciosa adaptación producida por Netflix y protagonizada por Ricardo Darín.
En su primera semana desde el estreno, la megaproducción de seis capítulos alcanzó el primer puesto en el Top 10 global de Netflix para series de habla no inglesa, a la vez que se confirmaba una segunda temporada -serían ocho capítulos-, nuevamente de la mano del creador y director Bruno Stagnaro.

Pero El Eternauta no es sólo una obra de ciencia ficción. Es una advertencia. Es un manifiesto político disfrazado de aventura. Es, también, una de las narraciones más potentes sobre el valor de lo común frente al desastre. Publicada por primera vez en 1957, durante un período de creciente autoritarismo, la historieta fue ganando con los años una densidad trágica: su autor fue desaparecido por la dictadura militar, y su legado, lejos de diluirse, se convirtió en símbolo de resistencia.
En este marco, el estreno de la serie despierta múltiples preguntas. ¿Cómo dialoga esta nueva versión con el espíritu de la obra original? ¿Qué lugar ocupa El Eternauta en el imaginario cultural actual? ¿Qué ecos contemporáneos resuenan hoy en esa nevada que paraliza, en esa organización barrial que se levanta, en ese enemigo sin rostro que avanza?
Con estas preguntas en el aire, convocamos a distintas voces para pensar juntos el fenómeno. Sus opiniones, tan diversas como necesarias, no buscan cerrar el sentido, sino abrir nuevos caminos de lectura en este retorno ineludible: el del Eternauta, que una vez más cruza la nevada para hablarnos desde el porvenir.
Un oportuno Eternauta
El venadense Roberto “Nene” Corvatta es realizador audiovisual y cineasta, y, entre otras creaciones, fue el director y productor de Tomatito y los angelitos negros (2008) y Sueño en el agua (2010), en tanto que desde el año pasado se destaca en Venado Tuerto y la región con la obra teatral Perfume de Campeones, aún en cartel, desde el rol de director de un notable conjunto de actores locales.
Consultado por Sur24 sobre el reciente estreno de El Eternauta, evaluó desde la Ciudad de Buenos Aires, donde reside desde hace décadas, que “el mundo, sin dudas, ha vuelto a finales de los años 50, o principio de los 60, cuando la Guerra Fría llegó al límite de la crisis de los misiles nucleares entre la entonces Unión Soviética y los Estados Unidos. El Eternauta, ese clásico de la época en la historieta argentina, expresaba esos mismos temores: los de una guerra nuclear y el fin de la humanidad, representada metafóricamente a través de una invasión extraterrestre”.

“Lamentablemente, el mundo, o los poderes fácticos, no aprenden, y vuelven a desempolvar viejas recetas divisionistas y nos ponen nuevamente en vilo. Creo que El Eternauta llega en el momento justo, y refleja como espejo ese temor real, palpable, basta con ver a la vuelta de la esquina no más… y fundamentalmente nos recuerda la necesidad de agruparnos en comunidad y solidarizarnos para subsistir, ya que individualmente sería imposible”, alertó el Nene.
Más adelante, opinando de la serie en sus aristas artísticas y técnicas, Corvatta desarrolló: “El guion muestra la argentinidad con todos sus matices, actoralmente es impecable, y técnicamente, tanto la realización como la post producción, es tremenda, al igual que la dirección de Bruno Stagnaro, poniendo en valor la obra de Héctor Germán Oesterheld y toda la industria audiovisual y cultural argentina. Sin temor a equivocarme, productos como El Eternauta nos ranquean en el mundo, en ese mundo que cruje”.
Ciencia ficción en la grieta
“Como si no tuviéramos demasiadas grietas en la Argentina, ahora apareció una nueva, suscitada por El Eternauta”, ironizó el poeta y escritor Juan Carlos Rodríguez en el inicio de su intervención. Y continuó: “somos así, en lugar de disfrutar y gozar de una serie argentina, que es la segunda más vista a nivel global, nos enfervorizamos con una polémica estéril atravesada (cuando no) por la política. Porque no faltaron (como siempre) las inexactitudes, como que El Eternauta es una alegoría de la resistencia peronista de los 70, olvidando el pequeño detalle de que fue publicada desde 1957 al 59. Y sumergiendo a los iluminados en la eterna contradicción en la que los debates culturales nos han metido”.
“Que si Darín es antiperonista, que si quiere o no un cine financiado por el Estado, que si está bien que la produzca Netflix… ¿Qué tiene de malo que a El Eternauta la produzca Netflix? Más allá de que, en realidad, la serie contó con el apoyo de cuatro organismos estatales de Argentina, Uruguay, Canadá y la India. Es que así funciona la industria audiovisual en el mundo”, agregó.

“Y eso sin contar con las controversias que ha despertado el autor del cómic, Héctor Oesterheld, descubierto ahora por muchas generaciones, que si era montonero, que si no lo era, que su esposa esto, que sus hijas lo otro, como si eso desmereciera el producto. Habría que detenerse en el hecho de que esta historieta fue escrita seis años antes de que apareciera Dr. Who, nueve años antes que StarTrek, 20 años antes que Star Wars, una verdadera precursora, una historia muy poderosa contada sobre el dolor, la memoria y la resistencia en la Argentina. Porque no son pocos los que vieron señales de la guerra de Malvinas, de la dictadura militar y hasta del encierro de la pandemia, simbolizados en los fotogramas de esta serie”, observó, filoso, Rodríguez.
“No se cuestiona desde lo artístico lo que hizo Bruno Stagnaro, un señor director, que produjo varios guiños a otras series de Netflix, con efectos visuales notables, concepto artístico superlativo y actuaciones inolvidables. Sumado a que mientras el cómic original, publicado en 1957, se desarrollaba en un contexto contemporáneo a su creación, la serie nos catapulta a la Buenos Aires actual. Esta decisión del director Stagnaro -agregó-, si bien polémica, actualiza la narrativa para una audiencia moderna, planteando la eterna lucha por la supervivencia en un escenario reconocible. No se trata simplemente de un cambio estético, sino de una reinterpretación del mensaje original, adaptándolo a los tiempos actuales”, valorizó el periodista juninense de nacimiento, venadense por adopción.
“Ya se sabe, por repetido mil veces, que la serie es un gran tributo, un reconocimiento al héroe colectivo, con momentos épicos, como cuando se prenden fuego escarabajos alienígenas mientras Mereces Sosa canta el Credo de la Misa Criolla. Estremeciendo a propios y a extraños. Señores, dejen de discutir, reverencien a una verdadera obra maestra de la ficción. Acá, por si hiciera falta decirlo, yo estoy esperando la segunda temporada”, completó Juan Carlos Rodríguez.
¿Nieve tóxica en Venado?
En los últimos días, comenzó a circular en redes sociales una serie de imágenes creadas con inteligencia artificial (IA) por Facundo Druetta, en las que se recrean escenas de El Eternauta ambientadas en la ciudad de Venado Tuerto. Estas imágenes generaron gran interés por su calidad visual y por la originalidad de trasladar un clásico de la ciencia ficción argentina a un escenario local.

“Soy diseñador gráfico y recientemente me gradué como licenciado en Comunicación Audiovisual. En los primeros años de mi formación solía dedicarme en mis tiempos libres a realizar fotomontajes utilizando diversas herramientas de diseño. Siempre disfruté de esa actividad, aunque demanda bastante tiempo. Hoy, gracias a los avances tecnológicos, existen nuevas herramientas que permiten simplificar ese proceso”, expresó Druetta.
“La idea surgió mientras miraba la serie de El Eternauta. El cine siempre me interesó, sobre todo su proceso creativo y el detrás de escena. En un momento me pregunté qué pasaría si esta historia se hubiese filmado en Venado Tuerto. Aunque soy oriundo de Santa Isabel, imaginé a Venado como un escenario posible para una producción de ese tipo”, reveló. Y amplió: “Por cuestiones laborales, y ante la falta de tiempo, decidí recurrir a ChatGPT. Le compartí la idea general de lo que quería hacer, luego ajusté algunos aspectos a mi gusto, y así llegué al resultado final. Me sorprendió la rapidez y eficacia con la que la inteligencia artificial resolvió algo que, en otro momento, me hubiese llevado varias horas o incluso días de trabajo”.

Tras destacar su interés por la ciencia ficción y por la producción audiovisual nacional, el isabelense manifestó: “hacía mucho tiempo que no veía una producción argentina del género con la calidad que ofrece esta nueva versión de El Eternauta. Me impactó tanto su narrativa como, especialmente, los efectos visuales, que suelen ser un punto débil en nuestro cine”.
“Tenía mucha curiosidad por ver cómo se adaptaba esta obra icónica, y la verdad es que me sorprendió gratamente. En otras ocasiones, al ver películas argentinas con efectos especiales, sentía que quedaban un poco forzados o poco logrados. Sin embargo, en esta serie, todo me pareció muy bien elaborado. Al ver el detrás de escena, uno comprende el enorme trabajo que hubo detrás de cada imagen y cada secuencia, en virtud de soberbias actuaciones y una notable superproducción”, consideró Facundo Druetta.
