Semana histórica
Venado Tuerto vivió una fiesta inolvidable de vóley con la Selección Argentina Sub17 como protagonista

Con un marco de público imponente y una atmósfera vibrante, se inauguró oficialmente el nuevo piso deportivo del Club Ciudad con dos amistosos de alto nivel entre la Albiceleste juvenil y un combinado de la AVSOS
El vóley argentino tuvo su epicentro este fin de semana en Venado Tuerto. Durante dos días, la ciudad vibró con la energía de cientos de personas que colmaron el gimnasio de la Villa Deportiva del Club Ciudad para celebrar lo que fue una verdadera "fiesta del vóley”. Y no era para menos: la Selección Argentina Sub17 se presentó oficialmente con dos partidos amistosos de altísimo vuelo frente a un selectivo de la Asociación de Vóley del Sur Oeste Santafesino (AVSoS), en el marco de la inauguración oficial del nuevo piso deportivo del club anfitrión.


La postal fue perfecta. Cancha repletas, luces, sonido, sorpresas, regalos y una puesta en escena digna de los grandes eventos deportivos. Desde muy temprano, tanto el viernes como el sábado, el público fue copando el gimnasio con globos, camisetas, caras pintadas de celeste y blanco y un entusiasmo que se respiraba en cada rincón.
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La cinta, el aplauso y el juego
El acto inaugural, cargado de emoción, contó con la presencia de autoridades locales y provinciales. El intendente Leonel Chiarella, junto con integrantes de la subcomisión de vóley y de la comisión general del club, encabezaron el simbólico corte de cinta, acompañado por los concejales Carlos Jordán, Juan Ignacio Pellegrini y Micaela Meinero; los diputados Leo Calaianov y Sofía Galnares; la senadora provincial Leticia Di Gregorio y el presidente de la AVSOS, Juan Belbussi.

El reconocimiento general fue unánime: el nuevo piso deportivo no solo jerarquiza al club, sino que posiciona a Venado Tuerto como plaza deportiva de referencia en el vóley nacional.

“Esto es el resultado del trabajo conjunto, de la pasión y de la decisión de seguir invirtiendo en infraestructura para el deporte”, coincidieron los funcionarios durante el acto.

Un duelo vibrante, dos noches inolvidables
El viernes por la noche, el debut del renovado estadio fue con un partidazo que se definió en cinco sets y tuvo todos los condimentos de una final. La Selección Argentina Sub17 mostró su potencial y se impuso con parciales de 20-25, 18-25, 29-27, 25-15 y 13-15. El combinado de la AVSOS, lejos de achicarse, dio pelea hasta el último punto y se ganó la ovación del público.


El sábado, la historia se dio vuelta. Con la Albiceleste arrancando mejor y ganando el primero por 25-8, pero luego el combinado de la región apeló a toda su experiencia y ganó los otros tres por 25-22, 26-24 y 25-23, para quedarse con la revancha. El cierre fue a puro festejo, abrazos cruzados, fotos, autógrafos y camarería entre los chicos que llegaron para entrenar pensando en el Sudamericano y el club que los acogió durante una semana con mucho amor y respeto.


Un piso, una visión, un legado
La llegada de la Selección Argentina a Venado Tuerto no fue un hecho aislado. El club, la AVSOS y los entrenadores locales vienen trabajando desde hace años para posicionar al vóley como una disciplina central en la región. La inversión en el piso deportivo es parte de ese proceso. Ahora, con un espacio que cumple con estándares de alta competencia, el horizonte se amplía.

“Esto es histórico para nuestro club y para la ciudad”, señalaron desde la comisión directiva de Ciudad, que agradeció especialmente a la Federación del Vóley Argentino (FeVA) por la confianza depositada en la sede venadense para albergar a la selección.
Además de los partidos, los chicos del semillero local compartieron momentos con los jugadores de la Selección: entrenamientos abiertos, charlas y fotos que quedarán guardadas en la memoria y los celulares por mucho tiempo.

Más que del vóley: una fiesta de toda la comunidad
La fiesta del vóley en Venado Tuerto fue mucho más que deporte. Fue el símbolo de una comunidad que celebra cuando ve que el esfuerzo se transforma en oportunidades. Fue el abrazo entre generaciones de jugadores, entre clubes que compiten cada semana y se unieron para recibir a lo mejor del país. Fue una ciudad que se vistió de celeste y blanco, y a la vez mostró su identidad.
Porque en definitiva, lo que se vivió en el Club Ciudad fue una celebración de lo colectivo, de lo que se construye con trabajo, de lo que emociona cuando se hace con pasión. De lo que hay que imitar, sin celos ni egos, porque lo logrado no beneficia a unos pocos, sino que todos pueden salir ganando.

