Día Mundial
VIH: el sida aún no terminó y alertan por diagnósticos tardíos
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Las nuevas infecciones crecieron 9% en América Latina desde 2010, mientras que en el mundo cayeron 40%. En Argentina, el 45% de los diagnósticos siguen siendo tardíos. Alertan por el ascenso de otras ITS y advierten que el estigma, la falta de accesibilidad y la baja percepción de riesgo frenan el avance hacia la meta 2030.
(Por Luciana Lanzamidad) - De cara al Día Mundial del Sida, los últimos informes epidemiológicos muestran un escenario que obliga a reforzar la prevención, el testeo y el tratamiento del VIH. Mientras en el mundo se registran avances sostenidos y una reducción marcada de nuevas infecciones, América Latina enfrenta un crecimiento que preocupa a especialistas y organismos sanitarios.
En Argentina, la situación se vuelve aún más compleja por la alta proporción de diagnósticos tardíos y por el aumento de otras infecciones de transmisión sexual (ITS), lo que indica que las prácticas preventivas siguen siendo insuficientes.
Alta proporción de diagnósticos tardíos.
Un retroceso
Las cifras más recientes muestran un contraste profundo entre las tendencias globales y regionales. Desde 2010, las nuevas transmisiones de VIH disminuyeron 40% en el mundo, pero en América Latina aumentaron 9%, lo que convierte a la región en una de las más rezagadas en la respuesta internacional al VIH/sida.
De acuerdo con los informes de ONUSIDA, alrededor de 40,8 millones de personas vivían con VIH en el mundo en 2024, y 1,3 millones adquirieron la infección solo ese año. A pesar de que las muertes vinculadas al sida cayeron más del 50% en la última década, cada año unas 630.000 personas fallecen por causas relacionadas con la enfermedad.
Más de la mitad de quienes viven con el virus son mujeres y niñas, quienes también representan una proporción significativa de las nuevas transmisiones.
En América Latina, se estima que 2,5 millones de personas viven con VIH, con aproximadamente 120.000 nuevas transmisiones por año y 27.000 muertes relacionadas con el sida. En el Caribe, la cifra alcanza las 340.000 personas, con unas 15.000 nuevas infecciones y 4.800 muertes anuales. En total, cerca de 2,8 millones de personas conviven con el VIH en ambas regiones.
Según los especialistas, el avance insuficiente responde a múltiples factores: desigualdades sociales, falta de acceso a métodos de prevención, estigma persistente, baja percepción de riesgo, barreras para llegar al sistema de salud y menor inversión en estrategias de detección temprana.
Esto dificulta que la región pueda alinearse con la meta global de poner fin al sida como amenaza para la salud pública antes de 2030.
Reforzar la prevención, el testeo y el tratamiento del VIH.
Diagnóstico tardío y aumento de ITS
El Boletín Epidemiológico Nacional vuelve a marcar un dato que se sostiene año tras año: el 45% de los nuevos diagnósticos de VIH en Argentina son tardíos. Es decir, casi la mitad de las personas llegan al sistema de salud cuando la infección ya avanzó, lo que complica el tratamiento, aumenta los riesgos para la salud y prolonga la cadena de transmisión.
El diagnóstico tardío es una de las principales barreras para frenar la circulación del virus. Cuanto más tiempo transcurre sin detectar la infección, más difícil es acompañar a esa persona con un tratamiento adecuado y evitar nuevas transmisiones. Por eso, los organismos sanitarios insisten en la necesidad de realizar chequeos de ITS de manera regular, aun cuando no existan síntomas.
Este panorama se agrava con el aumento sostenido de Sífilis, que alcanzó el nivel más alto desde que existen registros oficiales en el país. Lo mismo ocurre con otras infecciones de transmisión sexual, lo que revela que las prácticas preventivas necesitan reforzarse en todos los niveles: comunitario, sanitario y educativo.
La recomendación de los especialistas es clara: los chequeos deben incorporarse como parte de los controles de salud habituales, especialmente luego de situaciones de riesgo como relaciones sexuales sin preservativo o uso compartido de jeringas. También subrayan la importancia del acceso garantizado a preservativos, métodos de prevención y diagnóstico temprano.
Una de las herramientas clave para reducir las transmisiones es la conocida fórmula “I = I” (Indetectable = Intransmisible).
Cuando una persona con VIH accede al tratamiento y logra una carga viral indetectable, no transmite el virus por vía sexual. Se trata de un dato respaldado por evidencia científica y considerado uno de los hitos más importantes en la lucha contra la epidemia, aunque su difusión aún es insuficiente.
¿Qué tan lejos estamos de la meta 2030?
Los informes internacionales advierten que, si bien existen avances en tratamientos y nuevas tecnologías médicas, los desafíos estructurales siguen siendo enormes.
La llegada de terapias innovadoras —incluidos los inyectables de acción prolongada, capaces de prevenir o tratar la infección por varios meses con una sola dosis— representa un cambio significativo en la estrategia global.
Sin embargo, los costos elevados dificultan su incorporación en los sistemas públicos de salud de muchos países de ingresos bajos y medios, entre ellos gran parte de América Latina.
Para los organismos internacionales, alcanzar la meta 2030 requiere más que innovación farmacológica: se necesita reducir las desigualdades, aumentar el acceso al diagnóstico y reforzar las políticas de prevención.
También es fundamental combatir el estigma, que sigue siendo una de las principales razones por las cuales muchas personas evitan testearse o consultar ante una sospecha.

