Informe del Rosgan
Balance 2025: un muy buen año para el sector ganadero
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Con precios históricos, márgenes positivos en casi todos los eslabones y un contexto macroeconómico más estable, el productor ganadero emerge como el principal beneficiado de un año que podría marcar el inicio de un cambio de ciclo.
Al acercarse el cierre de 2025, el ejercicio de balance se vuelve inevitable. En el caso del sector de ganados y carnes, la evaluación de los últimos doce meses arroja un resultado claramente positivo, con indicadores que reflejan una mejora sustancial en la rentabilidad y en las expectativas de mediano y largo plazo.
El productor ganadero se consolida como uno de los grandes ganadores del año. Una combinación poco frecuente de factores explica este desempeño: condiciones climáticas mayormente favorables para la producción a campo; un escenario macroeconómico que si bien aún presenta desafíos, comienza a ofrecer mayor previsibilidad.
En total se relevaron 2.288 machos y 2.265 hembras pertenecientes a 18 cabañas ubicadas en San Luis, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa, como consecuencia, un mercado con valores excepcionales para la hacienda, que permitió recomponer márgenes en un contexto de costos todavía elevados.
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Precios récord
El análisis de los valores de la hacienda a lo largo de los últimos 20 años muestra que 2025 quedará registrado como un año de récords históricos en prácticamente todas las categorías. Medidos en dólares, los precios actuales superan ampliamente los promedios del período 2005–2024.
El ternero de 160 a 180 kilos se ubica un 86% por encima de ese promedio; el novillito liviano, hasta 390 kilos, un 56% superior; y el novillo, un 70% por encima.
A su vez, en los últimos doce meses —medidos a noviembre— todas las categorías mostraron incrementos que superaron holgadamente la inflación.
Mientras el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) registró una suba interanual del 22,5%, la hacienda evidenció aumentos de entre el 60% y más del 90% en el caso de los novillos, consolidando una mejora real de los ingresos del productor.
En este marco, el último informe económico ganadero elaborado por la SAGyPYA confirmó que todos los eslabones de la cadena productiva —cría, invernada y engorde— obtuvieron márgenes brutos superiores a los del año pasado.
Algunos segmentos, como la cría y el ciclo completo, alcanzaron resultados un 54% por encima del promedio de la serie iniciada en 2011, un comportamiento poco frecuente en un mismo ciclo ganadero.
Señales de un cambio de ciclo
La mejora de los márgenes llega en un momento clave para el sector. En los últimos años, el stock de vientres cayó de manera significativa, con una pérdida cercana al millón de cabezas en apenas dos campañas.
Si bien la eficiencia reproductiva mostró avances graduales, el número total de nacimientos continúa condicionado por el tamaño del rodeo, que se ubica en poco más de 22 millones de vacas.
La mayor zafra de terneros de los últimos 15 años se registró en 2022, con 15,1 millones de cabezas, antes del impacto de la sequía.
En la actualidad, la producción ronda los 14,6 millones, es decir, unos 500 mil terneros menos. Esta menor disponibilidad inicial limita la reposición a lo largo de toda la cadena de engorde y termina impactando en la oferta de animales terminados para la industria.
Expectativas hacia 2026
Este escenario de oferta restringida coincidió con un mercado internacional altamente demandante y con valores históricamente elevados. La exportación, para sostener niveles mínimos de abastecimiento, debió trasladar gran parte de esa mejora de precios al productor.
Sin embargo, hacia el cierre del año, varias plantas frigoríficas —especialmente las orientadas al mercado externo— optaron por reducir su actividad, adelantando paradas anuales para mitigar quebrantos acumulados.
De cara al próximo ciclo, el desafío para la industria será significativo. Si se confirman los pronósticos, 2026 podría marcar el inicio de la tan esperada fase de retención, lo que tensionará aún más el aprovisionamiento y obligará a maximizar la eficiencia operativa en todos los niveles.
En definitiva, 2025 cierra como un año muy favorable para el productor ganadero, aunque deja señales de alerta para otros eslabones de la cadena.
El clima general es de optimismo, pero las decisiones de inversión de mayor envergadura aún esperan la consolidación de reformas estructurales en materia impositiva y laboral, que el Gobierno impulsa como parte central de su agenda para el próximo año legislativo.

