Emergencia vial en Santa Fe
Cuando el mercado se queda sin caminos
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El enfoque del presidente Milei, que coloca al mercado, la competitividad y la producción en el centro de su proyecto económico, se enfrenta directamente con el abandono de las rutas nacionales que sostienen gran parte del transporte de cargas del país.
Por Jorge Henn (*)
Desde la responsabilidad en la gestión y planificación del transporte y la logística de la provincia, es imposible permanecer indiferente a una contradicción que impacta plenamente en Santa Fe y, en consecuencia, en todo el entramado productivo del país. Las rutas nacionales que nos atraviesan —verdaderas arterias por donde fluye gran parte del comercio interior y exterior argentino— muestran un deterioro preocupante que pone en riesgo la estructura misma sobre la que se sostiene nuestra economía.
El enfoque del presidente Javier Milei, que coloca al mercado, la competitividad y la producción en el centro de su proyecto económico, se enfrenta directamente con el abandono de las rutas nacionales que sostienen gran parte del transporte de cargas del país. Sin una red vial segura y en buen estado, el flujo de bienes se hace más costoso, lento y riesgoso, afectando tanto a los productores como a los consumidores. Esta incoherencia vuelve totalmente contraproducente su estrategia: impulsa un modelo basado en la eficiencia del mercado mientras descuida la infraestructura esencial que le da sustento, generando un cuello de botella que limita el propio crecimiento que dice promover.
Resulta incomprensible que el presidente Javier Milei sostenga un discurso que exalta la libertad de mercado, la competitividad y la expansión productiva, mientras se permite el deterioro acelerado de las rutas nacionales que son la base física para que esos objetivos se materialicen. La falta de inversión y mantenimiento en la infraestructura vial encarece el transporte, reduce la competitividad exportadora y aumenta los riesgos viales, convirtiéndose en un obstáculo directo para el desarrollo económico que el propio gobierno proclama como prioridad.
Es preocupante el estado de la Ruta 11 en algunas zonas de la provincia de Santa Fe.
En Santa Fe, esta contradicción es particularmente grave. No hablamos de rutas secundarias: la 11, la 34 y la 9, entre otras, son corredores estratégicos que unen regiones productivas, abastecen a los puertos del Gran Rosario y conectan el corredor bioceánico. Sin embargo, presentan tramos intransitables, banquinas cubiertas de maleza, puentes sin mantenimiento y señalización deficiente. Cada bache, cada desvío forzado, es tiempo y dinero que se pierde, y riesgo que se multiplica.
La situación se ha visto agravada por decisiones nacionales que son difíciles de explicar desde la lógica de un país que pretende ser competitivo. Una de ellas fue el cierre de Vialidad Nacional, que dejó a la provincia sin presencia operativa ni administrativa para dar respuesta rápida a emergencias, planificar obras o ejecutar mantenimientos. Ante esta inacción, el gobierno provincial, encabezado por Maximiliano Pullaro, ha manifestado su preocupación de manera pública y directa. Varios ministros se han sumado a esta advertencia, y ya se han iniciado presentaciones judiciales contra el Estado nacional para exigir el cumplimiento de sus responsabilidades, por parte de varios legisladores.
“El desarrollo productivo necesita caminos transitables y seguros. Sin rutas, no hay exportaciones eficientes ni competitividad posible”, advirtió el ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini, resumiendo la urgencia de una agenda vial que hoy el Estado nacional parece haber abandonado.
Desde la Secretaría de Transporte y Logística creemos que el “ahorro” en la obra pública que se muestra como una victoria fiscal no es más que un gasto trasladado al futuro y pagado hoy por productores, transportistas y ciudadanos. Esto se paga en vidas perdidas por accidentes evitables, en daños a vehículos, en demoras que encarecen la logística y en oportunidades comerciales que se esfuman frente a competidores con infraestructura moderna y eficiente.
Santa Fe seguirá reclamando. No podemos aceptar que la retórica de la competitividad y la libertad de mercado pesen más que el pavimento. Un país sin rutas seguras y bien mantenidas no es competitivo, y una provincia que sostiene gran parte del transporte nacional no puede quedarse de brazos cruzados mientras sus corredores estratégicos se deterioran. Porque la paradoja del progreso es esta: pretender crecer sin cuidar los caminos por donde ese crecimiento debe transitar.
* (ex vicegobernador de la Provincia de Santa Fe - ex Defensor del Pueblo de la Provincia de Santa Fe – actual subsecretario de Transporte y Logística / Ministerio de Desarrollo Productivo provincial)