Mirada desde el Sur
El peronismo santafesino coquetea con el precipicio
"Estas anotaciones preelectorales, de estos días de febrero, permiten la pregunta: ¿Estaremos asistiendo a un suicidio colectivo en el peronismo santafesino?", interroga, filoso, el autor de la nota.
¿Qué hacía usted en los primeros días de febrero de 2020, 2021, 2022 o 2023? En todos los años mencionados, en el mes de febrero, el gobernador de la provincia era Omar Perotti. Una mayoría de votantes santafesinos lo puso, como representante del peronismo, en la Casa Gris. Este febrero es diferente. Muy diferente. Desde aquel entonces, día por día, el peronismo ha retrocedido en cantidad de intendencias y comunas, también en el número de concejales y, de hecho, en la cantidad de diputados provinciales.
No solo que hay pocos, sino que los pocos que están, debido a la dispersión, terminan siendo menores en su propia representación. Una parte de 8 no es lo mismo que una parte de 4. El 11 de diciembre de 2023 la debacle fue inocultable. Nada fue más visible que la desvinculación de los dirigentes con el pueblo, con los votantes. No los votaron.
Saber discutir es necesario
Repetiré lo que me transmitía Pino Solanas: "Perón me decía, vea Pino, cuando entre a una discusión, si usted consigue el 50% de los puntos que pedía, usted ganó y paga el asado". El peronismo, de la mano de Perotti, comenzó a encerrarse, a comprometerse en discusiones ociosas, menores, algunas de dinero, otras de cargo, mínimas venganzas y rencores de pueblo chico.
Perotti fue votado como gobernador y ejerció el cargo. No fue el dirigente que el peronismo necesitaba para quedar cohesionado, listo para una segunda vuelta. No supo. Está claro que el contexto nacional cambió. Cambió para todos. Nada tan sólido como el peronismo santafesino y sus números. Nada tan flácido como el final de esa gobernación.
El territorio provincial, con sus senadores, muestra claramente la derrota. El peronismo es una minoría que intenta mantener en alto… su escritorio. Las diputaciones provinciales son una diáspora que exime de cualquier excusa: no hay unión.
El tema es sencillo en el planteo: nunca se debatió, nunca se parlamentó. Saber discutir era necesario. Traicionaron a Perón o no lo leyeron. Las dos posibilidades, ignorancia o traición no pueden evitarse. Todos deben anotarse en ese examen. Volvamos al eje: Perotti, para dar un ejemplo, hizo toda la carrera, desde el municipio, los ministerios, al plano nacional hasta concluir con lo más alto: Gobernación.
Suicidio encubierto
Estas anotaciones preelectorales, de estos días de febrero, permiten la pregunta: ¿Estaremos asistiendo a un suicidio colectivo en el peronismo santafesino? No es posible entender, excepto por una ausencia de diálogo, que un ex gobernador, una ex vicegobernadora, un dirigente varias veces ministro nacional, un senador nacional en ejercicio, diputados nacionales y provinciales, dirigentes con cargos en ministerios nacionales de los gobiernos anteriores, profesores de Derecho Constitucional, no lleguen a un punto mínimo de acuerdo partiendo de un eje: peronismo.
¿Tanto se desentendieron de su origen? ¿Hemos llegado, en la provincia de Santa Fe al primer abismo y se están tirando al precipicio? ¿Cada quien necesita salvarse solo? Soy periodista, hago las preguntas. Es difícil sostener, en la conversación pública, lo que a esta fecha se advierte: un grupo va con un subsector del antiguo Partido Socialista subdividido, que lo acoge en su seno. Otro sector va con los restos de un partido justicialista que es una cáscara con las paredes desteñidas, poco más que un sello.
Otro espera la señal para, con inscripciones en partidos provinciales, se acerque al mínimo humillante: más de 71.000 votos en la provincia para estar en el listado de quienes llegaron hasta allí, al pie de la Reforma de la Constitución de la Provincia. El punto más difícil de entender es que, en el mismo día, con la misma inscripción se resuelva el listado de la segunda elección, la de medio término provincial. Hay algo peor: ¿nadie piensa más allá de 2025 en el peronismo?
La memoria de Iván Cullen
Sobre el año 1994, como periodista -aún lo soy- tenía una relación con Iván Cullen, gran jugador de póker, excepcional charlista, fenomenal ironista, lamentablemente tatengue, hincha de Unión, pero nadie es perfecto. Todos los temas referidos a leyes servían para que lo llamase y siempre salía al aire, en los programas que conduje, diciendo lo suyo, su opinión.
"Vea Acosta, toda mi familia ha estado, siempre, en los procesos de Reforma Constitucional. En esta yo tengo que estar… voy a conseguir un partido que me preste su sello, pero no tengo plata para una campaña publicitaria… ¿Usted me podrá dar una mano? Es muy importante para mi ser constituyente".
Le hizo el mismo pedido a varios ese personaje que era Iván. Fue constituyente. En años posteriores me dejó una frase, que aún creo importante: "Vea Acosta, sin el núcleo de Coincidencias Básicas eso no hubiese ido ni para atrás ni para adelante… hay que sentarse a discutir sabiendo de qué se va a discutir".
Confieso que siempre soñé con ser constituyente. No es poca cosa, es muchísimo. Indignan los políticos que dicen que "no van a participar". Es la provincia, somos nosotros, somos la reformulación de aquello que viene desde 1960/1962. Es difícil sostener que se integra la vida política santafesina y que se delega la posibilidad de participar. Obvio que estoy fuera de las listas. No indica que no participo.
No es excusa que se piensa diferente sobre leyes y mandatos. Es la vida de los santafesinos la que se hace necesario resolver, actualizar. ¿Qué clase de dirigente es el que no quiere dirigir? ¿Se trata de no mostrar que se tienen pocos votos? El ejemplo de Iván aparece toda vez que lo que se juega es esto: Constitución de la Provincia de Santa Fe. No hay nada más alto. Nada. La dirigencia que se esconde, habitantes de partidos pequeños que necesitan un modo turbio de sobrevivir van por un lado.
Los dirigentes de un partido histórico que, por sus malsanas ramplonerías, no logran acordar para sobrevivir, tal vez empezar a crecer desde este punto tan bajo, deberían resolver si pertenecen al peronismo o están en la nómina de una agencia de empleos. Un trabajo digno, que quede en claro este punto. Pero absolutamente alejado de una trayectoria histórica, de un legado, de un porvenir. Publicaría un aviso: "Dirigente peronista, si está distraído no maneje".
Confieso que siempre soñé con ser constituyente. No es poca cosa, es muchísimo. Indignan los políticos que dicen que "no van a participar". Es la provincia, somos nosotros, somos la reformulación de aquello que viene desde 1960/1962. Es difícil sostener que se integra la vida política santafesina y que se delega la posibilidad de participar. Obvio que estoy fuera de las listas. No indica que no participo.