Su defensa de la soberanía argentina
Estanislao López y el ataque de Estados Unidos sobre las islas Malvinas en 1831

El gobernador de Santa Fe expresaba su más enérgica condena: "Este hecho tan contrario al derecho de las naciones, es tanto más desagradable, cuanto que él ha sido perpetrado por un súbdito de un gobierno tan perfectamente identificado en principios políticos con los que profesa la República Argentina, y cuyas relaciones de amistad y buena inteligencia era de esperarse que nunca hubiera sufrido alteración alguna"
Por Alejandro Damianovich (*)
El 10 de junio de 1829, en medio de la crisis política derivada del fusilamiento de Manuel Dorrego (13 de diciembre de 1828), el gobierno de Buenos Aires, que tenía jurisdicción sobre todo el territorio del sur argentino, dispuso la creación de la Comandancia Militar de las Islas Malvinas. Allí vivían colonos dedicados a la pesca y a la cría de ovejas que reconocían la soberanía argentina sobre el archipiélago y comerciaban con los barcos balleneros, especialmente norteamericanos, que explotaban los recursos del Atlántico Sur.
El recorte contiene la protesta de Estanislao López sobre el ataque norteamericano a las Malvinas el 31 de diciembre de 1831.
Fue esta actividad de balleneros y loberos la que dio lugar al conflicto que derivaría en la pérdida del control argentino sobre el archipiélago. El cumplimiento de las condiciones establecidas para su ejercicio legal fue desconocido por los norteamericanos, por lo que el comandante Luis Vernet hizo apresar algunos balleneros de esa nacionalidad. Se disparó enseguida el conflicto diplomático en Buenos Aires abierto por los reclamos del cónsul Jorge Slacum.
Con desprecio del derecho argentino sobre el mar austral y sin esperar respuesta, el cónsul envió a la corbeta de guerra Lexington a Malvinas, rescató las naves secuestradas, sembró la destrucción en las instalaciones de Puerto Soledad y capturó a los colonos que fueron trasladados a Montevideo. Era 31 de diciembre de 1831 y el estatus jurídico argentino se estaba apenas bosquejando.
Algunas de las provincias argentinas ya constituían la Confederación prevista en el Pacto Federal del 4 de enero, pero recién había finalizado la guerra entre las provincias federales y las que habían respondido al general Paz en el interior. Juan Manuel de Rosas gobernaba en Buenos Aires y Estanislao López alentaba desde Santa Fe a las otras provincias a confederarse, luego de ser derrotadas por Facundo Quiroga el 4 de noviembre en La Ciudadela.
Procuraba también López sostener la Comisión Representativa que el mismo pacto creaba (la que era cuestionada por Rosas), y no renunciaba al proyecto de constituir el país en el corto plazo. El ataque norteamericano llegaba en medio de este proceso de acomodamiento interno de fuerzas entre las provincias. En el momento en que llega la noticia a Buenos Aires el gobernador Rosas estaba enfermo, siendo reemplazado por Juan Ramón Balcarce en forma interina, entre el 6 de febrero y el 7 de marzo. Fue Balcarce, justamente, quien el 14 de febrero de 1832 libró un oficio a los otros gobernadores informándolos sobre lo ocurrido en Malvinas.
La condena de López al atropello norteamericano
El pasado 2 de abril, en medio de la conmemoración de la recuperación transitoria de Malvinas de 1982, el colega Julio Rodríguez me envió desde Rosario un documento digitalizado que yo desconocía. Se trata de la respuesta de Estanislao López al oficio de Balcarce, fechada el 9 de marzo de 1832 y publicada en la Gaceta Mercantil el jueves 22 del mismo mes y año.
El gobernador de Santa Fe expresa su más enérgica condena y dice: "Este hecho tan contrario al derecho de las naciones, es tanto más desagradable, cuanto que él ha sido perpetrado por un súbdito de un gobierno tan perfectamente identificado en principios políticos con los que profesa la República Argentina, y cuyas relaciones de amistad y buena inteligencia era de esperarse que nunca hubiera sufrido alteración alguna"
La realidad era otra. Aunque los Estados Unidos e Inglaterra habían reconocido la independencia argentina, el país no se afianzaba como Estado y daba ante el mundo una imagen de constante inestabilidad y desgobierno. El mismo año del ataque norteamericano sobre Malvinas las provincias se habían enfrentado divididas en dos bloques, y aunque López reclamó a su término el dictado de una Constitución Nacional no consiguió el acuerdo de Buenos Aires
También era ficticia la idea que López se representaba de los Estados Unidos de América. Si bien a fines de 1823 el entonces presidente James Monroe había expuesto los principios que parecían respaldar los derechos soberanos de los países del continente (la llamada Doctrina Monroe, redactada por el secretario de Estado, John Quincy Adams), al declarar la célebre fórmula "América para los americanos", la realidad era diametralmente otra, pues mostraba las apetencias expansionistas del país, que ya había adquirido Luisiana a los franceses en 1803 y La Florida a los españoles en 1819.
La protesta de López continuaba diciendo: "Espera confiadamente el gobierno de Santa Fe que Excmo. de Buenos Aires, a cuya hábil dirección está confiada la administración de los negocios extranjeros, obrará en el asunto a que da mérito esta contestación, de una manera conforme a los principios que establece el derecho de los pueblos cultos y decoro tan justamente debido a la República Argentina".
Estrictamente hablando, para marzo de 1832, la República Argentina no existía como un Estado Nacional. Se estaba conformando en cambio una Confederación, como un conjunto de estados soberanos unidos por el pacto de 1831 sin una autoridad superior que las gobernara a todas. En todo caso, el ataque norteamericano sobre Malvinas afectaba a la soberanía territorial de Buenos Aires, y como agresión extranjera a uno de los estados confederados podía poner en marcha los mecanismos solidarios de las otras provincias conforme al artículo segundo del tratado.
Cuando López escribía su protesta ya estaban confederadas Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, firmantes del acuerdo original, y se habían sumado Santiago del Estero, Córdoba, Mendoza, Corrientes y La Rioja. Pero faltaban Tucumán, San Luis, Salta, Catamarca y San Juan, que lo fueron haciendo en el transcurso del año. A la adhesión de las provincias al Pacto Federal se sumaba la delegación de la representación ante el extranjero que se le confería al gobierno de Buenos Aires.
Importancia del documento
Desde que José Luis Busaniche publicó en 1927 su libro sobre Estanislao López, se conocía la carta que este había escrito al gobierno de Buenos Aires tras la usurpación británica de las islas Malvinas, firmada el 25 de febrero de 1833. Como es sabido fueron dos notas las enviadas por López en respuesta a la comunicación oficial del gobernador de Buenos Aires. Una dirigida al general Balcarce y otra al encargado de negocios de Santa Fe ante el gobierno porteño, Pedro Pablo Vidal.
Ambos escritos merecieron estudios de otros historiadores, como Leo Hillar y Liliana Montenegro. Y más recientemente, Victorio Marzocchi y Francisco Iturraspe actualizaron información sobre el tema e identificaron las protestas que otros gobernadores habían formulado ante el atropello británico. Así supimos que las cartas de López formaban parte de una reacción más amplia que incluía las de los gobiernos de Corrientes, Entre Ríos, Santiago del Estero, Salta, San Juan y Catamarca, y que se extendía al de Bolivia.
En su carta a Vidal, López señalaba, en consecuencia con su prédica a favor de la organización nacional, que: "(...) este y otros muchos vejámenes varias veces inferidos a la república tienen esencialmente su origen en la inconstitución en que se encuentra el país y la figura poco digna que por ello representa".
Esta tercera carta de López sobre Malvinas que ahora conocemos y que es en realidad la primera de las escritas entre marzo de 1832 y febrero de 1833, completa la secuencia condenatoria de dos alevosas violaciones de la soberanía nacional que están a su vez encadenadas. La invasión inglesa fue instigada por los Estados Unidos, con desprecio de la Doctrina Monroe de 1823, actitud que se reeditaría en 1982 violando nuevamente el principio que la sustentaba: "América para los americanos".
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos, en el año de su 90° Aniversario (1935-2025).