Para el debate
¿Gobierno laico o católico?
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Por Alberto Fabián Estrubia
En estos momentos de cambios constitucionales aparece con fuerza este ítem: si la Constitución de la provincia de Santa Fe debe mantener su carácter de Católica o puede cambiar esa expresión por el de "Gobierno Laico" (como lo tiene la república de Uruguay por ejemplo). Y el revuelo se armó porque hay gente que piensa que no podemos seguir titulando al gobierno como Católico cuando un gran porcentaje de la población no lo es, e incluso es agnóstica o no cree en nada. Y estos que son indiferentes tienen miedo de quedar pegados a las creencias y que se los llame burlescamente "chupa cirios".
Lo primero que hay que aclarar es que "laico" no significa ni hereje, ni ateo ni agnóstico. No, "laico" significa no consagrado. Los obispos, los sacerdotes y las monjas son "consagrados", mientras que todos los demás somos "laicos": es decir, no consagrados. Incluso la Iglesia Católica tiene mucho escrito para "los laicos de la Iglesia". Lo opuesto a laico, sería proponer un Estado teocrático como lo es actualmente el de Irán, donde los religiosos tienen a su cargo el gobierno civil. Eso sí que sería cuestionable. Lo que es para pensarlo, si para ocupar cargos públicos se tiene que ser católico, esto sí es una condición que limita la posible participación de personas no católica
Una de las experiencias argentinas que tuvimos sobre esta alianza entre lo religioso y lo político ocurrió en 1947, cuando Juan Domingo Perón, por pedido de la jerarquía católica impuso la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, lo cual no fue bien recibido y seguramente de pocos réditos. Hasta que en 1955 ambos actores entraron en conflicto y Perón suprimió dicha materia de la currícula. Y entonces todo terminó mal, se quemaron iglesias y las fuerzas armadas tomaron el poder político.
De buscar un Estado Laico no permitiría la injerencia indiscreta de las Iglesias en el gobierno de la civilidad, pero que haya una relación de colaboración o ayuda entre ambas, el Estado y las Iglesias podrían tener sus beneficios sin redundar en sumisión o dependencia. El rol fundamental del sistema educativo, especialmente en los niveles Primario y Secundario es el de formar al ciudadano en los preceptos científicos y morales.
Y en este último aspecto es donde podrían colaborar las iglesias cristianas, no cristianas o el llamado Humanismo porque la inicial formación moral del niño y del adolescente que comienza en la familia son fundamentales y se prolongan y perfeccionan en el ámbito escolar. Y para decir más se perfeccionan en el ámbito universitario. Y algo muy importante: la religiosidad es muy personal y tiene manifestaciones grupales o comunitarias donde cada uno elige con total libertad para sí mismo y se suma a un conjunto de similares.
Y creo que si vivimos en un país que pretende ser democrático, debemos apoyarnos en la Constitución Nacional que dice "promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y la de todos aquellos que quieran habitar el suelo argentino".