Crónicas ligeras
Milei: cuidado con los estudiantes
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I
Javier Milei deberá persuadirse de que no resulta políticamente conveniente la batalla que libra contra la universidad, los médicos del Garrahan, los discapacitados y los jubilados. Señales de que cada vez que se enreda en esos candombes sale derrotado ya ha tenido de sobra. Las elecciones del domingo pasado han sido una demostración más; lo mismo puede decirse de la marcha universitaria del miércoles en la que estudiantes, profesores, médicos y opinión pública le dijeron que no hay país civilizado, y mucho menos libre, con universidades, centros de salud, discapacitados y jubilados menesterosos. Si un consejo me fuera permitido darle al señor presidente, le diría que a ningún mandatario de derecha o de izquierda del mundo contemporáneo le ha ido bien cuando se metió contra los estudiantes. A esta verdad la entendieron tarde los dictadores bananeros de derecha y los burócratas comunistas de Europa del Este. En nuestro país, desde Juan Domingo Perón en adelante, los presidentes aprendieron que no era saludable para su investidura meterse con los muchachos y las chicas. El propio Perón admitió alguna vez, en el exilio, que si un error había cometido en su gobierno fue haberle declarado la guerra a los estudiantes. "Me hicieron la vida imposible durante diez años", exclamó. Y con ese esbozo de sonrisa y guiño de ojo que daba cuenta de su sabia picardía, agregó: "Me metí con los estudiantes y en el acto me saltaron a la yugular los padres de los muchachos porque, entonces aprendí, que a ningún papá o mamá le gusta que la policía le garrotee al hijo por más equivocado que esté el chico o por más revoltoso que sea. Conclusión, me terminé de poner a la clase media en contra para siempre". Hipólito Yrigoyen algo sabía de eso, porque todas las crónicas de los años treinta coinciden en señalar que la campanada final contra el gobierno radical la dio la FUA cuando salió a la calle alentada, entre otros canes, por los editoriales y las crónicas del diario Crítica. Y Arturo Frondizi recibió su lección en las jornadas de la laica y la libre, ocasión en la que hasta sus hermanos salieron a la calle con los muchachos. Ni hablar de Juan Carlos Onganía, que se dio el gusto de filmar una noche de bastones largos, pero tres años después escapaba por los techos corrido por manifestaciones estudiantiles y obreras. Complicada la relación política con los estudiantes. Son jóvenes, están agrupados en las aulas y en las facultades, disponen de la edad, la energía, la pasión y los elevados porcentajes de testosterona para dedicarse con entusiasmo a las causas que dicen defender. Y para el caso que hablo, poco importa que esa causa sea históricamente justa o injusta. En definitiva, le digo a Milei: no se meta en camisa de once varas.
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II
Seguramente, para no oír lo que no quiere oír y no ver lo que no quiere ver, Milei viajó a Paraguay para asistir a esas reuniones con los renacuajos de la ultraderecha que pulula en el mundo, reuniones que lo fascinan porque allí puede mostrarse tal cual es y ensañarse, entre otras aficiones, contra los periodistas argentinos. Trepado a la tribuna, ponderó a Paraguay, pero en particular al modelo económico paraguayo. Típico. Conozco Paraguay, y en homenaje al humor podría decirles que Paraguay existe para que los argentinos nos convenzamos de una vez por todas de que hay países que son infinitamente más atrasados, más corruptos y más tramposos que nosotros. Aconsejo a los amigos desahuciados con Argentina viajar una temporada a Paraguay para reconciliarse con nuestra patria. ¿Por qué? Prque su clase dirigente está carcomida de vicios hasta los tuétanos. El narcotráfico, el contrabando, el lavado de dinero, el cuatrerismo, suelen ser sus aficiones preferidas. Paraguay en términos de vida cotidiana y ejercicio del poder nunca superó al dictador Alfredo Stroessner. Y sus dirigentes en su intimidad saben que es el maestro. Su actual clase política es mayoritariamente corrupta y sus presidentes compiten no por currículum sino por prontuarios. Puedo seguir describiendo ese paisaje bucólico de la barbarie y el atraso, donde hasta hace poco tiempo le rendían homenaje a Anastasio Somoza y Chiang Kai-shek; un país en el que hasta los obispos "de izquierda" se comportan como jeques árabes y no se distinguen por las bendiciones que prodigan sino por los hijos que traen al mundo. Pero por el momento me resigno a admitir que solo un personaje como Milei puede ponderar los logros de un país devastado por las más diversas y brutales modalidades del delito. Tal vez no sea una casualidad histórica que así como desde los tiempos de la dictadura de Juan Manuel de Rosas, los héroes de la libertad se exiliaban en Uruguay, nuestros fascistas y facinerosos locales siempre prefirieron como segundo hogar la cálida protección de Paraguay. ¿Y la inflación? Esa baja inflación paraguaya, presentada como un logro humanista casi divino, no hace más que confirmar que también en el infierno es probable que la inflación sea baja, lo cual no quiere decir que se trate de un lugar que sea agradable para vivir. Entonces concluyo curándome de salud con el habitual lugar común de decir que tengo amigos en Asunción que he conocido en Paraguay, gente buena y decente. También conozco muchos paraguayos que viven en Argentina, personas que trabajan duro para ganarse el pan y, en particular, para enviar remesas de dinero a sus paisanos, porque, es bueno recordarlo, en ese paraíso liberal que pondera Milei una de sus principales fuentes de ingresos proviene de la ayuda de paraguayos que viven en Argentina. Como ya dije al inicio de esta nota: Paraguay existe, entre otras cosas, para convencernos a los argentinos de que hay lugares peores para vivir.
III
Volviendo a nuestros pagos, y retomando la letanía preferida del gobierno nacional, destaco que en estos días el riesgo país se escribe con los mismos números de la cotización del dólar: 1.500. Ironías de la política. Chile y Uruguay están gobernados por gestiones de izquierda, sinónimo de infierno para los paladines libertarios. Sin embargo, en ese infierno tan temido el riesgo país no llega a cien puntos. El ministro Luis Caputo, el mismo que con su tono canchero y canyengue nos recomendó "comprá campeón", ahora está a punto de decirnos "vendé campeón". Paradojas de la vida, porque si a estas cifras nos las tomamos a pecho, para los centros de la burguesía mundial Chile y Uruguay bajo el signo de la izquierda parecen ser más confiables que la Argentina derechista alentada por Milei. Dejo para los economistas los menesteres de los tecnicismos y las ecuaciones en las que, me temo, nunca llegan a ponerse de acuerdo. Más pedestre y elemental, insisto en que una nación no se forja con números sino con valores, esfuerzos y satisfacciones. Dibujen en la pizarra los números que más le gusten, pero a quienes participamos en los diferentes escalones de la clase media nos consta que el sueldo no alcanza para llegar a fin de mes o si alcanza es haciendo recortes cada vez más ofensivos a nuestra calidad de vida. Respecto a doña Rosa (referencia insoslayable de Bernardo Neustadt) y a don Ramón, la jubilación y la pensión hace rato que no le alcanza para llegar a fin de mes, pero lo notable es que ahora no le alcanza para llegar a mediados de mes. Y creo que me quedo corto.